🌼;; O3

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Habían pasado ya dos semanas desde que Angie había aceptado la invitación de los Wayne. Dos semanas ya en las que había aprendido a convivir con los Wayne. Debido a sus difíciles circunstancias, iba a continuar sin ir al instituto hasta dentro de otras dos semanas, cuando según los médicos darían un resultado al estado de su madre. De momento solo le quedaba continuar conviviendo con ellos, y tampoco es que fuese algo malo.

Por la mañana, Damian y Tim acudían al instituto privado de Gotham del centro norte, diferente al suyo, pues ella acudía al del centro sur. Jason estaba haciendo un cursillo que lo mantenía igualmente ocupado por la mañana y Dick, bueno Dick tenía diferentes planes cada mañana. Bruce estaba trabajando en la empresa obviamente, con lo cual, la mansión era completamente suya y de Alfred claro.

Su rutina matutina era más que nada despertarse tarde tras una noche de videojuegos con los chicos, películas con Tim, partidas de ajedrez con Damian o hobbies solitarios en su habitación. El dolor de espalda le avisaba de que ya era hora de levantarse. Bajó un pié y después otro, frotó sus ojos con su mano izquierda y se puso de pie algo torpe. Se dirigió a su cuarto de baño aseándose y quitándose la camiseta de manga corta y ancha con la que dormía se dispuso a vestirse. Optó por una sudadera de tres o cuatro tallas más anchas que la suya para hacer el efecto de vestido, unos botines negros con tachuelas plateadas y pelo suelto. Se acercó a su portátil y deslizó sus dedos por el área táctil de este para iniciarlo y así ver la hora. 11.37, tampoco era tan tarde.

Risueña, atravesó el largo pasillo de la segunda planta donde se encontraba su habitación y comenzó a bajar las largas escaleras hasta llegar al lobby, donde se dirigió directa a la derecha a la cocina. Por la mañana al estar tan vacía la casa, prefería desayunar junto a Alfred que normalmente a esa hora estaría preparando el almuerzo para dejarlo listo.

-¡Buenos días! -Saludó sentándose en uno de los taburetes de la isla de la cocina mientras comía un par de galletas del plato que se encontraba en su frente.

-Buenos días, señorita. -Correspondió alegre Alfred mientras se giraba a verla secando un vaso con un trapo. -Se leve bastante contenta hoy.

-Exacto Alfred. -Sonrió aún más. -Hoy por fin podré ver a mi madre.

Desde que Coral Evans entró en el hospital, se le había prohibido las visitas,incluso a su propia hija, con lo cual Angie no pudo verla desde el momento del accidente. Pero hoy, hoy era especial. Justo anoche, Bruce le informó de que la restricción de las visitas había sido removida y mañana la llevaría a verla.

-¿No está comiendo con mucha ansia señorita? -Preguntó algo alterado Alfred al ver como Angie más bien engullía las galletas en vez de comerlas.

La chica rió, pues no era mentira que estaba comiendo mucho más deprisa de lo normal.

-Pues sí Alfred, pero me gustaría tomar un baño antes de que los chicos lleguen y hacer algo de ejercicio, hace tiempo que no practico y me siento algo oxidada. -Explico con galleta en mano y vaso de colacao en otra.

-¿Es que usted hacía algún deporte? -Preguntó curioso el mayordomo. Realmente no le sorprendía pero quizás era información valiosa.

-Digamos que sí. -Pensó durante unos momentos.

-¿Digamos? -Preguntó algo confundido.

-Digamos. -Afirmó sonriente.

Angie recogió tanto el plato como el vaso y los dejó en el fregadero. Despidiéndose de Alfred, volvió a subir de nuevo a su habitación para cambiarse su atuendo por uno más apropiado. Con una toalla a sus hombros, un bañador con estampado vegetal y sus gafas de buceo en su frente sujetando su flequillo, caminaba segura a la piscina cubierta de la mansión Wayne.

🌼;; Keeping up at Wayne's| Damian WayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora