Kamaboko Squad

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Después de dormir un par de horas se encaminó a la casa de Oyakata-sama, sabía que sería bien recibida así que simplemente mandó un cuervo antes de partir, más que todo por consideración al pelinegro que había acogido a Kyojuro años atrás. 

Llegó a la casa de Oyakata-san, había pedido hablar con él y nadie se lo negó. Apenas entrar al patio algunos de los pilares la fueron a ver. Mitsuri, con quien compartió mucho tiempo al ser discípula de su prometido, la fue a abrazar con fuerza, acariciando su cabeza.

- Me dijeron que tomaste el examen, me alegra mucho saber que estás bien.- No dudó en responder el abrazo, soltando un largo suspiro-. Lo siento mucho por lo de Rengoku-san...

- Está bien, Mitsuri... a Kyojuro no le hubiera gustado que me deprimiera toda la vida. Debo seguir, mantener vivo mi espíritu y caminar hacia el frente.

La pilar del amor la miró con lágrimas en los ojos, la sonrisa que la pelirroja tenía en el rostro parecía triste, pero determinada. Se secó las lágrimas y la volvió a abrazar, asintiendo con la cabeza.

- Está bien llorar Mitsuri, hazlo si quieres.- Acarició su cabeza, sonriendo levemente-. Agradezco tu preocupación, estaré bien. Quiero... seguir con la voluntad de Kyojuro, salvaré a todos los que pueda y acabaré con los demonios.

- Oyakata-sama está listo para recibirla.- La suave voz de las hijas de Oyakata la hicieron reaccionar, se despidió de Mitsuri y entró a la sala.

- Es un gusto tenerte de visita, Ellie-san.- Tomó asiento frente al patrón, tomando una taza de té que le había sido servido-. Espero que hayas recibido mis cartas, estuve velando por tu seguridad todo este tiempo.

- Gracias, Oyakata-san... vine para agradecer por los años que estuvo velando por Kyojuro, él... se encontraba muy agradecido con usted, yo también lo estoy.

- No me debes agradecer por eso, ustedes mis niños merecen ser felices, y espero que lo hayas sido y lo seas siempre.

- También quería pedirle un favor, Oyakata-san... Kyojuro me habló de un chico, antes de la misión del tren lo conoció aquí... Kamado, si no me equivoco. Me gustaría hablar con él.

- Se está recuperando en la finca de las mariposas, estará un tiempo ahí así que podrías hablar con Kocho. Podemos mandar tu espada allá, me informaron que pasaste el examen para ser un cazador, felicidades.

- Muchas gracias, Oyakata-san.-Con cuidado se levantó, haciendo una reverencia frente al patrón, mirándolo con una sonrisa-. Siga velando por mi por favor.

- Siempre lo haré, mi niña.

Salió de ahí con cuidado, sintiéndose menos pesada. Las charlas con Oyakata-san siempre le traían alivio, y por primera vez en mucho tiempo se sentía más calmada y sin tanta tristeza.

Apenas salió al jardín se encontró con Iguro, quien se limitó a observarla en silencio. Ella se acercó, palmeando su cabeza y acariciando a la serpiente de su cuello con cuidado, sonriendo levemente.

- Es un gusto verte también, Iguro... Espero que estés bien.- Siguió con su camino, saludando a unos cuantos chicos que había conocido por su prometido, Gyomei y Sanemi también estaban ahí, así que decidió hablar con ellos antes de irse.

- Ellie-san, es un gusto verte después de tanto tiempo.

- Himejima-san, igualmente... creo que los extrañé después de todo, hasta al odioso de Sanemi.- El más alto detuvo al peliblanco, que refunfuñaba desde su lugar-. Creo que tienes más cicatrices que antes ¿Acaso es una competencia?

- Tonta, pensaba decirte algo amable pero ya no lo haré.- La relación con el peliblanco era algo extraña, se llevaban bastante bien, hacían buen equipo y todo pero las peleas y comentarios sarcásticos nunca faltaban-. ¿Estás bien?

Amor en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora