Cap 2

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—Por las barbas de Odín— Susurró él, mirándole.

Fue empujado otra vez, los guardias no habían podido moverlo mientras admiraba aquella persona.

— Thor, muevete— Susurró Valkyria, el dios nórdico obedeció de no ser por que Loki apartó la mirada, mientras seguía su camino no pudo evitar voltear hacia atrás intentando volver a conectar sus miradas, pero eso no sucedió.

Entraron a lo que al parecer eran los aposentos del líder, y ahí estaba, un tipo de vestimenta extravagante que jugaba con su copa, parecía triste pero al notar las presencias se puso de pie y pareció adoptar una postura mas autoritaria.

Aclaró su garganta y procedió a hablar— Así que ustedes son los intrusos — Afirmó, pasándose la mano por la nariz— Una vez me dijeron que los intrusos apestaban, nunca lo tomé tan literal como hasta ahora—Bromeó— Así que ¿Qué los trae por aquí mis apestosos amigos?— Valkyria iba a hablar pero Thor fue más rápido.

—No estamos aquí por deseo propio, fuimos enviados aquí por una bruja, nuestra intención jamás fue invadir territorios ajenos— Explicó él, ella suspiró aliviada pensó que su príncipe iba a decir alguna tontería que los  pondría en peligro.

—Sus nombres— Ordenó Grandmaster.

—Soy Thor hijo de Odín y ella es una Valkyria—Ella torció los ojos ante su nombramiento— Le exijo que nos liberes— Y allí estaba la estupidez que los pondría en aprietos.

— Perdón, no comprendí bien ¿Me estás exigiendo?— Cuestionó Grandmaster divertido y Thor había tenido la osadía de asentir.

—Así es, como futuro rey de Asgard, te lo exijo—.

Grandmaster sonrió, se acercó al rubio, y le susurró al oído— Mi pequeño, Asgard es Asgard pero Sakaar ¡ES MÍO!— Le gritó haciendo que saltase del susto— ¿Te quedó claro?— Estaba dando unas palmaditas en su cuello, cuando sintió algo incrustarse en su piel, gruñó por el dolor, Valkyria también gruñó, habían puesto algo en sus cuellos, un pequeño dispositivo.

—¿Qué rayos hace esto?— Preguntó Valkyria intentando quitárselo y jadeando por el dolor—Uh, no se quita—.

—Eso mis amigos, hace esto— Él les enseñó un pequeño control en su mano y al oprimirlo, ambos cayeron al suelo, siendo electrocutados, sacudiéndose. Mientras grandmaster reía—Bueno, creo que fue suficiente— Y lo oprimió de nuevo, deteniendo la pequeña tortura.

—Tu hijo de...— Valkyria fue electrocutada de nuevo— Mierda.

—No, no, no, sin malas palabras— Le aconsejó mostrándole el control, listo para volver a activarlo, Valkyria sólo torció los ojos— Bueno, ahora muestrenles sus aposentos, luego que se preparen para el combate de esta noche—.

—¿Combate?

—Exacto, ustedes serán el show de esta noche, hace mucho no nos visitan entretenimientos novedosos y ustedes parecen serlo, lo mejor será que se preparen, quiero un buen espectáculo y si no me sirven, los destruiré— Todo eso lo había dicho con un aire tan amigable.

—Bueno, ya llevenselos, ah y hagan que se bañen, no soporto este olor a estiércol — Ordenó, sacudiendo su mano cerca de su cara.

Luego de "asearlos", colgados y sumergiéndolos en aguas fueron llevados al cuarto de los gladiadores, antes de ser encerrados Thor y Valkyria intentaron luchar con los guardias pero el disco minúsculo en sus cuellos, los electrocutó, cosa que aprovecharon para arrojarlos ahí dentro.

Valkyria se sentó, mientras miraba a Thor con enojo —¿Qué?— Preguntó él.

—¿Todavía preguntas qué?—.

—Sí, ¿qué?— Volvió a preguntar.

—Pude haber negociado con él, pudimos haber llegado a un trato e irnos de aquí de vuelta a Asgard, pero no, tuviste que ir y decir "Soy Thor, el dios del trueno, te exijo liberarnos"— Imitó con un tono exageradamente agudo— Eres un tonto—.

—Val, lo siento, pensé que si decía eso, todo saldría bien— Ella le dio la espalda, ignorándolo— Val, perdón...— Insistió un poco más pero ella no le hablaba. Él se resignó, y miró a los lados, habían algunos alienígenas allí pero estaban todos en silencio, también había cadáveres, suspiró y decidió sentarse y descansar un poco.

Cuando cerró los ojos, lo primero que vino a su mente fueron los ojos verdes desconocidos, su boca de labios pequeños, y luego el rostro completo, perfecto. Totalmente perfecto, no sabía quien era pero su corazón saltó cuando lo vio, tal vez estar en ese lugar no sería tan malo, si supiera su nombre lo llamaría en sus sueños constantemente.

El dios del trueno, no gustaba de los hombres, no, a él le encantaban las mujeres, lo enloquecían, coqueteaba con ellas, hasta conseguir tenerlas en su habitación gimiendo su nombre, rasguñando su espalda, mientras se hundía en ellas.

Pero un extraño marcó la diferencia, tal vez si se lo decía a Val, diría que era estúpido enamorarse de alguien que no conoces y sólo viste una vez, tampoco le creería debido a su naturaleza mujeriega.
...

—Oh, Loki, que bueno que te encuentro— Grandmaster se acercaba a él sonriente— Esta noche habrá un combate, desearía que me acompañaras— Dijo nervioso, mientras él lo miraba inexpresivo, el silencio duró unos segundos hasta que él asintió— Que bueno, te buscaré paea que vayamos juntos— Le dijo para salir de la habitación.

Loki otra vez enfocó su concentración en el libro, era su diversión, leer libros, irse de excursión al bosque, practicar nuevos hechizos, era lo único por lo que no había perdido la cordura, siempre fue lo único.

En Jotumhein, sólo estaba encerrado en su cuarto, deprimiéndose, aquí por lo menos leía con libertad, salía cuando quería, eso le calmaba un poco.

No iba a admitir en voz alta que a veces le agradaban esos combates, en un deseo retorcido de ver a otros morir, era un masoquismo que obtuvo desde que lo llevaron a ver un combate por primera vez, claro al principio fue traumante ver como le sacaban las tripas por la boca a uno de los gladiadores, pero luego se acostumbró a ver cualquiera de esas cosas, Loki a veces pensaba que al morir estaban siendo liberados de cualquier sufrimiento, no importaba si estaban siendo torturados, su recompensa sería desvanecerse.

Pero otras veces pensaba que era algo horrible, y luchaba consigo mismo por su disconformidad. En realidad, él no sabía que era correcto y que era lo incorrecto. Se preguntaba tantas cosas, pero él sabía que jamás podría hablar con alguien sobre ello.

Estaba solo, en una prisión sin barrotes o grandes muros.

De pronto se halló pensando en todas esas cosas, se dio cuenta de que había dejado de prestar atención a su lectura, y que sobre las páginas habían caído gotas de tristeza, él secó sus lágrimas, dejó el libro a un lado y se paró de la cama— Será mejor que me vista...— Se dijo sólo.

Hasta tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora