Thor y Carol (Tharol) - Oneshots y Minihistorias

Capitana Danvers - Parte 1

Carol ingresa saludando al lugar con una sonrisa. Desde la batalla que tuvo en Pakistan, todo el mundo hablaba maravillas de ella. Entre tantas cosas que era la sucesora del ex Capitán América, por lo cual debería de llevar su nombre. Aunque eso ella debía decidirlo. Admiraba mucho a Steve Rogers, pero no quería ser reconocida por ser la sucesora de un hombre, sino ella iniciar un nuevo legado y eso es lo que haría.

Necesitaba un traje nuevo para combatir, su traje de piloto le gustaba pero no era de lo más comodo para pelear cuerpo a cuerpo. Para ello, la Dra. Lawson la ayudaría junto con su aprendiz, Erick Selving. Camina por la base subterránea de SHIELD en Sacramento, buscando a la persona que más admiraba, pero pareciera que no estaba por lo cual al llegar al final del pasillo se atreve a preguntarle a un pelinegro que estaba sentado leyendo el periódico.

– Eh. Hola – lo saluda la rubia acercándosele, pero este ni se molesta en verla – Estoy buscando a la Dra. Lawson

– Está ocupada con el Director de SHIELD – responde el hombre de ojos verdes

– Comprendo – dice Carol y al ver que el joven no parecía querer decirle nada más, atina a hablar ella – ¿Puedo esperarla?

La rubia al apoyarse en un escritorio, estira sus pies adelante mostrándole al pelinegro, sin querer, sus tacos azules con la insignia estrella dorada con la que la reconocían todos. El hombre alza la vista de inmediato encontrándose con la mismísima Capitana Carol Danvers, la cual llevaba una falda azul con borde dorado, una blusa blanca, saco azul con hombreras rojas y detalles dorados, además de tener en su pecho todas las insignias que se había ganado.

Era hermosa con su cabello suelto bien peinado, y bella con su leve maquillaje, sus labios rosas. Sonríe fascinado al tenerla al frente de él.

– Por supuesto, Capitana – responde el hombre enderezándose para verla bien – Usted esta en las portadas de todos los periódicos, debería de pedirle un autógrafo aquí... – comenta señalando el periódico que tenía

– Oh claro, con gusto... – responde Carol tomando el lapicero que él le daba, más se ve confundida cuando el pelinegro la redirecciona con el lapicero en mano hacia su bícep derecho

– Pero en realidad quiero mi autógrafo aquí... – agrega viéndola fijamente en los ojos, coqueteándole notablemente – Si no es mucha molestia – dice él casi susurrando con una voz ronca

Carol siente sus mejillas calentarse. Nunca nadie le había coqueteado así. Aun así, prefiere mantener la calma por lo cual sonríe para responder.

– Ninguna, Soldado Rumblow – afirma la rubia para darle su autógrafo y al leer su nombre en su etiqueta del pecho

Una vez firma su bicep, Carol deja el lapicero en el escritorio y se gira para alejarse volviendo a donde había estado. Pero cuando gira, Rumblow de inmediato se coloca delante suyo, acorralándola entre él y el escritorio.

– Salvo a todo el pueblo palestino, siendo su mayoría mujeres... – se inclina un poco colocando sus manos a los lados de ella en el escritorio – Los hombres del mundo deben de agradecérselo

Él literalmente tenía su rostro a pocos centímetros del suyo. Carol siente su corazón latir frenéticamente, sin saber como detenerlo. Nunca había estado en ese tipo de situaciones. Podía golpearlo, pero ya había aprendido que la violencia nunca era la solución, así que atina hablarle.

– S-Si, bueno... – inevitablemente se pone nerviosa

– Pero ya que no están aquí – agrega Rumblow sonriente para inclinarse hacia ella y besarla