Rápidamente ordenó a su bufanda que sujetara las manos del elfo para evitar que ataque al rubio, y en el peor de los casos, a él. El elfo se volteó el ver sus manos aprisionadas por una bufanda, impidiendo cualquier movimiento brusco de su parte, encontrándose con el pelinegro. Este mismo ordenó que lanzara al elfo al lado contrario de ellos. El elfo ni bien fué liberado salió corriendo sin antes maldecir al nuevo que había impedido su batalla. Una vez solos, el pelinegro ayudó al rubio a pararse, su bufanda limpió la nieve que se quedó impregmentada en el ropaje del contrario, y agarró su cabeza con ambas manos a sus costados, mirándolo directamente a los ojos.
—¿Estas bien? ¿No te hizo nada aquel chico?
Butters se sonrojo levemente, tal vez por la cercanía y el cuidado que le daba él o porque recientemente había estado tirado en medio de la nieve.
—A-ah, sí estoy bien, ya me curé, no me había dado cuenta antes que tenía una poción de salud.
—¿Poción?, no entiendo de qué hablas ni porque fuiste atacado por un elfo.
—No te preocupes, te guiaré a lo del Rey Mago para que te lo explique, además él ya había previsto de su venida.
—Da igual, iré por repuestas y para evitar otro asalto de los enemigos, supongo. ¿Cómo te has de llamar?
—¡Ah, cierto!, me había olvidado de presentarme. Soy Butters El Clemente, un paladín de nivel 7; ahora vayamos al castillo del Gran Mago, es la casa verde.
—Interesante.
Ambos niños siguieron el camino hacia el castillo mientras hablaban sobre algunas cosas del reino, más bien Butters era el que hablaba y el nuevo escuchaba, y sobre lo que le pareció el pequeño pueblo. Ambos llegaron a una casa verde, donde se acercaron a la puerta y el pequeño rubio la tocó. A los segundos abre otro chico un poco más relleno, vestido con ropas parecidas al de un mago junto con un sombrero y una gran vara de madera. Rápidamente el paladín bajó las escaleras y se puso de espaldas a estas.
—¡Salve al Gran Mago!
—Bienvenido a nuestro reino niño nuevo, tu advenimiento fue predicho por la bola de cristal conocida como Inmobiliaria Coldwell Banker. Soy el Rey Mago.
—Un gusto conocerlo Gran Mago, el paladín me ha dicho varias cosas en el camino. Es un gran honor verlo en persona.
El chico formó un puño con su mano derecho, se la colocó en su pecho y se arrodilló frente a este, demostrando respeto hacia la figura de poder frente a él. El castaño sonrió complacido ante ese halago, apoyó una mano en su cabeza y la otra en su barbilla, alzando su mirada.
—Oh mi nuevo pequeño ciervo, usted lo comprende rápido por lo que veo. Pero ahora mi deber como gobernante es darte la bienvenida a mi reino, siganme.
Los tres muchachos que estaban en la puerta entraron en la morada del más gordito, encaminandose al patio de este. En el comedor se encontraba sentada mirando la tele una señora, que por deducción, pensó que era la madre del Mago. No vestía con ropajes fantasiosos así que se podía denotar que no era partícipe del mundo que había creado su hijo; incluso cuando los saludó, Eric la mandó a callar diciéndole al nuevo que no debería hablarle porque no era un personaje del juego. Aún así, cuando los dos de vestimenta extraña cruzaron la puerta hacia la cocina, él saludó con la mano a la señorita Cartman. Rápidamente, siguió a los chicos hasta el patio, donde había un castillo de cartón al fondo y distintos objetos distribuidos por ahí. Un arenero donde se supone que es el establo, una fuente de agua mágica, un puesto de ventas de equipajes y demás y una sección para el entrenamiento.
—Nuevo, ¡bienvenido al Kastillo Kupa de Kartman! —señaló a su patio, rápidamente se acercó a los distintos puestos para explicarlos.
—Esta es la armería donde encontrarás armaduras, armas, pociones y demás; está a cargo de Clyde, un guerrero de nivel 14.
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Humanos & Elfos ||South Park x Male!Reader||
FanfictionPara más información, el Rey Mago y el Rey de los Elfos Oscuros os podrán guiar a este reino, South Park; aunque ahora ambos están ocupados por la venida del elegido así que, en vez de esperar, deberán leer en honor a la Vara de la Verdad.