Capitulo VII

5 0 0
                                    

"La reina de corazones y el rey de picas en la mesa"

Huevos, pan tostado y un litro de leche habían sido devorados por mi, ya saben mi dieta se distingue por ello. Tome las llaves de mi auto y me fuí directo  al consultorio.

Encendí la radio y la puse a todo volumen. " Ola de violencia fue presente en el sur , dejando consigo mas de sesenta muertos "

La ciudad estába muy tranquila, bueno al menos en San Francisco. Mis días eran tan relajantes, ni había notado la ausencia de mi ex novio, estába en un punto de mi vida llamando la "cumbre de la felicidad". El tráfico está demasiado calmado y en menos de 10 minutos había llegado.

—Hola buen día. —le saludé a mi paciente. —Un segundo. Abrí el consultorio.

— Tengo mucho que contarle.

—¿Así? ¿Como va la recuperación? —le pregunté mientes abría mi cuaderno de anotaciones, el día tenía chispa de "todo estará de maravilla".

Al día atendía entre cinco y siete pacientes, todos ya tenían expediente conmigo, algunos nuevos como el de la cita de las dos de la tarde que ya no tardaría.

Serví un poco de té en mi taza y espere qué llegará, los minutos pasaban y exactamente han pasado quince minutos de retrasó.

El timbre sonó, era mi próximo paciente, me dirigí a la puerta y abrí.

— Lo siento , los clientes me tenían hasta la fregada.

—Me imaginó. —le sonríe con tranquilidad. No quería que se notará  qué mi enojo por la impuntualidad.
— ¿ Que es lo qué pasa?

—¿Que no? Es simple ,me considero un hombre éxitoso que siempre cumple todo aquello que se propone, pero al final siempre ocurre algo.

—¿ Algo? ¿ A qué te refieres?

— Sencillo. Me faltan algo.

— Define lo. — bebí de mi tè. Parecía tener una mente ruidosa y muy activa.

—Todo ocurrió así. ¿puedo fumar? —me lo preguntó mientras sacaba un puro. —Ya sabe es más relajado decirle todo sin necesidad de alterarme.

—Me encantaría , pero no.  Una parte de mi necesita ver sus posibles reacciones. — Veamos que pasa contigo y tú salud mental.

— Soy un arquitecto recocido, mi fama se ve reflejada en mis buenos diseños. —Paso su pierna de lado.           —Mi inspiración se la debo a alguien. Es muy sencillo tener a alguien con quién compartir momentos, alegrías y sentimientos. Mi musa murió y las posibles casas donde ella y yo viviríamos se están acabando ,no tengo ideas.

—Lo siento. — supuse qué su musa estaba muerta.

—No murió mi musa.— me contestó de inmediato. —Mis acciones la mataron.

—¿Dime  Leonardo y por qué no la revives? Hice anotaciones en mi cuaderno. — No cres que tú musa lo necesita.

—Mi musa se va a casar en dos semanas y conoció a su pareja en el mismo viajé que yo le pagué para que me dejara solo.

Prohibido Enamorarse de Valky D' NaipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora