Capítulo 4

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– Dame un tres, dame un tres – sopló sobre los dados y cerró los ojo – venga dame un tres – susurró.

Las tres mujeres estaban expectantes por ver que números salían de los dos dados que se estaban a punto de lanzar. Y...

– ¡Siiii! – gritó eufórica la más pequeña – chócala mamá.

– Joder un puto cuatro tío – se quejaba la rubia – por un número solo, eso debería ser ilegal.

– Anda deja de quejarte tanto Mimi – le riñó la madre.

– Eso – le apoyó su otra hija – perdedora – le dijo moviendo los labios sin emitir sonido.

Mimi le hizo una mueca burlona mientras le sacó la lengua y le robaba un par de patatas de la bolsa de la que estaba comiendo.

– Venga ahora dejaros de tonterías que me toca a mí – dijo cogiendo su cubo de color verde donde metió los dos dados y empezó a agitarlos.

Las dos hermanas se cogieron de las manos mientras hacían como que rezaban porque a su madre no le saliera un seis. Que era lo que necesitaba para llevar a su última ficha a casa.

– No miro, decirme vosotras que ha salido – les dijo lanzando los dados sobre el tablero.

Las dos hermanas se quedaron un par de segundos calladas, y su madre todavía con los ojos cerrados esperando la respuesta de sus hija. Preguntó qué le había salido. Abrió un ojo con miedo por lo que pusiera en los dados...

– ¡Toma ya! – celebró levantándose de golpe del sofá – ¿Ahora quienes son las perdedoras chicas? – le restregó a sus dos hijas que estaban delante de ella con atisbos de tristeza y derrota.

– Pero, pero... esto no es justo.

– Has hecho trampas – apoyó la mayor a su hermana a la vez que señalaba el tablero de parchís.

– Dejar de quejaros ya, que para una vez que gano – les dijo mientras empezó a recoger la mesa donde habían estado cenando y jugando las últimas horas – Pero ayudarme, ¿no? – añadió tras unos segundos en los que ambas chicas se había quedado en la misma posición.

Cuando terminaron de recoger todo el salón se decidieron ir todas ya a dormir. Ya era demasiado tarde y mañana a alguna personita le tocaba dar por culo desde por la mañana. Debido a los nervios qué iba a tener.

– Oye Val – llamó a su hermana antes de que esta entrase en su habitación – procura dormir algo esta noche – dijo riéndo.

– Ay calla – le dijo abriendo la puerta de su habitación – ni que fuera ver a una de mis cantantes favoritas para no poder dormir – dijo con lo que era una sonrisa irónica.



Mimi ahora se encontraba en la cama, boca arriba y hablando con sus amigas por twitter. Por twitter si, aunque ella sabía de sobra que en esa aplicación había mucho hater, a ella le encantaba. Por que a ver, de momento nadie le había venido molestando.

Le estaban preguntando si estaba nerviosa por mañana, obviamente su respuesta fue no. No era el primer concierto al que iba, tampoco seguía mucho a la artista. Aunque eso sí, saber, se sabía todas sus canciones. Porque su hermana es lo único que había estado poniendo por casa últimamente. Y bueno, hablando de la cantante. Miriam Rodríguez, así se llamaba. Tras cerrar twitter, ahora se fue directa a instagram para... bueno stalkearla un poco. Que ya que iba a ir a un concierto suyo, a ver como era.

Y joder como era, la chica la verdad es que tenía una cara que parecía haber sido esculpida, joder, pero... ¿y esa mandíbula?. Bueno yasta, ya había visto demasiado por esa noche. La verdad que la chica era bastante guapa, pero bueno, pasó un poco de ella. Porque total, la única vez que la iba a ver sería mañana y a un par de metros de distancia con suerte.




ELLA | Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora