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Iba a parecer desesperada si le daba a seguir de vuelta tan rápido. Así que me dispuse a ver su perfil.
Y la última foto que subió, uuufffaaa.

                   @sanemishinazugawa

                   @sanemishinazugawa

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Dios, que me veo guapo en todas. 🤤

❤️ 7382.
💭 5372.

.

Vaya, vaya. Quién diría que esa preciosura me seguiría.
¡Y sí que está guapo! Confirmo a lo que puso de pie.

— ¡Shiori, ven! — mamá me llamó y fui directamente hacía ella sin rechistar.

— ¿Sí, mami? — le pregunté cuando ya estuve al frente de ella.

— Hoy fui a ver academias el día de hoy, y encontré la indicada. "Academia Kimetsu." —mencionó.

— ¿En serio? ¡Qué bien! — la abracé y le dejé un beso en la mejilla.

— Ahora tenemos que ir a comprar tus materiales. Pero... Yo no puedo ir. — se rascó la nuca.

— Le puedo decir a Aimé, total. Ella aún no ha comprado sus materiales.

— Muy bien, vayan mañana, avísale a ella.

— Entendido, mami.

Salí de ahí directo al sillón y me tire a este, abrí kakaotalk y le envíe un mensaje diciéndole que mañana vayamos a comprar, cosa que dijo que sí, le pediría permiso a su mamá.

Al rato después recibí una respuesta positiva. Así que mañana por la mañana iríamos.

Fui a mi cuarto y busqué una manta para cubrirme, quería estar más tiempo en el comedor.

¡Oh! Casi se me olvida.
Volví a Instagram, exactamente en el perfil de Sanemi y le di al botón de 'seguir'.
mientras movía mis hombros, apreciando tan bello perfil.

Hasta que pasé a darle corazón a una foto antigua... ¡Lancé el celular a la otra pared de la casa! Y entré en razón. ¡Él lo puede ver! Al momento de levantarme a toda velocidad, pasé a arrastrar la alfombra, cosa que hizo que me vaya directo de jeta al suelo.
Chillé por el dolor y cómo pude me arrastré hasta dónde se encontraba mi móvil. Lo tomé con una mano, porque la otra sostenía mi mandíbula adolorida.

Ya valió, lo dejaré así. Ya me iré a dormir, mejor. Mañana tengo que hacer cosas.
Pero, antes de dormir, cambié mi fondo de pantalla por esta hermosa foto.
Hola, Sanemi. Me haces pecar.

 Me haces pecar

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( . . . )

Bien, nuevo día, hoy quedé en ir a comprar mis útiles junto a Aimé.
Hice mi rutina mañanera. Me volví a bañar, buscar ropa limpia, y a cepillar mis dientes.
Antes de salir de casa, madre me dió dinero para comprar.

Cuándo me levanté ni me fijé que hora era, simplemente le envié un mensaje a Aimé, diciéndole que ya estaba lista y que ya pasaba a buscarla.

— ¿¡Sabes qué hora es!? — sentí un grito proveniente de la anterior mencionada.

— La verdad... No. — me encoguí de hombros, restándole importancia.

— ¡Son las nueve de la mañana! — me gritó.

— ¿Qué hago despierta a esta hora? — una mueca apareció en mi rostro mientras tiraba de mis cabellos.

— Será mejor que cierres el hocico.

Empezamos a caminar, y me puse a reír. Cuándo pasemos en algún StarBucks le compraré algo. Y así fue, ambas pedimos chocolate caliente. Y luego de pagar volvimos a nuestro destino. Mientras íbamos tomando esa dulcura, le hablaba del chico de ayer.

— Me siguió en Instagram. Y está buenísimo. — reí y le mostré la foto que tenía de fondo. Casi escupió su bebida.

— ¡Está diez de diez!

— ¿Verdad? Esas cicatrices lo hacen ver más rico.

— Ya quisiera que me siguiera alguien así. Y parece que te buscó hasta por cielo, mar y tierra.

— ¿Tú crees? Se ve cómo un adolescente, eso sí.

— Claro que sí. Y más o menos, pero tiene pinta que te supera en edad.

— Bien, ya tengo suggar daddy. — bromeé.

Se rió.

— Igual sería genial. — me miró mientras movía sus cejas de arriba a abajo.

— No lo niego.

Y así por fin llegamos a nuestro destino.
Tomamos un carrito y nos recorrimos todo el súpermercado, buscando todo lo que piden en los colegios.
Compré un nuevo estuche y lápices, el primero que se me pierda, y me puteo a todo el salón, he dicho.

Terminamos de pagar todo, cuadernos, estuches, lapiceras, carpetas, todo. Y nos fuimos directo a casa.
Ella pasó a dejar sus cosas, y nos fuimos a mi casa.
Hay Aimé se pasa todo el día, es familia.

— Ya, bueno, tengo hambre. — dije dejándo las cosas en el suelo de mi habitación.

— Y yo.

— Se me antoja un Sanemi. — automáticamente recibí un cojín en la cara, nuevamente quitándome mi apreciado oxígeno. — ¡Qué me muero, puta!

Se alzó de hombros mientras reía escandalosamente.
Sonó mi móvil, tiene de tono de notificación una rana, era exactamente una notificación de Ig.
Y madre mía... Esto no me lo esperaba.

❝ Imagination. ❞ ; Kimetsu No Yaiba. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora