Vegetta ni siquiera tiene que tocar el timbre antes de que la puerta del hogar se abra para revelar a un Rubius completamente listo para partir.
—¿Emocionado por esta cita, guapo? —Saluda Vegetta, recibiendo un puño igual de juguetón en el hombro de parte del castaño. Una sonrisa inconsciente se dibuja en su rostro ante la idea de que el menor haya estado esperándolo desde alguno de los grandes ventanales de cristal y haya bajado corriendo en el momento exacto.
No le molestaría en absoluto que fuese una cita, lástima que no lo sea realmente.
Ambos entran momentáneamente a la casa para poder transportar un cofre del sótano al primer piso, el cual está lleno de distintos materiales de construcción que posiblemente estarán haciéndole falta a los ciudadanos del pueblo.
De algún modo se las ingenian con todo y la mano herida de Rubius para montar el cofre en una pequeña carreta que aguarda a los pies de las escaleras y una vez en las vías inician pronto su recorrido en el pequeño tren hacia la casa de Luzu, con el propósito de asistir a la pequeña reunión que ha organizado para discutir los mas recientes sucesos, pues antes de haber terminado la semana nuevas noticias llegaron de Karmaland.
Aparentemente el graciosito que lleva ya buen rato instalando minas en las calles y casas, no solamente permanece como un desconocido ante las autoridades, sino que ha tenido el tiempo suficiente para planear lo que posiblemente haya sido un intento de robo y destrozar el huerto de hortalizas de un pobre anciano.
A pesar de eso Vegetta quiere aferrarse a la idea de que tal vez hoy pueda resultar ser un día agradable. Con la cálida brisa que se abre paso a través de las altas copas de los árboles mientras las aves cantan y se pasean entre las ramas en busca de sus nidos, la corriente del lago a su costado salpicando entre las rocas, reflejando la luz sobre la tierra y los pétalos de las flores en su orilla, todo su alrededor siendo tan ajeno a lo que entre la gente acontece parece estar en perfecta armonía.
Tras llegar a su destino tocan la puerta a falta de un timbre. Casualmente es Willy quien los recibe y siendo el autoproclamado jefe de reconstrucción se encarga de los materiales a partir de ese momento, relevando a los recién llegados de su tarea y encaminándose al pueblo.
Una vez dentro, Rubius va arrastrando los pies hasta el sillón más próximo como si el alma le pesará, en mitad de la habitación se encuentra una pizarra atiborrado de información y Luzu de pie a su lado dando el típico discurso.
—Para los que habéis llegado tarde, os recuerdo que la siguiente reunión será en casa de Willy que acaba de irse, se que muchos estáis ocupados así que he asignado horarios para la búsqueda que liderará Alexby y los… —El castaño se gira hacia una mano en el aire perteneciente al menor de la habitación— Eh, ¿Si, Alex?
—¿podríais repetirme por que tenemos que involucrarnos siempre en estas cosas?
Luzu suspira con pesadez y sujetando el puente de su nariz—. Nuestro alcalde es literalmente un cerdo, no creo que este de más darle algo de apoyo con la vigilancia y protección de Karmaland.
—¿Pero por qué tenemos que hacerlo nosotros exactamente? Hay gente para eso, dispuesta y con tiempo de sobra— no es que Alexby estuviese en contra de orientarlos en el caso, en realidad estaba entusiasmado por contribuir y pasar tiempo con otras personas, pero tras los primeros dos incidentes con las minas, termino tomándose unas vacaciones de su puesto en la policía para alejarse de la acción y pasar más tiempo en la seguridad de casa junto a su querido Jimmy, después de todo, morir no estaba dentro de sus planes a futuro.
—Ya han asignado el caso a alguien oficialmente.
—Sólo quiero hacerle el trabajo más fácil al Ayuntamiento. Mira, ya hablamos de esto, se que no quieres involucrarte demasiado, pero ahora mismo eres el único que conoce el patron de conducta en el sospechoso, sabes cuando volverá a atacar y puedes guiarnos en la direccion correcta, jamás te pediría algo que te pusiese en peligro.
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Como Un Niño Pequeño
Fiksi PenggemarEn ocasiones no hace falta decir ni una sola palabra para saber las cosas y en otras se debe rogar que en el mundo hayan suficientes para cambiar algo. O donde nadie en Karmaland admite sus sentimientos a menos de que se trate de situaciones crític...