Caída y Ascenso del supremo | Overlord |

Cap 4.- NPC de carne, player de hueso

"Las oraciones y palabras entre comillas serán para cuando Alter hable en español y no en japonés"

Demiurgo estaba enfadado, enfadado consigo mismo por dejarse llevar por la felicidad de volver a ver a uno de los seres supremos y no darse cuenta de las intenciones de Albedo, enfadado con el hecho de no poder hacer nada para defender a Alter, enfadado por sentir que era la primera vez que fallaba, y a pesar de tener en frente a Albedo apuntándole con su hacha a Alter, él no podía desobedecer la orden que se le acaba de imponer, pero Demiurgo no se daba cuenta de que Albedo por muy ligero que fuese estaba temblando, ella dudaba de sus acciones y a pesar de poder realizar su objetivo de un principio, estaba petrificada sin saber qué hacer. Alter solo miraba fijamente a Albedo esperado cualquiera acción de ella, hasta que sin ningún aviso Albedo dejo caer su hacha al suelo y callo de rodillas con la mirada al suelo llorando. Nadie dijo ni hizo nada, puesto que Alter aun no revocaba la orden, hasta que Albedo hablo entre sollozos.

-No lo entiendo... Simplemente no lo entiendo... Tengo en frente a Alter... sama... a uno de los que traicionó a Ainz... a Momonga-sama, que nos abandonó sin importarle en lo más mínimo Momonga-sama, a pesar que lo tengo en frente, no puedo sentir otra cosa que no sea felicidad, felicidades de volverlo a ver, no lo entiendo, ¿a dónde fue el odio que he sentido todo este tiempo? ¿Qué es lo que siento?

Alter poco a poco se fue acercando a Albedo, ya lo bastante cerca puso su mano en su cabeza y ella esperaba algún castigo por lo que avía dicho, pero sintió que la mano le acariciaba la cabeza de una manera tan delicada y tierna que dé la impresión levanto la mirada encontrándose el rostro sonriente de Alter pero este había vuelto a su forma humana original y también cambio su ropa a la que traía cuando llego a ese mundo.

-Albedo, eso que sientes lo puede sentir el anciano más sabio o la joven más pura. Desde mi punto de vista, lo que odias no es a mí en sí, sino el hecho de que me haiga ido y nunca volver. Yo no me fui porque quisiera, ninguno de nosotros de hecho, la razón por la que nos fuimos fue porque se nos acababa el tiempo en Yggdrasil y teníamos que buscar la manera de conseguir más tiempo, no, de ya no depender del tiempo, algunos de nosotros se quedaron en Nazarik para poder cuidarlos mientras que los demás hacían lo que podían en nuestro mundo, pero al final el tiempo se nos acabo, más sin embargo la presencia de Momonga en Nazarik logro salvarlo llevándolo aquí, pero nada de lo que diga podrá aliviar por completo el dolor que tu o que los demás guardianes haigan sentido por nuestra ausencia, así que déjame decirte desde el fondo de mi corazón, en la forma más pura de Alter AltaGracia Réquiem, y en la forma más completo de Héctor Gutiérrez Villalobos...

Alter se arrodilló para quedar a la misma altura que Albedo, pero como él era mucho más pequeño que ella quedo por debajo de su altura, pero eso no le importo, y se acercó a ella abrazándola con ternura por la cintura acercándola a él.

-Lo siento, lo siento con todo mi corazón por no haber estado todo este tiempo, y espero que algún día pueda ganarme tu perdón.

Albedo no lo podía creer, después de lo que dijo e hizo, tenía a Alter abrasándola, demostrándole afecto y arrepentimiento de una manera inconcebible para cualquiera de Nazarik, pero al sentir el agarre y el calor de Alter hizo que Albedo ya no pudiera más y empezó a llorar libremente intentando ahogar sus sollozos, pero Albedo no era la única afectada por las acciones de Alter, los guardianes de piso presentes ahí junto a Sebas y Tsuare, al escuchar lo que dijo Alter sobre la causa de la ausencia de los seres supremos, su devoción creció aún más, se sentían honrados de haber sido protegidos por ellos, Demiurgo, Cocyutos y Sebas creían que debieron haber ayudado en la lucha que hicieron los supremos en su mundo, y Tsuare al ver el afecto y la bondad de uno de los seres supremos, se sintió afortunado de poder servirle y de conocerlo principalmente. Una vez que Albedo dejo de llorar, correspondió de mejor manera el abrazo de Alter, pero esto no duro porque Alter poco después se levantó y se percató que aún no había revocado la orden que les había dado a los presentes.