Untitled Part 5

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-¡Deberíamos haber puesto también al abuelo al sol!- Pensó inocente Adri.

-¡Vamos! ¡Corre Pipo!

Los dos corrieron sabiendo que disponían de poco tiempo antes de que la avispa despertara. Primero llegó Pipo, -siempre era el más veloz, más veloz que ningún chico del barrio, más veloz que los gatos-, Adri llamó a la puerta de su casa con insistencia. Abrió mamá.

¿¡A qué tantas prisas niño!? ¿Te estás meando?- Preguntó, enfadada.

-No mamá... ¿!Dónde está el costurero!? ¡Rápido!

-¡Encima de la mesa del comedor! ¡Deja todo como estaba!- Gritó desde la cocina.

Era un costurero de madera, estilo Morgan, con varios departamentos en su interior. Adri lo abrió, -Pipo volvió a percibir el olor a tiempo, a madera vieja, a pasado- hurgó en el fondo y extrajo un carrete de hilo, arrancó una hebra larga y, sin perder tiempo se fueron sin decir nada a su madre, cerrando de un portazo.

Adri se golpeaba con la palma de la mano en el glúteo derecho a modo de jinete del Séptimo de Caballería, cabalgando de nuevo hacia la fuente. Cuando llegaron, la avispa empezaba a mover levemente una pata...un ala. Adri la levantó del suelo y la ató un extremo del hilo a la finísima cintura, eso sí..con sumo cuidado, para no romperla. Un ratito más de calor a la luz revitalizante del sol y empezó a mover las alas con rapidez, elevándose hacia el cielo como un globo de helio, como una cometa. Seguían a la avispa de un lado a otro recorriendo el barrio, agarrando el hilo del otro extremo, volando, a vista de avispa.

Eterno sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora