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Lluvia, gotas inmensas, truenos y rayos que azotaban la ciudad. La pequeña se encontraba escondida en un armario por petición de su madre, apenas 5 años tenía cuando el demonio entró azotando la puerta, tirando todo a su paso.

Sus padres la protegieron, con mucho esfuerzo lograron esconderla entre canastas dentro del armario pero el demonio tenía buen olfato. Sin mucho esfuerzo asesinó al padre de la niña, sin siquiera darle tiempo a luchar. El mismo destino cayó sobre su madre, quien intentó con todas sus fuerzas alejar aunque sea un poco al demonio de su hija.

La pequeña sólo lloraba, abrazando sus piernas y rezando para que todo acabe, escuchó la lucha de sus padres contra el demonio y para una niña tan joven fue demasiado. Salió del armario una vez se habían calmado las cosas, corriendo hacia la puerta a toda velocidad pero fue detenida por las garras del demonio, quien se encontraba cubierto con la sangre se sus progenitores.

Lo que pasó después fue demasiado rápido para captarlo por sus ojos. Un destello rojo y amarillo pasó por el medio, las extravagantes llamas llenaron el lugar, cortando el brazo que agarraba a la pequeña. El sonido de la espada y las llamas llenaron la habitación, y en un abrir y cerrar se ojos el demonio ya se encontraba decapitado.

- ¿Estás bien? ¿Tus padres no...?.- No pudo terminar, la pelirroja estaba fuertemente abrazada de su cuello, dejando correr las lágrimas por sus mejillas-. Tranquila... Ya estás a salvo, vendrás conmigo por ahora...

La niña asintió con la cabeza, sin separarse ni un momento del hombre. Había sido su salvador, cuando el demonio atrapó su cuerpo entre sus manos ya estaba preparada para morir, pero el la salvó. Sus padres dieron su vida por ella, así que viviría como fuera.
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- Veo que ya despertaste... ¿Cómo te llamas?.- El rubio se encontraba en la habitación, había ido a dejarle el desayuno con cuidado, pues no quería asustarla.

- Nurude... Nurude Ellie.- Un suave susurro salió de sus labios, apenas audible para el adulto que se encontraba frente a ella.

- Bien, Ellie-chan, mi nombre es Shinjuro Rengoku.- Le tendió una muda de ropa, esperando a que la pequeña la tome entre sus manos-. Te quedarás con nosotros desde ahora ¿Si? Tu... Bueno, creo que entiendes lo que pasó con tu familia.

- Si.- Asintió con la cabeza, dejando en silencio la habitación-. Gracias...

- Come algo ¿Si? Cuando estés lista para salir puedes hacerlo, mi esposa e hijo se encuentran afuera, si necesitas algo y no me encuentro puedes confiar en ellos ¿Bien?.- Otro asentimiento de cabeza fue lo que obtuvo de respuesta. Después de mirarla un rato el mismo suspiró, levantándose para salir de ahí.

Shinjuro sabía lo que significaba perder a sus seres queridos a manos de demonios, la familia Rengoku ha sido parte de los cazadores de demonios por muchas generaciones, y esta no era la primera vez que veía un caso así.

Decidió darle su espacio, que se acostumbre de a poco, que vaya a su propio ritmo para lidiar el dolor.

Pasaron tres días, la pelirroja le pidió al rubio salir con él y el aceptó sin duda alguna, pues estaba ahí para ayudar.

- ¿Lista?.- Tomó su mano, saliendo de la habitación con cuidado, la pequeña tras sus piernas bien aferrada a el-. Bien... ella es mi esposa, y mi hijo Kyojuro.

- Hola...- La mujer de largos cabellos negros le sonrió con ternura mientras que el pequeño rubio, idéntico a su padre, la miraba con bastante curiosidad-. Nurude Ellie...

- ¡Padre! ¿Ella se quedará con nosotros?

- Si así desea, puede hacerlo... ¿Te parece Ellie-chan?.- El rubio menor se acercó a ella, tendiéndole su mano con las mejillas rojas de emoción.

- No tengo donde ir... Si, Uhm... Si ustedes me dejan... me gustaría.- Miró dudosa al joven blondo, tomando su mano con cuidado.

- ¡Te mostraré la casa entonces!.- Sin pensarlo mucho jalo su mano, adentrándose entre las habitaciones junto a la pelirroja.

- ¡Con cuidado Kyojuro!.- El mayor se resignó al ver el brillo en los ojos de los niños, un brillo que pensó que ya no existía en los ojos de la pelirroja.
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-¡Vamos a la feria del pueblo!

-¿Podemos?

- ¡Mamá! Ellie y yo iremos a la feria ¿Nos dejas? Me dijo que es la primera vez que iría a una ¿Podemos?

- Está bien, pero no regresen tan tarde ¿Bien?

- ¡Entendido! Usaremos los yukatas que hizo mamá ¿Quieres? Te verás muy bonita con eso.- Los dos fueron corriendo a cambiarse, la pequeña de a poco había recuperado la sonrisa, todo gracias al pequeño blondo cuya sonrisa le devolvía las ganas de vivir.

La pelinegra había ayudado a la pequeña a vestirse, había adornado su cabello con algunas flores, y estaba bastante satisfecha con eso. Le parecía adorable como los dos se llevaban, y se sentía bastante orgullosa de ello.

-Listo, ya puedes ir con Kyojuro.- Terminó de peinar su cabello, acariciando su mejilla con cuidado-. Te ves llena de vida, y eso me pone muy feliz a mi.

- Gracias...- Le regaló una sonrisa, la más sincera que podía tener después de lo ocurrido para después salir corriendo hacia la sala, donde el rubio ya la estaba esperando-. Ah, me tardé mucho, perdón.

- ¡No hay problema! ¡Estás muy bonita!.- Tomó la mano de la pelirroja, comenzando a caminar hacia la feria.

Hace mucho que no sonreía de esa manera, el rubio le devolvió la sonrisa, y al parecer sería el encargado de mantenerla así.

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Bien, esto lo escribí hace poco más de un año pero nunca me atreví a publicarlo, perdón aaaaaa Realmente amo a Kyojuro, es mi personaje favorito de Kimetsu no Yaiba y pues, aprovechando el hype por la película del tren infinito decidí terminarlo de una vez.

-See you next time~.

Amor en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora