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Padre Nuestro,
que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
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—Luci, amor. Los ángeles ya ingresaron a Traición.
Mis ojos se abrieron de par en par al escuchar la voz de Lilith. Lleno de impotencia, apreté el agarre de mi bastón y agaché la mirada hacia el suelo color sangre.
—Esto es mi culpa. — susurré con un hilo de voz.
Pude sentir la presencia de Lilith en mi espalda, rodeándome con sus delgados brazos los hombros como un vago intento de consolarme. Solté un largo suspiro al sentir su calor contra mi piel, fijando mi vista en algún punto del salón que se cernía ante nosotros.
—No tienes porqué culparte de nada. Este es el castigo que todos los pecadores merecen pagar. —respondió ella tan cálidamente que de verdad me esforcé en tranquilizarme.
Sin embargo, no pude, mientras más pasaban los minutos mi aflicción se hacía cada vez mayor. Mis pensamientos iban y venían como olas de los más tóxicos mares. Los indefensos demonios siendo masacrados, los mísmisimos ángeles, los burlones ojos De Dios clavados en mi persona... Alastor...
Un sollozo casi escapa por mi garganta al imaginar a Alastor muerto entre las sábanas. Tal imagen destroza mi alma y me impulsa a salir de este mugroso lugar para ir a buscarlo. Sin embargo, Lilith no me lo permitiría. Tantos años juntos que ya es tradición compartir en pareja durante las exterminaciones anuales. Me protegía y yo la protegía a ella. Éramos un equipo. Hasta que... bueno, Alastor entró a mi vida tan suavemente como el aleteo de un ángel de la guarda. Ahí, todo se resquebrajó en miles de pedazos, Lilith lo supo al instante, pero, me dejó estar. No fue en vano pasar tanto tiempo juntos. Nos conocemos tanto que sabemos lo que piensa el otro en tan sólo una mirada. Nos permitimos cosas que una pareja normal no permitiría... pero, supongo que yo llegué demasiado lejos.
—Lilith, yo también soy un vil pecador...— un nudo en la garganta ahogó cualquier otro indicio de palabra. Me giré sobre mis talones y la confronté. En mis adentros, esperaba que Alastor fuera el que estuviese aquí conmigo, no ella.
Hubo una breve pausa, un silencio que nos dividió miles de metros de distancia. Me recordó las primeras veces que nos encontrábamos furtivamente, cuando la distancia nos consumía poco a poco, cuando nos deseábamos descaradamente ante la mirada de Padre.
—Tú sabes que no soy Dios para juzgarte, Lucifer... — su voz melodiosa y elegante inundó mis sentidos mientras que sentí su delicada mano posarse en mi mejilla. —Te conozco.
La admiré por unos segundos: bella, preciosa, perfecta. ¿Qué sería de mí sin semejante ser en mi vida? Posé mi rostro en su mano, aceptándola. La amo tanto...
—Lilith...—mascullé desesperado.
... pero, también, amo a Alastor con cada pizca de mi ser. Y no me importa ser juzgado.
—Al menos hazlo por ella, Luzbel.
... no.
—Su Majestad, hay una emergencia...
Las puertas del salón se abrieron, así como el momento se rompió. Uno de los guardianes entró. Tenía la cara crispada llena de miedo. Lilith y yo lo miramos atentamente, pasando en alto su interrupción.
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sinners ❁ appleradio
FanficLa manzana del pecado de Lucifer es Alastor. Le gustaba visitarlo. Sin embargo, las visitas paran luego del nacimiento de su hija. appleradio 7/04/20 🌟 1# APPLERADIO