Capítulo 1

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– ¿No puedes entender que tengo muchas ganas de ir al concierto? – preguntó poniendo un puchero en su cara que hizo que Mimi se ablandara un poco.

– Claro que sé que tienes ganas de ir al concierto – abrazó a su hermana de lado – por algo fui yo la que te regaló las entradas – dijo sonriéndole – ¿O es que ya lo has olvidado?.

– ¡Como lo voy a olvidar! – levantó los brazos eufóricamente dándole sin querer a su hermana en la barbilla haciendo que se mordiera la lengua. Al darse cuenta se le cambió la cara a una de pánico – Joder joder, lo siento Mimi de verdad, ha sido sin querer, no te había visto.

– Pero como no me vas a ver cacho embustera, si estoy a tu lado – le suelta esta vez abalanzándose encima de ella haciendo que cayese de nuevo sobre la cama – Te vas a enterar.

Mimi empezó a hacerle cosquillas a su hermana haciendo que se retorciera en sus brazos mientras pedía clemencia.

– ¡Ah Mimi! – gritaba mientras pataleaba al aire intentando que su hermana la soltase – por favor para, que no puedo, por favor.

Tras unos minutos más en los que parecía que a Valentina la estaban matando a base de cosquillas, consiguió darle un rodillazo en el estómago a su hermana haciendo que esta vez fuese ella la que cayese en la cama junto a su hermana, rodeándose la zona donde le había dado su hermana con los brazos.

– Madre mía tú lo que quieres es matarme hoy – se giró señalándola acusatoriamente a un milímetro de la cara – A este paso te quedas sin acompañante para ir al concierto.

– No no no, que yo te quiero mucho mucho muchísimo por favor perdóname – decía mientras le repartía besos por toda la cara a su hermana haciendo que pusiese la cara más adorable que tenía ya que amaba a su hermana.

// ¡Miriam, Valentina, a comer! //

– ¡Ya vamos! – gritaron las dos a la vez haciendo que ambas se mirasen y empezaran a reír.

Mimi se levanta de la cama la primera tendiéndole la mano a su hermana.

– Vamos mocosa, que estoy oyendo rugir tu estómago desde aquí.

Le agarra la mano para impulsarse quedando de pie junto a su hermana, dándole un golpe suave en el brazo.

– No seas mentirosa, que las tripas que están sonando son las tuyas, que parece que no les das de comer desde hace meses.


***


Una vez que terminaron de comer, ambas hijas se dispusieron a recoger la mesa mientras que su madre se fue al salón a ver la tele, dejándolas solas en la cocina.

– Oye – llamó Valentina la atención de su hermana, que estaba lavando los vasos – ¿Hoy has quedado con las lolas?

– Pues si, teníamos pensado quedar – dijo sin dejar de lado los vasos pero girándose para mirar a su hermana – ¿Por qué ese interés?

– Es que... – esquiva la mirada de su hermana porque le daba vergüenza por lo que le iba a pedir – ¿Me podría ir con vosotras? – pregunta todavía con la mirada en los platos que estaba metiendo en el lavavajillas.

– ¿Pero tú no habías quedado con Ainhoa para ir al cine? – se extraña Mimi ya que su hermana estaba muy emocionada porque iba a ver una nueva película que llevaba esperando meses.

Valentina hace un gesto que su hermana pudo entender como tristeza y fastidio.

– Se suponía que íbamos a ir sí – cerró la puerta del lavavajillas poniéndolo a funcionar y dando un salto se sentó en el poyete de la cocina – pero parece ser que me ha cambiado para ir con su novio a verla.

ELLA | Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora