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Me aparte de ahí dejando que entre. Pidió permiso y le mostró una sonrisa.

- bienvenido a mi humilde hogar. - mencioné yo al momento en que cerré la puerta.

- ah, que linda. - murmuró él mirando a todos lados.

Alcé una ceja algo divertida acerca de la visita que tenía ahora, aquella serpiente albina se encontraba en el brazo del chico.
Por alguna razón me encontraba felíz, él tenía buena pinta y se veía muy bien ahora. Bueno, cuándo me lo encontré también se veía bien.

- y bueno... ¿A qué se debe su hermosa presencia? - le pregunté sin rodeos esperando no sonar como mala persona, él se giró y mostró una pequeña sonrisa.

- pues, molestaban mucho en casa y aún no se acostumbran a Kaburamaru. - en aquél momento en dónde mencionó a su amigo bajó su vista a su brazo, la serpiente siseó.

- ¿Aún no? Oh.

- sí, y eso que ya lleva tiempo, son muy bobas a decir verdad.

Él se refería a sus hermanas, eso no me lo esperaba. Y yo pensando que yo era la persona más estúpida en olvidarse todo en cuestión de segundos.

Mi boca se abrió levemente mientras me acercaba un poco Iguro. Estiré mi brazo junto al suyo esperando a que su amigo pase al mío, no demoró mucho, sonreí y reí levemente ante aquella acción, me agradó bastante a decir verdad.

Justo en ese momento me di cuenta que seguíamos la puerta, ¿ven? re estúpida salí. Chasquee la lengua.

- ¡Iguro-San, por aquí! - mencioné algo fuerte esperando llamar su atención ya que en ese pequeño momento ya se encontraba en su móvil, perdido. Ladee mi cabeza un tanto confundida.

Levantó la vista y achinó sus ojos unos segundos, wow, me desconoció o está enfocando, me sucede diariamente.

- ¡Ah, claro!

Fue lo único que mencionó y guardó su móvil en el bolsillo de su poleron que traía consigo.

Me dispuse a volver a su lado y empezar a caminar hacía la sala. Esperaba en ese momento en que no se aburriera y dijera algo, tampoco era como si yo fuese muy divertida. Me mantenía bastante lejos de ser el centro de atención.

- Shio.

Alcé un poco la cabeza y por ende la vista, alcé de paso ambas cejas esperando a que prosiguiera en hablar, era pecado llamar mi atención y luego irse como si nada hubiese pasado, eso si que no. ¿Ven? Me paso película en un momento.

- Te quería decir que tengas cuidado con Kaburamaru. - con su dedo indice de su mano derecha apuntó a su cuello, dándome a entender que me fije en el mío, dónde aquella hermosa serpiente reposaba tranquilamente.

Esperen, paren el tren. ¿En qué momento llegó ahí? Pero si estaba en mi brazo, bajé la vista, y pues, no estaba, claro está. No si, para pendeja no se estudia. Más boba no puedes ser, eh, Shiori. Sentí como automáticamente me respondía una voz en mi cabeza con un "sí, sí puedo." por reflejo hice una mueca.

Dejándo el tema de que me respondí mal, volví mi vista al chico al lado mío. Se encontraba bastante relajado, no tardará en irse con lo pendeja que estoy. Tanta tranquilidad en la casa se debía a que no estaba Aimé.

Y puedo decir que me sorprende que no haya estado como la vieja copuchenta de la cuadra viendo si metía a alguien a mi casa para delatarme con mi madre. Era peor, seguro y ya se durmió.

- Tengo dulces. ¿Gustas? - por fin me digné a decir algo con sentido en todo el rato que estaba él.

- no soy mucho de dulces, pero está bien..

Cuándo escuché lo primero me había roto el corazón, hasta yo escuché como sonó, se había roto en mil pedazos... ¿Dramática? Exactamente mi ciela.

- siéntate dónde sea, tranquilo. Con confianza.

Dejé dicho eso y antes de partir levanté un dedo indice dando a entender a que espere. Así lo veía yo, quizá y que habrá entendido.

Me di media vuelta y regresé a mi cuarto, claro, ahí estaban todos mis dulces, como la mujer que soy debo de tener mis dulces, escondidos, muy bien escondidos, porque cuando van desapareciendo justo son los días en dónde viene Aimé, ella sabe que esos son dulces de emergencias, ella igual tiene los suyos, pero nooo, ella como una ladrona profesional me roba los míos, está niña jura que no me entero.
Luego cuándo yo hago lo mismo con ella se enoja, así que chiste.

Cuando por fin los encontré, volví dónde se encontraba él, con obviamente los dulces en mano.

Cuando llegué al lugar en dónde le había dicho que se quede,,, no estaba.

Bye conmigo, o sea, ¿en que momento desapareció?, ¿tanto me tardé en buscar los malditos dulces?, ¿ya Aimé me lo robó?

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Bye conmigo, o sea, ¿en que momento desapareció?, ¿tanto me tardé en buscar los malditos dulces?, ¿ya Aimé me lo robó?

Mi mente se dividió en dos opciones.
1. Buscarlo.
2. Esperar a que aparezca mientras como los dulces.

Efectivamente hice la Do- la Uno, claro que sí.

Dejé la bolsa en la mesa de centro y caminé, esperando sentir algún movimiento o pisadas provenientes del chico mayor.

Bueno... ¿Qué se hace cuándo no escucho nada? Fui a la cocina y nada, al baño y nada, de por si volví al lugar inicial y no estaba, levanté más la vista y sí, estaba afuera. ¿Por qué no se me ocurrió antes? Debí parecer estúpida buscándolo como idiota.







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meperd0n an¿. 😔✌🏻

❝ Imagination. ❞ ; Kimetsu No Yaiba. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora