Sinbad es un hombre reconocido y amado por su pueblo, a su vida no parece faltarle nada y no se ve interesado en elegir a la futura reina de Sindria a pesar de los intentos de sus compañeros, sin embargo, el pasado de Sinbad cae sobre su hombros cu...
Los días pasan como cualquier otro, los dolores han desaparecido desde esa noche pero no puedo evitar asustarme por pensar que podría volver a pasar lo de hace unos años, por más que le he dado vueltas no entiendo la razón por la que me siento así y sin llegar a una respuesta me dedico a entrenar a mis tropas como siempre.
─Comandante Neria ─escucho que me llaman y dejo mi tarea para dirigirme al hombre que se acerca tranquilo a mí.
─¿Qué sucede? ─atendí al guardia después de hacerle un ademan a mis hombres de que podían continuar.
─El Emperador solicita su presencia en el parco real ─es extraño recibir una notificación así pero no tengo más opción que respetar las ordenes del rey.
─Bien, voy para allá ─suspiré luego de ver una expresión nerviosa en su rostro tras agradecerle.
─Tenga cuidado señorita, el rey no se veía de buen humor hoy.
(Para ser honesta creo sólo una vez lo he visto de buen humor.)
─Ese viejo nunca está de buen humor, no te preocupes por mí y pídeles a los demás que tampoco lo hagan.
Aunque lo niegue, admito que ser citada directamente por el rey me causa un gran conflicto. No había estado frente a él desde que se me avisó mi compromiso con su hijo mayor. No tengo ningún problema con casarme con Kouen, los dos formamos parte del ejército Kou y tenemos casi la misma edad, además de la posición social en la que nos encontraríamos al ser parte de la descendencia del rey. No hay problema con ello... de hecho no lo había.
─¡¿Por qué tenías que aparecer en un momento así!? ─grité en medio de uno de los pasillos exteriores del palacio sin pensar en que alguien me podría haber escuchado.
─Oficialmente te he perdido ─escucho una voz conocida detrás de mí y al darme la vuelta me encuentro con la imagen de Judar que me mira con una sonrisa─ ¿Por fin caíste en la locura de este lugar y enloqueciste? ¿o por qué gritas así?
─Judar... no es nada ─le aseguro a pesar de que mi mente sólo puede vagar en la idea de que él está vivo. De alguna manera me frustra pensar que las cosas son muy diferentes a lo que imaginaba.
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NARRA Judar
Intentaba hacer un hechizo de hielo cuando escuché a Eliz gritar de la nada y me acerqué. Desde hace más de un mes a estado actuando extraño y tengo la impresión de que todo esto es desde que regresó tras asesinar a esos hombres. Normalmente es muy fría y seca, le gusta la sangre y las peleas violentas, esta mujer que apenas y muestra una expresión estando sola tiene un aura depresiva y no puedo evitar darme cuenta algo cambió.
─¿Y a dónde vas? ─seguía jugando con mi varita cuando volvió a caminar, me molesta que me esté ignorando de esta manera.
─Con el rey ─no detuvo su marcha ni por un segundo y comencé a volar detrás de ella, no puedo creer que el anciano la haya citado.
