两个 ━━ Depression.

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       Eddie se encontraba tomando un par de cosas para salir, en la noche, con sus nuevos amigos, cuando logró divisar la esbelta figura de su compañero de cuarto; Richard, parada detrás suya

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Eddie se encontraba tomando un par de cosas para salir, en la noche, con sus nuevos amigos, cuando logró divisar la esbelta figura de su compañero de cuarto; Richard, parada detrás suya.

── ¿Dónde te vas, Eds? A este horario ya no podemos abandonar nuestros cuartos, ¿has visto el reloj? ──Dirigió su mano, con un dedo extendido, hacia aquel objeto nombrado, y señaló. Eran las dos y media, justo cuando debía irse.

── Oh, Richard, hola. Estaba por ir junto con Bill, Ben y Mike a un lugar que me querían mostrar. ¿Quisieras venir? Me dijeron que te pregunte, quizás tenías ganas de salir de aquí un rato, hacer algunos amigos, despejarnos, lo que sea. ──El castaño le sonrió, esperando una respuesta de su parte.

── Creo que estoy bien, gracias...

── ¡Vamos! Prometo que volveremos temprano, no van a encontrarnos. ──El más bajo lo tomó de la mano, permaneciendo con su insistencia── Los cuidadores duermen, es hora de salir ¡Mueve tus largas piernas de jirafa y vámonos!

Ambos chicos, silenciosamente, tomaron un abrigo ──que, quizás, no necesitarían──, ya que últimamente tenían climas muy fríos, y salieron, sigilosamente, del cuarto deprimente de paredes blancas en donde se encontraban. Pudieron ver a tres chicos más con una linterna amarillenta, esperándolos a un par de habitaciones de distancia. Hicieron un movimiento de manos, para avisarles que, silenciosamente, se acercaran a ellos.

── La verdad es que pensé que no vendrías, Tozier. Siempre eres tan callado y cerrado que creímos que no te caíamos muy bien. ──susurró Bill, con una sonrisa ladina asomándose en su rostro. ── En fin, caminemos rápido o tendremos que volver más temprano.

Bill Denbrough encabezaba la corta fila india que formaban para dirigirse hasta una especie de sótano que había en el hospital. Cuando se encontraban cerca de una puerta grande color marrón, giraron a la derecha, luego a la izquierda y luego a la derecha, otra vez. Una entrada color gris se hizo presente y, el "líder" volteó hacia los demás, con una sonrisa plasmada en el rostro. "¡Hemos llegado, mis queridos compañeros!" Exclamó con excitación. Habían esperado una semana para poder ir allí, como ocurría cada viernes.

Frente a ellos, había un cuarto inmenso, con un reproductor de música para CD, un juego de pool y uno de "Hockey de mesa". Más atrás, en el fondo de la habitación, se veían otras cosas, como: Una pequeña máquina de Arcade con el juego Pacman, unos sillones carmesí ──con la capacidad de espacio para dos personas──, una Tv antigua como la que había en el "living-comedor" y algunos libros, aunque no tan interesantes como los que Richard Tozier había podido traer de su casa.

── Éste, muchachos, es un espacio secreto que descubrimos con Stanny hace un año, maso menos. Aquí venían las enfermeras y enfermeros más jóvenes antes, para despejar su cabeza de sus pacientes. ¿No es esto increíble? Lamento que Stanley no haya venido porque se sentía mal hoy... ──dijo Bill, con una mueca de disgusto plasmada en su rostro.

── ¡Nunca pensé que encontrarían algo como esto en un lugar como éste! ──farfulló Eddie, sorprendentemente asombrado. ── Lamento lo de Stan, en la mañana lucía algo...

