Después de una tierna e inocente confesión que marcó la vida de Min YoonGi como la de Park JiMin, se desata un caos que involucra el tiempo de vida de ambos.
Un rechazo que marcó el final de un principio.
El futuro da muchas vueltas y una vez que lo...
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Aquel sábado en la mañana se encontraba rodeado de nostálgica en tonos grises, el clima caluroso había abandonado la ciudad y ahora se bañaba en gotas de lluvia. Pese a que la apariencia de ser un día triste, para alguien como Jimin resultaba ser todo lo contrario, pues amaba demasiado que el clima fuese así.
De cierta forma lo reconfortaba, esos momentos lo hacían imaginar que era un príncipe encerrado en una torre, esperando pacientemente ser salvado por un valiente guerrero que rompiera algún tipo de maldición y pudieran vivir felices para siempre, algo bastante infantil, ¿Verdad? No lo culpen, Jimin amaba ser un soñador empedernido, no obstante, su trabajo de eso se trataba, la imaginación tenía que ser ilimitada.
Y si tenía que contar del avance de su vida personal, demasiado había cambiado en la vida de Park Jimin. El tiempo siguió su curso, un mes había transcurrido rodeado de paz y calma luego de la inminente tormenta. El odio que sintió su corazón por tantos años se había ido y finalmente se podía permitir respirar la libertad que por mucho tiempo se permitió no sentir.
El primer amor que por tanto juró enterrar para siempre, fue desenterrado de la tumba y ahora volvía de entre los muertos por Min Yoongi. Por más que un sin fin de alfas quisieron llegar a conquistar su corazón y no pudieron, su corazón siguió en el mismo lugar.
Jamás habría lugar para alguien más que no fuese su destinado, por más que fueran los mejores pretendientes quienes quisieran su mano, el amor que sentía hacía Yoongi nunca podría morir.
─Tierra llamando a Park Jimin, uno, dos, tres ─Taehyung imitó con sus manos un Walkie Talkie, fingiendo intentar comunicarse, sacando de la ensoñación a su mejor amigo ─, ¿Me escuchas? Creo que he perdido tu señal. Dime algo, por favor.
Aquella voz trajo de vuelva a Jimin de sus pensamientos. Instantáneamente su rostro se cubrió de rubor ante la mirada intensa de Kim Taehyung quien lo observaba con gracia, sin dejar de sonreír con diversión en el proceso.
─Oh no, lo siento mucho, TaeTae ─Jimin se apenó y volvió su atención a su mejor amigo ─, creo que me perdí en mis pensamientos y no me dí cuenta.
Había llegado a casa de sus mejores amigos esa mañana por invitación de Hoseok y Taehyung, quienes por teléfono insistieron en que lo extrañaban demasiado y querían pasar momentos juntos con él. Y ellos no eran los únicos en que también lo extrañan, Jimin lo hacía también, no existía momento en que no recordase con nostalgia y cariño aquellos días en los que todos estudiaban juntos. Su grupo de amigos siempre fue unido. La llegada de Jung Hoseok hizo que sanarán sus heridas y volviera a confiar en los demás luego de todo el daño que sufrió como adolescente por ser pobre.
Por ahora estaban en la comodidad de la sala, disfrutando de una buena charla con algunos bocadillos que había hecho Taehyung para la visita de Jimin.
─Tranquilo, te comprendo a la perfección, Mimi ─opinó Taehyung con una sonrisa divertida, disfrutando de esa nueva faceta en su mejor amigo ─, el amor te vuelve así, no te sientas mal por mostrar esos sentimientos.
