4

605 103 7
                                    

『𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐼𝑉』


—¡Intentaba enamorarlo duramente! —dicho esto, Hatsumi se dejó caer en la colchoneta, abrazando a su perrita de paso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Intentaba enamorarlo duramente! —dicho esto, Hatsumi se dejó caer en la colchoneta, abrazando a su perrita de paso. 

Sin duda la pseudo cita con Neji había sido un fracaso, él no le dirigió la palabra después del incidente con el Uchiha. Más aún peor, las pocas miradas que compartieron y los gestos que él le dedicó, fueron de mero enojo y desprecio. Sin duda había retrocedido como diez pasos. 

—Fifi, comprendo que sea tímido pero —suspiró, al son de un ladrido—... ¡Agh! No entiendo a ese tonto. 

Así, fúnebre por la derrota, decidió dormir y no despertar hasta dentro de mucho tiempo. 

/.../

—Entonces dices que Itachi Uchiha te dio su número y después de eso Neji no te habló para nada —repitió su fiel amigo cejudo, asintiendo con la cabeza; tratando de asimilar la situación. 

La rubia no sabía mucho acerca de cómo entender a los hombres, por lo que en cuanto las horas escolares comenzaron, tuvo la propuesta de ir a contarle todo el asunto a su mejor amigo para ver si él podría ayudarle.

—Lee, orienta a esta tonta chica, por favor —rogó.

—Entiendo, entiendo —el muchacho le palmeó el hombro en forma de consuelo—. Cuando chicos comienzan a merodear a Sakura, siento un enojo muy fuerte en mi pecho, como si quisiera aplastarlos a todos. Eso es muy frecuente en situaciones amorosas —dijo el cejudo—. El universal concepto de celos.

¿Celoso? ¿Neji? Se cuestionó la muchacha, tratando de recordar alguna acción parecida que haya realizado alguna vez su amigo Hyuga.

—Él no...

—¿Recuerdas la vez que Jul te regaló una rosa en San Valentín?

Hatsumi asintió ante el recuerdo, fue cuando tenían 12 años, antes de que el ojiperla se marchara.

—Pues Neji no dejó de maldecir en toda la mañana, además recuerda que no te dirigió la palabra por los siguientes tres días.

—Creí que era porque descubrió que me comí todos los chocolates que le regalaron las otras niñas —soltó una risita la rubia.

—¡Celos! —gritó Lee, intentando hacer entender a la torpe chica—. Cuando te gusta alguien es normal.

—¿Eso quiere decir que yo le gusto?

El azabache se dio un golpe en la frente al escuchar a su amiga preguntar lo que con tanto esfuerzo le había dicho claramente tantas veces.

—Es obvio, Hatsumi.

—Los astros lo dijeron, entonces sí somos el uno para el otro —rió contenta acompañada de aplausos felices.

—De hecho —comenzó Rock Lee, con un tono más serio—, quería preguntarte acerca de eso.

—¿Sí? Te escucho.

El chico tomó aire profundamente, exhalando con exageración.

—¿De verdad te gusta Neji? —la incógnita dejó confundida a su contraria—. O, ¿Sólo comenzó a atraerte porque lo viste en aquella revista?

Sin duda aquello que le había planteado le tomó desprevenida. Con anterioridad jamás se había parado a pensar en eso. Sin duda el acercamiento se debía a que ambos eran compatibles según el horóscopo, pero fuera de eso ¿En verdad le gustaba de esa forma?

—Él y yo... —el timbre para volver a clases la interrumpió.

—Vamos —ambos se levantaron del lugar, Hatsumi tratando de terminar su frase—. De verdad le gustas a Neji, será mejor que no lo lastimes.

/.../

De verdad le gustas. Lee tenía razón, ella hacía mal al estar jugando con los sentimientos del castaño. A pesar de que los astros se lo hayan puesto en el camino, si Hatsumi en verdad no sentía más que una amistad hacia él, entonces tenía que parar. 

Pero, ¿eso quería decir que a la muchacha no le gustaba ni un poquito? 


—Neji, eres muy popular con las niñas —dijo la rubia, comiendo uno tras otro los chocolates de su amigo. Él permaneció en silencio—. ¿Por qué no sales con ninguna de ellas?

Ambos se encontraban en el sótano (o mejor dicho, la pieza) de Hatsumi. Era un 14 de febrero, acababan de salir de la escuela y, junto con Rock Lee, habían acordado jugar videojuegos aquella tarde. 

—Porque son tonterías. 

—¿En verdad no te gusta ninguna de ellas? —cuestionó, sorprendida—. Hay muchas que son bastante bonitas. 

El de cejas grandes se encontraba en el baño, por lo que la pareja se hallaba sola en esos momentos. 

—Me da igual. 

—Qué aguafiestas

La rubia bufó, acariciando a la cachorrita que dormitaba en su regazo. Los dos jóvenes se quedaron en silencio por algunos minutos, hasta que el Hyuga decidió sentarse enseguida de Hatsumi, quitándole a la perrita de los brazos para así llevarla a los propios. 

—¡Oye! Ya estaba dormida —se quejó la niña, haciendo un puchero. 

—Yo también tengo derecho de acariciarla. 

A la fémina le sorprendió un poco que Neji peleara por hacerle cariñitos al animal, él nunca se mostraba amigable y amoroso ante nada en la vida. 

—Tú, Hatsumi —comenzó, con algo de dificultad—. ¿Por qué no, ya sabes, sales con algún chico?

Ella lo miró, él evitó el contacto visual, poniendo toda su atención al can que tenía en brazos. 

—P-pues... 

—¿Te gusta alguien? 

Esta vez, Neji levantó la mirada, encontrándose con la contraria. Ella tenía pintadas las mejillas de rosa ante las palabras de su amigo. 

—Sí —admitió, acercándose de manera inconsciente al rostro de su contrario. 

Neji es muy guapo. Pensó, admirando los ojos de ese extraño color lila. 

—¿Cuál es su nombre?

En ningún momento la conexión se perdía, poco a poco ambos se acercaban cada vez más, hasta sentir las respiraciones contrarias. Sin duda cada uno disfrutaba la escena, jamás habían hablado de este tipo de cosas, y justo en esos momentos el revoltijo de sus estómagos delataba los sentimientos mutuos. La cercanía de Hatsumi le tenía atrapado en un estado de revuelo. Quería besarla.

—E-eres... —la rubia no terminó su frase, la puerta fue abierta de forma escandalosa a la par que entraba Rock Lee. 

El par de chicos se separó rápidamente, cada uno de un color rojo más vivo que el otro, avergonzados por lo que estaban a punto de hacer. 

—¡Ya volví! —gritó el cejudo, al notar la incomodidad se extrañó—. ¿Qué ha pasado en mi ausencia?

—¡N-nada! —se apresuró a aclarar la única niña. 

—P-pero ustedes...

—Vamos a jugar —ordenó Neji, cambiando el tema. 


De eso cuentan seis años, de ahí en más nada había sucedido entre ellos. Esa fue la primera vez que se dio cuenta de que el castaño le removía el corazón.

Hatsumi, en definitiva, sí se encontraba enamorada de Neji.

SEGÚN LOS ASTROS || neji hyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora