Capítulo 6

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– Pero como quieres que me tranquilice – decía al borde de un ataque de ansiedad – no puedo, no puedo.

– Ven aquí anda – dijo Aitana atrayendo hacia si a su amiga.

Miriam se dejó coger, y Aitana le acogió en un abrazo.

Ya unos minutos después se encontraban las dos sentadas en el sofá de la casa de Miriam. Y esta ahora aunque no se había separado del todo de Aitana, tampoco seguía abrazada a ella completamente. Pues le parecía que ya había se había expuesto demasiado, aunque también era verdad que, era Aitana, su mejor amiga. Y ella ya le había visto llorar más de una vez, al igual que ella a Aitana, aunque, en realidad... , ella más a Aitana.
Todavía recordaba la primera vez que la vio llorar, qué curiosamente fue también cuando también empezaron a hacerse amigas.

Aquel domingo caluroso de Julio, en realidad ya quedaba poco para terminar el mes, tan solo un par de días. Habían pasado solo tres días de aquel campamento que tenía cómo duración otros doce días más. Cuando sus padres le dijeron que la habían apuntado a ese campamento, al principio se negó un poco, pues tenía ya se había planeado todo en el verano con un montón de cosas para hacer y aprender. Pero bueno, al final acabó aceptando, pues al fin y al cabo solo iban a ser unos días, ni siquiera un mes. Y también, que tenía doce años, no tenía que manejar supermega internacional ni nada de ese estilo.

Pues eso, habían pasado ya unos días desde que empezó y no había hablado prácticamente con nadie más allá que con sus otras compañeras de cabaña. Pero fue un día, saliendo del comedor, cuando vio a un grupo de unas tres o cuatro niñas. Pasó de ellas, pues se dirigía a su cabaña para poder llamar a su madre, ya que les habían dado un poco de tiempo libre antes de retomar las actividades. Fue al girar su camino para dirigirse a aquella zona de cabañas, cuando se dio cuenta de que en realidad aquellas niñas que estaban contra una pared haciendo tapón, lo que estaban haciendo era rodear a otra persona, a otra chica. Así que decidió dirigirse allí y ver mejor que era lo que pasaba.

– ¡Ehh! – gritó acercándose cada vez más a ellas, hasta que se fijó mejor en aquella chica, y echó a correr – ¡Qué coño hacéis! – les volvió a gritar mientras las apartó de un golpe.

Consiguió apartarlas un poco de la pared en la que estaban arrinconando a aquella chica con le que le había parecido que era un flequillo.

– ¡Qué si no me habéis oído! – les gritó dando un paso hacia delante – Que si no queréis que os meta una ostia a cada una estáis tardando en apartaros de mi vista – las chicas viendo la cara de cabreo que llevaba, andaban algunos pasos despacio hacia atrás. – ¡YA!

Miriam se quedó mirando por donde se habían ido aquellas estúpidas.

– Gracias – se giró encontrándose con aquella muchacha.

– No me las des por favor, porque esas... – miró por donde estaba mirando unos segundos atrás – son unas gilipollas sin cerebro – bufó negando y le tendió la mano – Me llamo Miriam.

– Aitana – acercó su mano con una sonrisa – pero de verdad que muchas gracias eh.

– ¿Te quieres venir un rato conmigo? – le preguntó ignorando lo que le había dicho – vamos a dar una vuelta o algo por el lago – ofreció olvidándose ya de llamar a su casa, pues le parecía más importante que la chica se despejara un poco – si te apetece claro.

– Claro – respondió con una sonrisa aún más grande que la anterior.

Tras eso, ambas se pasaron la tarde hablando entre sí, y contandose cosas sobre sus pequeñas vidas. Ahí fue cuando Miriam se enteró qué Aitana en realidad vivía en Madrid' pero que todos los veranos se iba a Galicia a pasar esos meses en casa de su abuela. Y que uno de esos días su padre vio un anuncio sobre el campamento aquel y decidió apuntarla para que se entretuviera un poco y conociese a gente de su edad.

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⏰ Última actualización: May 02, 2020 ⏰

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ELLA | Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora