*Disclaimer: Los Juegos del Hambre no me pertenecen pero sí este fanfic.
Juegos del Hambre: Nuestra canción (One Shot)
Parte 1: El libro de hierbas medicinales
Hacía ya unas semanas que Peeta había regresado del Capitolio para venir a vivir al Distrito 12, donde solo vivíamos Haymitch, yo, y algún que otro trabajador. Peeta vivía en su casa, tan vacía como la mía, pero eso ya era suficiente como para hacerme compañía: a veces veía un destello dorado a través de la ventana, me encontraba con las hojas de las Prímulas debidamente cortadas o me llegaba el olor a pan recién hecho. Eso era vida. Peeta tenía una vida cuotidiana y a gracias a su cotidianidad me daba cuenta de que yo estaba viva también. Me pregunto si él también se sentía así, si se fijaba cuando yo salía de caza o cuando salía a buscar al odioso gato cuando llovía. Antes de ir a dormir cierro puertas y ventanas a conciencia porque no quiero que me oiga gritar por mis pesadillas.
Peeta, Haymitch y yo compartimos existencia desde el más estricto silencio. Vivimos en un cementerio, en los despojos de lo que había sido nuestro hogar. Panem renacía, pero nosotros no podíamos prosperar, estábamos estancados en un punto incierto del pasado, desde el cual no se albergaba futuro alguno. Por primera vez no teníamos que luchar para sobrevivir, pero tampoco teníamos ninguna ilusión ni objetivo en esta vida que tanto nos había costado conseguir. Vacío. Solo cuando olía ese olor a pan o cuando escuchaba de fondo a Haymitch refunfuñar por tonterías, era cuando sentía que estaba viva. Y aun así, seguíamos sin ser capaces de compartir una misma habitación los tres.
Hoy había sido un buen día para cazar. Por fin había dejado de llover y volvía a hacer buen tiempo. Llevaba conmigo tres conejos y unos cuantos rábanos silvestres. Desde que no hacía falta que me preocupara por alimentar a mi familia, y ni siquiera hacía falta que me preocupara por alimentarme a mí misma (sueldo de por vida de vencedora), cazaba por costumbre y siempre poco, no más de lo que pudiera comer, ya que seguía sin soportar desperdiciar comida. Pero justo había cazado tres conejos y sabía qué iba a hacer con cada uno de ellos. Me acerqué a la casa de Haymitch y di unos golpecitos en la puerta. No respondió nadie. Era mediodía así que había esperado que estuviera despierto, pero quizás seguía siendo demasiado temprano para él. Me tomé la libertad de entrar y le dejé en la mesa de la cocina el conejo y los rábanos. Desde que se estaban encargando de su cuidado la casa tenía muy buen aspecto. Al menos podías entrar sin tropezarte con las botellas de alcohol vacías. Salí sin hacer ruido. Entonces me dirigí a la otra casa habitada, la de Peeta.
Sentí un poco de miedo y nerviosismo, el corazón me latía rápido y lo odiaba por el gran desconcierto que me causaba. Desde que había vuelto que mi corazón no había dejado de comportarse así; los latidos se disparaban cuando estaba cerca de él. Era la única persona en el mundo en quién confiaba plenamente y, a la vez, no podía estar segura de si iba a matarme. Teníamos una relación muy difícil y la pena se apoderaba de mí cada vez que recordaba lo que habíamos llegado a compartir... Me armé de valor y llamé a la puerta. Esta vez no me atreví a entrar sin permiso; si Peeta no respondía se lo iba a dejar en el porche. Pero sí abrió la puerta.
- Katniss –era él, parecía él, el Peeta de siempre. Su voz, su expresión serena, su timidez... sentí una punzada en el pecho.
- Hola Peeta, espero no molestarte –dije obligándome a mantener cierta distancia con él.
- No, tranquila, no estaba precisamente ocupado –le medio sonreí, sabía cómo de difícil era estar ocupado en la situación que vivíamos.
- Te he traído esto –y le tendí el conejo–, no me gusta cazar más de lo que puedo comer y no quiero que se eche a perder así que... –no era la primera vez que le traía algo del bosque, pero aún y así necesitaba justificarme. No quería admitir que desde hacía un tiempo había estado pensando en alguna excusa para verle.
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Juegos del Hambre: Nuestra canción (Oneshot)
FanfictionKatniss está muy contenta porque Peeta ha vuelto al Distrito 12 después de la guerra. El problema es que Peeta sigue teniendo secuelas como consecuencia del secuestro y Katniss no sabe qué hacer para acercarse a él. Sin embargo, todo cambia cuando...