𝑿𝑿

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Raquel.

Me quedé congelada ahí como weona viendo cómo mi andante se estaba comiendo con otra adelante de todos mientras le aplaudían.

Me quería mover, correr de ahí, irme a mi casa esconderme simplemente no quería verlos pero no podía reaccionar.

De repente siento como toman mi mano y empiezan a tirar de mi pasando por detrás de toda la gente para poder salir de aquí.

-¿Sabías que tenía polola?- escuche preguntar a una mina que estaba ahí.

-No ni idea, pero se ven felices- le respondio un mino que estaba al lado de ella.

Sentí unas ganas de llorar gigantes hasta que pude salir un poco de mi trance y ví quien me estaba sacando de ahí.

Ví a la Dani y al Ignacio caminar adelante de nosotros y él Matías era él que me tiraba de la mano.

Llegamos a la puerta y cuando la iba atravesando di vuelta mi cabeza sin querer topandome con la mirada del Joan ya qué se había separado por fin de la mina que ahora lo estaba abrazando.

Vi tristeza en su mirada pero lo que más me daño es que también ví pena, pena por mi.

Aparte la mirada y volví a mirar el suelo, preguntándome qué hice para merecer esto.

¿Era poca cosa acaso?.

Estaba tan metida con mis pensamientos que no me di cuenta lo que avanzamos hasta que ellos pararon y por poco no choco con la espalda del Matías.

-¿Estás bien?- me preguntó la Dani acercándose y mirándome preocupada.

-No preguntes lo obvio Daniela- le dijo al Ignacio- es obvio que no está bien- cuánta razón tenía.

La Dani lo miro de reojo enojada y sentí que me hacían cariño en la mano, levanté la mirada y ví al Matías relajándome una sonrisa, le trate de sonreír de vuelta pero solo me salió una mueca.

Él Ignacio se acercó a mi he hizo algo que jamás pensé que haría, me abrazo necesitaba tanto un abrazo que solté la mano del Matías y abracé fuertemente de vuelta al Ignacio llorando en su hombro.

No faltó ni un minuto para que los otros dos también me abrazarán consolandome.

Ahí estaba llorando siendo consolada por tres personas en la que creí que sería una noche especial que sería buena, ya qué le iba a preguntar al Joan si podíamos pasar al siguiente nivel, ser pololos.

Me consolaron por casi diez minutos y nos alejamos, antes que pudiera pasar mis manos por mis mejillas para limpiarlas, lo hizo él Matías sonriéndome.

-No puedo creer que fuera amiga de semejante saco wea- soltó la Dani enojada cruzada de brazos.

-Yo tampoco- soltaron al mismo tiempo él Matías y él Ignacio con el seño fruncido.

-¿Ustedes no sabían nada de ella?- les pregunté en un susurró temiendo la respuesta.

-No, ni idea de quién es- respondió él Matias.

-No, bueno si- respondió la Dani y la mire confundida- osea con él Ignacio la conocemos gracias al Joan, pero ellos siempre se comportaban como amigos nunca como algo más- explico rápido y nerviosa por la mirada que le había dado.

-Si, ni siquiera andaban solos, cuando ella vivía aquí siempre salíamos en grupo- agregó él Ignacio.

Sin querer hablar de ella me hizo compararme con ella, era preciosa todo en ella y yo bueno yo era insignificante a su lado.

-Raquel- me llamo la Dani- no tienes que llenarte la cabeza de weas, no tienes que pensar que tiene ella que tú no, no tienes que sentirte insignificante- me dijo como si estuviera leyendo mis pensamientos- eres una mina la raja y sí él no se dió cuenta de verdad es un aweonao, se acaba de perder a la media mina, Raquel en serio no quiero que estés triste- me abrazo después de decirme todo eso.

Ni siquiera lo sabía pero necesitaba las palabras de la Dani las necesitaba mucho.

Se separó de mí y me dió una sonrisa al igual que los otros dos restantes.

-¿Quieres que te acompañemos a tu casa?- me preguntó él Matías.

-Puedo irme sola en serio no quiero ser una molestia.

-Tranqui, en serio no nos molestaría acompañarte- dijo él Ignacio.

Asentí con la cabeza y empezamos a caminar, no dimos ni tres pasos cuando la Dani se golpeó la frente con su mano.

-Deje mi mochila, salimos tan rápido que se me olvidó- dijo mirándome apenada.

-No importa, ve de verdad puedo irme yo sola.

-No, que él Matías te acompañe y yo acompaño a la Daniela a buscar su mochila ya qué igual deje algo- dijo él Ignacio.

Mire al Matías como preguntándole y él solo sonrió.

-Mañana te voy a ver ¿ya?- me preguntó la Dani y yo solo asentí- además ahora voy a tener la oportunidad de pegarle al aweonao- añadió sonriendo.

Con él Matías empezamos a caminar a mi casa después de despedirnos del otro par, además igual mi casa no estaba tan lejos.

Nos fuimos caminando en silencio ninguno de los dos sabía que decir.

-Aquí es- dije apuntando a mi casa que estaba a mis espaldas- en serio gracias te lo agradezco.

-No te preocupes bonita- me dijo sonriendo- en serio no quiero que estés triste pero es algo imposible de pedirte- me abrazo haciéndome cariño en la cabeza.

Estuvimos así un rato hasta que nos despedimos y entre a mi casa.

Lloré de nuevo apenas entre y no quería ir a mi pieza ya qué tenía recuerdos de él.

Empecé a caminar a la pieza de mi mamá y al entrar tire mi mochila al suelo.

-¿Raquel?- dijo mi mamá media dormida.

-Mamá- le dije todavía llorando y tirandome a su cama.


Aquí hay un capítulo
largo el cuál casi
lloré escribiendo,
espero que les
gusté.

𝓲𝓵𝓾𝓼𝓪  [𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora