Serendipia

Lakers

Logré mantener la calma. Debía concentrarme en lo que estaba por hacer. Nos dirigimos hacia el establo en el que estaba la trituradora y Lucas la encendió. Yo saqué el brazo de mi mochila y lo apoyé en el suelo al costado de unas bolsas negras. Mientras tanto Lucas se habia ido a buscar un gallo para desplumar.

Pasado un rato Lucas no venía y yo estaba preocupándome. De repente, cuando estaba por salir a buscarlo, apareció por la otra entrada con un enorme y lindo gallo bajo sus brazos.

-Este servirá-. Dijo sonriéndose.
Empezó a revolver las bolsas negras contiguas al brazo y le pregunté que era lo que guardaban allí.
-Es secreto- me dijo.
-Dale Lucas,estamos en confianza, yo te conté mi mayor secreto-. Intenté convencerlo.
-Está bien, aunque es algo de lo que no me enorgullezco. En las bolsas dejamos los cadáveres de los animales que estan enfermos así cuando revisan en la granja todo está en regla-.
-Bueno, es jugar sucio, pero vale para el negocio.- le dije.

Estaba por comenzar a desplumarlo cuando escuchamos un ruido de automóvil fuera. Pasado unos segundos vimos una sombra cercana a la entrada y por ella apareció el padre de Lucas. En un intento desesperado por esconder el brazo, abrí una de las bolsas negras y lo metí dentro junto con restos de un chancho. Até con todas mis fuerzas la bolsa para que no se abriera y la tiré al fondo con las otras.

-¿Que hacen aquí ?- preguntó con voz de ultratumba el padre de Lucas.
-Nada papa,solo le mostraba a Jean como trabajamos aquí con la maquinaria- respondió atemorizado. Jay no se veía nada convencido así que saludé y rápidamente me fui a buscar mi bicicleta.

En vez de solucionar algo esa salida habia complicado las cosas. El hombre a orillas del río resultaba ser ahora el padre de Lucas. Ahora cuadraba porque me habia atendido tan mal cuando fuí a su casa.Me habia reconocido. Pero la bolsa del río... ¿Que tal si eran restos de un animal? Y si lo eran...¿ Porqué tenia la gorra de mi papá y además aquel día llevaba consigo una barba falsa?. Eran demasiadas preguntas y ya era muy de noche.

Tomé la bicicleta y comencé a pedalear lo más rápido posible hacia mi casa. Trás un trayecto de algunos minutos, llegué. Abrí la puerta lentamente para hacer el menor ruido posible y me dirigí a las escaleras una vez que guardé la bicicleta en el garaje.

A la mañana siguiente amanecí cansado. Tardé en levantarme y opté por no desayunar, algo extraño en mí. Pero lo que más me extrañó fue que mi madre no estaba en casa. No habia dejado ninguna notita en ningún lado que dijera a dónde se habia ido. Comencé a preocuparme. Me dirigí a su habitación y la noté un poco revuelta. Sin embargo, no parecía faltar ropa ni nada. Abajo,en la cocina, revisé la heladera y aun estaba como ayer así que escaparse no se había escapado supuse.

Tomé mi telefono de la mochila y marqué su número . Tras unos minutos de espera finalmente alguien atendió.
-¿Hola mamá?-.
-Tu madre no está-respondió una voz gruesa.
-¿Pero como?¿Ella se encuentra bien?¿Quién habla?-pregunté acelerado.
-Soy yo, el papa de Lucas-mi temor se transformó en odio-tu mamá se encuentra bien pero está hospitalizada.
-¿Cómo es posible?¿Dónde está?-
-Está en el hospital local, mantén la calma no es nada grave-intentó pacificarme.
-No interesa ,ya mismo voy para allá- colgué inmediatamente y fuí a buscar mi bicicleta.

De camino al hospital mi mente comenzó a maquinar como solía hacerlo. ¿Qué hacía el padre de Lucas con mi mama? ¿Por qué la habian internado sin antes decirme nada?¿Estarían ambos involucrados en la desaparición de mi padre?. Muchas preguntas, pocas respuestas, como acostumbraba a tener.

En pocos minutos me hallé en la puerta de entrada del antiguo hospital estacionando la bici. Se acercó Lucas y me dijo que no me preocupara qué no le habia sucedido nada grave. Sin mediarle palabra alguna entré a la sala y pregunté al primer doctor que me crucé donde se encontraba mi madre. No supo responderme asi que cuándo estaba por preguntarle a la secretaria apareció el padre de Lucas.

-Jovencito,ven conmigo, tu madre esta arriba y quiere hablar contigo-. Lo miré fríamente y lo seguí hasta la habitación B del primer piso. Allí estaba mi madre. Antes de ingresar el padre de Lucas me dijo que la tratara bien, que se encontraba en una situación delicada.

Me aproximé al costado de la cama y le tomé la mano.
-¿Que sucedió mamá?-
-Hijo... tenemos que hablar muchas cosas-dijo con voz temblorosa.
-Claro que tenemos que hablar mamá. ¿Cómo pudiste venir hasta acá sin avisarme nada? Y ¿Qué hace el papá de Lucas?-.
-Calma hijo, vayamos parte por parte. No te conté nada porque no queria alarmarte. Me internaron por una sobredosis. Sobredosis de pastillas antidepresivas-.
-Ya las habia visto en casa ¿Por qué tomas esas cosas?- indagué elevando la voz.
Mi mama comenzó a sollozar.
-¿Qué sucede ahora? Cuéntame porque tomas pastillas, que tiene que ver con el papa de Lucas, todo-.
Finalmente, mi madre recuperó lo suficiente la voz como para responderme.
-Comencé a tomar pastillas desde la muerte de tu padre-. Mí garganta se transformó en un nudo.-semanas atrás, cuando se anunció su desaparición inmediatamente me anunciaron que habia fallecido en un accidente automovilístico a las afueras de la ciudad. Decidí no contarte en el momento para no romper tus ilusiones de que lo hallaran. Se me terminó yendo de las manos y nunca mas te conté. Desde entonces comencé a tomarlas para lidiar con este enorme dolor-.
-y el padre de Lucas...¿Qué tiene que ver con todo esto?-pregunté con la voz quebrada.
-El y yo...estamos comenzando algo, me hace muy bien a mi. Ambos nos hacemos bien. Se que suena apresurado y extraño en esta situación. Pero estaba esperando el momento para contártelo todo...-no la dejé terminar cuando me levanté de mi asiento y salí corriendo por la puerta hacia las escaleras. En la salida Lucas intentó detenerme y le pregunté entré lágrimas -¿Sabías lo de nuestros padres?-no me respondió, tan solo me miró. Tomé mi bicicleta y comencé a pedalear con todas mis fuerzas sin un rumbo fijo.