El cuervo llegó con noticias, el primero en recibirlo fue el menor de los Rengoku y seguido de esto se formó un silencio sepulcral en la sala. Con lágrimas en los ojos la pelirroja tomó la carta, cayendo de rodillas al suelo apretando la misma entre su pecho.
Su peor temor se hizo realidad, sentía un enorme vacío en el pecho, como si le hubieran arrebatado su corazón y no era para menos. El cuervo les dio el pésame y salió de ahí, dejando a la fémina y al Rengoku menor solos.
- Senjuro...- Con cuidado dejó que el menor se acomodara entre sus brazos, escuchando en silencio el doloroso llanto. Tenía que ser fuerte, por Senjuro, el sería su responsabilidad ahora pero en ese momento sentía que su mundo de venía abajo-. Lo siento tanto...
- Nee-san... está bien llorar, yo... Yo también lo hago, aniki siempre me dijo que... que los sentimientos son algo que no te puedes guardar y que puedes compartirlos con los que son importantes para ti así que...- El pequeño no pudo seguir, pues sus ojos llenos de lágrimas y su voz quebrada no se lo permitieron.
Con mucho cuidado la pelirroja acarició su cabello, dejando que más lágrimas gruesas bajaran por sus mejillas, soltando un hipeo, un sollozo, para finalizar con un llanto fuerte.
Los dos se abrazaron, llorando juntos la pérdida del ser más preciado que tenían durante horas, horas en los que ninguno se separó del otro, horas en las que se limpiaron las lágrimas entre ellos, dejando fluir aquellos dolorosos sentimientos.
El menor fue quién pudo calmarse primero, respirando profundo para levantarse y abrazar a la prometida de su hermano, quién seguía lagrimeando en silencio.
- A aniki no le gustaría vernos así...- Con sus pequeñas manos limpió sus lágrimas, sonriendo levemente-. Creo que... deberíamos hacer un bonito altar ¿No te parece, nee-san?
- Si... el mejor altar, debe ser el más bonito y el más vistoso, y con mucha comida... Ya sabes cuánto le gustaba a tu hermano.- Con cuidado se levantaron, los dos tomados de las manos, dándose fuerza el uno al otro-. Ve por las cosas, yo... iré a avisarle a tu padre ¿Si?
- Bien... No tienes que hacerlo si no quieres ¿Si?.- La pelirroja asintió, esperando a que el menor saliera de la sala para levantarse y caminar hacia el cuarto del Rengoku mayor.
Se limpió las lágrimas con los puños, respirando hondo antes de entrar. El mayor se encontraba acostado en el suelo, varias botellas de alcohol rodeándolo, el olor fuerte del mismo inundando la habitación.
- Shinjuro-san, Kyojuro... falleció en batalla, salvó a muchas personas y... Y fue un héroe.- El silencio del mayor fue casi eterno, lo único que hizo fue voltear hacia ella, apenas mirándola a los ojos-. Kyojuro fue un héroe, el siempre esperó a que estuviera orgulloso... Y espero que lo esté, con permiso.
No esperó respuesta, salió de ahí antes de que el mayor dijera algo que probablemente la hiciera enojar. Por un momento se detuvo tras la puerta, logrando escuchar como las botellas que lo rodeaban caían al suelo. Después de todo era su hijo, el orgullo de los Rengoku, y en el fondo sabía que le dolía.
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El altar estaba listo, una foto de su prometido en la parte más alta junto con la comida preferida del blondo, todo hecho por Senjuro y la fémina.
Esa mañana los dos habían salido a recoger flores, las suficientes para llenar la sala con ellas. Salió junto al pequeño rubio, y se notaba que ninguno de los dos estaba con los ánimos de salir. Pero no podían encerrarse todo el día, no cuando aquel muchacho nunca hubiera permitido ese comportamiento. Mantenían las manos entrelazadas, dándose fuerza el uno a otro de manera silenciosa como siempre lo hacían.
La pelirroja se dio cuenta de que Senjuro había llorado toda la noche, ella estaba igual o peor, pero tenía que ser fuerte por el menor, así que jaló su mano para correr hacia el campo, intentado animarlo.
Llegaron a un campo de flores, y los dos se echaron contra el pasto, era un día bastante bueno pues no hacía calor, perfecto para salir por ahí a explorar, pero en ese momento solo necesitaban echarse a ver el cielo.
- Nee-san ¿Debería unirme a los cazadores de demonios?
- De ninguna manera, Senjuro... eres muy pequeño, y si alguien debe ir, seré yo.
- Pero nee-san, es peligroso, además... dicen que todos los Rengoku han ido por generaciones, así que...
- Yo también soy una Rengoku.- La mirada determinada que tenía la fémina hizo que el más pequeño se encogiera. Tenía razón, ella era uno de ellos, sus habilidades con la espada eran increíbles, y si se trataba del blondo, quien más quería vengar su muerte era ella.
- Lo eres, nee-san.
-Tranquilo Senjuro... no dejaré que nada más le pase a nuestra familia, lo prometo.
-Por favor, no hagas nada riesgoso.
-No lo haré ahora ¿por qué no recogemos más flores para el altar? Como diría Uzui-san, deben ser las más extravagantes, dignas de nuestro Kyojuro ¿no crees?
-Nee-san...- La dorada mirada del rubio se posó sobre ella, debería ser la más devastada por la muerte de su hermano, pero ahí estaba, sonriéndole como siempre, dándole ánimos, siendo una buena hermana con el-. Está bien.
-Así me gusta~.
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¡Hey~! El tema de la muerte de Kyojuro me sigue doliendo, son cosas que aún no supero y nunca lo haré to be honest, así que este acontecimiento merecía un pequeño lugar aquí. Perdón si es corto, pero soy bien sensible y a la mitad del cap ya estaba llorando;-;
-See you next time~.
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Amor en llamas
Fanfiction¡Hola! Este proyecto lo tuve guardado desde hace mucho tiempo, así que creo que es momento de sacarlo a la luz~. No hay una sinopsis, pues es básicamente una serie de escenarios con Rengoku Kyojuro, espero que lo distruten. Rengoku Kyojuro x OC