-¡Deberíamos haber puesto también al abuelo al sol!- Pensó inocente Adri.
-¡Vamos! ¡Corre Pipo!
Los dos corrieron sabiendo que disponían de poco tiempo antes de que la avispa despertara. Primero llegó Pipo, -siempre era el más veloz, más veloz que ningún chico del barrio, más veloz que los gatos-, Adri llamó a la puerta de su casa con insistencia. Abrió mamá.
¿¡A qué tantas prisas niño!? ¿Te estás meando?- Preguntó, enfadada.
-No mamá... ¿!Dónde está el costurero!? ¡Rápido!
-¡Encima de la mesa del comedor! ¡Deja todo como estaba!- Gritó desde la cocina.
Era un costurero de madera, estilo Morgan, con varios departamentos en su interior. Adri lo abrió, -Pipo volvió a percibir el olor a tiempo, a madera vieja, a pasado- hurgó en el fondo y extrajo un carrete de hilo, arrancó una hebra larga y, sin perder tiempo se fueron sin decir nada a su madre, cerrando de un portazo.
Adri se golpeaba con la palma de la mano en el glúteo derecho a modo de jinete del Séptimo de Caballería, cabalgando de nuevo hacia la fuente. Cuando llegaron, la avispa empezaba a mover levemente una pata...un ala. Adri la levantó del suelo y la ató un extremo del hilo a la finísima cintura, eso sí..con sumo cuidado, para no romperla. Un ratito más de calor a la luz revitalizante del sol y empezó a mover las alas con rapidez, elevándose hacia el cielo como un globo de helio, como una cometa. Seguían a la avispa de un lado a otro recorriendo el barrio, agarrando el hilo del otro extremo, volando, a vista de avispa.

ESTÁS LEYENDO
Eterno sueño
AventurăEra verano, la estación preferida de todos los niños del mundo, !vacaciones! Bueno...exceptuando las Navidades ¡claro! No se saben, y nunca se sabrán, los motivos exactos por los que los chavales ni sufren ni padecen las inclemencias de esta caluro...