──... ¿deprimido? ¿Cansado?­ ──completó Bill, acto seguido bajó su cabeza, luego de notar un asentimiento de parte de Kaspbrak.── Stan es depresivo, quizás no había tomado sus medicamentos diarios y se encontraba triste. Quise hablarlo con él, pero simplemente me ignoró. ¡Nunca comprenderá que me preocupo por él! ──exclamó con irritación Denbrough, mientras golpeaba con su puño la pared. Estaba sufriendo uno de sus ataques de ira.

A Edward le surgió una gran pregunta, la cual no se animó a mencionar junto con sus compañeros: ¿Qué trastornos o enfermedades tendrían ellos? Quizás resultaba algo metiche o incómodo preguntar algo como eso, quizás lo dejaba como un desubicado, aunque a Richard no le hubiera molestado en lo absoluto contarle sobre su padecimiento. Decidió que lo mejor que podría hacer era esperar a que se lo cuenten o a que surja el tema, aunque lo más probable era que luego se lo preguntara a Tozier.

Estuvieron alrededor de media hora, o más, allí, hasta que una puerta carmesí, enfrentada a la grisácea por la cual habían ingresado, hizo ruido y vieron la perilla moverse, dejando ver a cinco chicas, con edades similares a las suyas.

── ¡Llegamos a la fiesta! Es una lástima, la verdad, que ya tengan que irse, ¿no? ──dijo una chica de cabellos rojizos y piel pálida, cubierta de pecas, con una sonrisa cínica.── Es nuestro horario, tontos. El viernes que viene necesitamos cambiar de turno, hay revisión en el pabellón de mujeres más tarde, ¿va a ser posible, no? Espero que sí.

── Beverly Marsh, ¡qué sorpresa! Aguarda un segundo, ya nos íbamos. ─ Bill sonrió falsamente hacia su "oponente",quién siempre bajaba a quitarles su poca diversión── Está bien, te concederemos el horario de las 02:35 por el horario de 03:20, ──lo pensó y razonó, debían buscar la convivencia entre ambos grupos por el espacio de juegos.── seremos buenos esta vez.

Los cinco chicos abandonaron el lugar, y se dirigieron, otra vez, a sus cuartos. Pasaron por un oscuro pasillo, que los obligó a encender su linterna. Hicieron el mismo recorrido de antes: giraron a la derecha, luego a la izquierda y, al final, repitieron la primera acción. Luego de eso, siguieron derecho hasta llegar a las escaleras del "sótano" y subir silenciosamente, para así dirigirse cada uno a su respectivo cuarto. Se separaron: Ben llevó a Mike a su cuarto y se fue al suyo, que se encontraba al lado del de Hanlon; Bill se dirigió, solitario, a su cuarto, pero antes pasó a ver Stanley, quien lo tenía bastante preocupado en aquel momento; Eddie y Richie, hablando y riendo en susurros. Fueron a su habitación también, donde ambos se acostaron, cada uno en su respectiva cama.


Richie no podía dormir, tomó su pequeña luz portátil ──que usaba para no molestar a sus compañeros de cuarto── junto con un libro que su madre le había enviado, y se puso a leer. La mujer no había perdido la costumbre en enviarle, cada mes, un libro. A veces Richard los acababa antes de lo previsto, entonces releía alguno que le hubiera gustado mucho.

Al cabo de unos minutos, una tristeza inmensa invadió al chico de cabellos oscuros, el cual soltó el libro que estaba leyendo y apagó la lucecita. ¿Algún día saldría de allí? ¿Su familia querría volverlo a ver? Su madre aún seguía al tanto de como se sentía y si avanzaba con su enfermedad, pero, su padre, seguía demasiado molesto con él. Probablemente nunca lo perdonaría, pero, aún así, Richie había comprendido algo: Él tenía una enfermedad, tenía problemas, no controlaba lo que hacía ni las voces que le obligaban a hacer cosas malas, no era su culpa.

𝐏𝐒𝐘𝐂𝐇𝐈𝐀𝐓𝐑𝐈𝐂,⠀⠀reddie. [pronto en corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora