Secuestro

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—Estoy afuera— me recosté contra la pared, centrando la mirada en los coches que pasaban delante mio.

—Go, entra solo un segundo, aun no termino.

—Silvana, no jodas. ¡Tarde 20 minutos, y vivo a una cuadra! Sal de una maldita ves.

—¡No digas groserías! Y sube de una ves, debe estar Mauricio.

—No, Sil... ¡Arg! ¡Maldita seas!— grite, llamando la atención de un señor que pasaba con su pequeño caniche. Articule una sonrisa, bueno si "sonrisa" denominamos apretar los labios e hinchar los cachetes. La verdad no me importaba, al menos no ahora. Moría de hambre, y Silvana daba mas vuelta que una calesita solo para ir a un Mc Donals, maldije por lo bajo por ultima ves . Y camine hasta las puertas de su edificio, del otro lado, Mauricio se encontraba mirando fijamente su diario. Di un golpecito a la puerta para llamar su atención. Enfoco la mirada, y sonrio al reconocerme, lentamente se levanto de su pequeño escritorio y se acerco a la puerta.

—Buenas noches niña, ¿Vas a con los niños Montoya?—asentí efusiva mente, causando una risita por su parte. - Pasa, el niño me llamo para avisarme que venias, te deben estar esperando.

—¿Pascual lo llamo?

—Así es, ¿Hay algún problema?

—No, claro que no. Solo que eso me suena raro, ¿Que estarán tramando esos dos? — el solo me sonrie, y cerro la puerta tras nosotros. Le devolvi la sonrisa, y segui mi camino hasta el ascensor. Mire fijamente la puerta de metal, esto no me daba buena espina.

Cuando las puertas se abrieron, observe fijamente el interior. Cuando los hermanos Montoya se traían algo entre manos, la que paga los platos rotos siempre era yo. Tenia dos opciones en este momento, volver a mi casa pero antes pasar a comprar algo para cenar o confiar en mi desquiciada mejor amiga y en su sensual hermano.

—Me arrepentiré de esto— suspire por ultima ves, y entre a la caja de metal. Mi celular vibro en mi bolsillo trasero, lo saque y una sonrisa automáticamente decoro mi rostro. El nombre de "Adonis" brillaba ante mi, abrí el mensaje. Pero antes de poder leerlo, las puertas se abrieron, dejando a la vista a un muchacho castaño con grandes ojos grises, que me observaba con una enorme sonrisa. Nuestras miradas se encontraron...

Y los siguientes minutos, pasaron en cámara lenta. Entre en pánico al ver a Pascual lanzarse al ascensor, en un intento de huir, aprete los botones pero lo que consegui fue cerrar las puertas. Lo cual fue un error, él solo tuvo que estirar ambos brazos para poder agarrarme. Fue rápido, y retuvo mis brazos contra mi espalda, mientras que con la otra mano me dio pequeños golpecitos en la cabeza.

—Te comprare comida, a cambio de dejarme ir—Sus ojos se abrieron, y su agarre se aflojo. Bajo la mirada hasta mi, pero algo llamo su atención. Sin llegar a entender del todo, logro darme vuelta, y aprisionarme contra su cuerpo, con su mano libre estiro el cable que salia por debajo de mi camiseta, de un simple tiron atrapo mi celular.

—¿Adonis?— alzo una de sus pobladas cejas, levanto el brazo que tenia libre y comenzo a leer mi conversacion. 

—¡Devuélvemelo! ¡Pascual, maldita sea!— forcejee, pero fue en vano, era un pequeño duende alado de él. Pero como si fuera un mal chiste, las puertas volvieron a abrirse, dejándome ver otros pares de ojos grises.

—¡Se hace tarde! Agárrala de una vez ¿justo hoy tenias que hacerte trenzas Go?— como si fuera un robot, Pascual reacciono a las ordenes de su hermana, guardo mi teléfono en su bolsillo. Y sin ningún esfuerzo mis pies dejaron de tocar el piso, me puso en su hombro y salio del ascensor conmigo gritando. Silvana nos seguía mientras grababa la escena con una sonrisa en los labios.

—Soy una idota, sabia que no debía subir. —Pascual entró al departamento conmigo aún en su hombro, camino hasta la habitación de Sil, y me tiro sobre la cama.

—Deja de quejarte, sientate. — le saque el dedo del medio, antes de que un simple tiron de mi brazo me levantara— Se buena niña, y escucha. Se abrió un nuevo bar, se llama "Zero", no me hagas caras.

—No me importa, y no quiero.  Me prometieron una enorme y grasosa hamburguesa, no un bar. Ademas debo estudiar...— antes que pueda seguir defendiendo mi caso, él "Sr.Gigante" sacó mi celular de su bolsillo y lo sostuvo en alto. Como si tuviera resortes salte de la cama y me lance a él, intentando envano recuperar mi celular. Sus uno ochenta y seis, superaba por mucho mis uno sensenta. 

—Las condiciones para recuperar tu cacharro son las siguientes, te arreglarás, y te irás a distraer. Faltan 3 semanas para los exámenes, asi que no tienes excusas. ¿Eh sido claro?

—Te odio.— dije dandome por vencida. Sabia por expericiencia que Pascual no se andaba con rodeos, si no hacia lo que él queria seguramente no veria mi celular en vario días. 

—Tomare eso como un si, Sil ven —la castaña asomó su cabeza por la puerta entreabierta, observó la escena varias veces antes de entrar. Cuando lo hizo, se colocó alado de su hermano— No puedes golpear a Sil, ni gritarle. Si no, no tendrás tu celular de nuevo, y le diré a tu padre que fuiste tú quien rompió su whisky importado. —La sonrisa de ambos hermanos, me desquicio. Mi pobre alma salió de mi cuerpo al escuchar del whisky, solo cometes un error y te persigue por el resto de tu vida. 

Refunfuñando por lo bajo, volví a la cama y me senté, mirando a los dos con toda mi furia. Pascual me guiñó el ojo antes de salir de la habitación silbando. Dejando con su hermana menor, quien corrio a su armario.

Varios grititos míos, y muchas maldiciones despues me encontraba sentada en la parte de atrás del auto de Pascual. Observe a lo lejos una gran M amarilla, más la observaba más hambre me daba. Llevaba horas sin comer, podía escuchar mi barriga retorcerse.

—Te daré tu bendita hamburguesa. Ya estamos por llegar —mis ojos viajaron hasta el retrovisor, donde Pascual me observaba. ¿Que ahora era adivino? — Si, lo soy. Leo mentes, principalmente de las rubias.

—Callate, y apresúrate en comprarme esa hamburguesa.— me cruze de brazos, y volví a observar el exterior. Me sorprendí al ver el parque que solía pasar cada día con el bus, mis pensamientos no pudieron divagar demasiado, ya que Pas estaba gritando por la ventanilla a alguien que robó su lugar para estacionar.

—Bajensen y espérenme aquí. — desactivo el seguro y con un gesto de mano nos echo a ambas, sin decir nada salimos del coche. Apenas cerramos las puertas, se fue dejandonos ahi paradas.

—Ya mismo me saco de la idea de ser tía, ¿que mujer lo aguantaría?— nos miramos y estallamos en risas, llamando la atención de un grupo de chicos al otro lado de la calle.

Los mire, o eso intente ya que mi atencion se centro en el edificio de tres pisos que estaba detras de ellos, en la parte superior se veia una terraza cubierta por plantas, al bajar un poco la vista te encontrabas con el segundo piso, se lograba ver el interior del lugar ya que tenia grandes ventanales, debajo de ellos con letras blancas resaltaba el nombre del local, "Zero". Desde ahi la pared estaba recubierta por enredaderas con pequeñas flores azules. Por ultimo vi las puertas dobles que estaban abiertas, alado de ellas recostado por el mural, un joven me observaba. 

Cuando nuestras miradas se encontraron, una sonrisa broto de sus labios.

**

No suelo hacer esto lose, pero... quiero saber una cosa. 

¿Les gustaria que hiciera el cast con la foto de los personajes? ¿O prefieren imaginarlos?  

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⏰ Última actualización: Mar 11, 2020 ⏰

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