"Maldita sea, ¿qué mierda es esto? ¿Por qué lo estoy sintiendo tanto?"
Yoongi estaba en su cuarto. Domingo. Día libre. No había nada que hacer. Taehyung todavía no había llamado para molestarle, más que nada porque todavía estaba algo magullado de aquella pelea. El peli negro estaba tumbado boca arriba en su cama, mirando fijamente al techo, recordando aquel dulce aroma que le provocan aquellas sensaciones tan confusas.
—Estando aquí tumbado no voy a resolver nada.— y dicho eso, se levantó de la cama.
Aunque no es una persona de salir de casa, y ni mucho menos tan temprano, estando solo ahí dentro con sus pensamientos no le llevaría a nada bueno. Tal vez un paseo podría alegrarle o al menos hacerle olvidar momentáneamente esas nuevas sensaciones que, piensa seriamente, que debería de evitar.
Una vez vestido y arreglado, salió. ¿Cuál era el plan? No había. Se dirigiría a donde el viento le llevase. Se puso los auriculares y emprendió su camino.Y abra kadabra, el viento le llevó al hospital en la que estaba Hoseok.
"Me cago en..."— fue lo único que pensó Yoongi.
Al momento que quería dar marcha atrás y seguir caminando, se chocó con alguien. Alzó ligeramente la mirada hacia arriba y es ese chico, aquel que parece un armario grande, Kim SeokJin.
—Anda, ¡hola! Tú eres aquel chico que vino la última vez, ¿no? Tu nombre es Yoongi, ¿verdad?— dijo con una sonrisa resplandeciente.— ¿Te acuerdas de mí? Aquel que iba disfrazado.
—Sí, sí, eso es difícil de olvidar. —respondió el peli negro con una pequeña sonrisa mientras se quitaba los auriculares, no pudiendo evitar recordar aquella escena tan peculiar.
—Ya, me imagino que fue bastante extraño ¿verdad? —rió.— ¿Vienes a ver a alguien? ¿Te apetece que entremos juntos? Yo voy a ver a mi hermano pequeño, te podría acompañar si quieres.
—No, no. —respondió Yoongi rápidamente, queriendo evitar a toda costa entrar ahí.— Yo ya me iba, solo estaba dando un paseo y acabé aquí sin querer.
—Eso es que quieres ver a alguien y te da miedo, ¿a que sí? A mí pasaba lo mismo con mi hermano. No me atrevía a ver a mi pequeño hermanito en silla de ruedas. Toda una vida por delante y no va a poder vivir como un niño en su plenitud...— dijo cabizbajo. Yoongi por un momento sintió mucha pena.— Pero hay que dar la cara en todas las situaciones, sobre todo para apoyar a tus seres queridos.
—Yo no diría que en mi situación es un ser querido, más bien es alguien raro.
—Si quieres, antes de entrar, ¿y si te invito a tomar un café en la cafetería del hospital? A ver si logro convencerte de que vayas a visitar a esa persona.
Y antes de que Yoongi tuviese la oportunidad de negarse, Jin le agarró del brazo y le llevó a rastras hacia el interior del hospital en busca de la cafetería. El peli negro iba mirando hacia todas las direcciones para ver si visualizaba aquella cabellera roja tam característica de Hoseok, y en el caso de verla, también memorizaba todas las salidas de emergencia que habían en el corto recorrido desde la entrada del hospital hasta la cafetería. Pero por suerte o por desgracia, el menor no se encontraba en los alrededores, por lo que al llegar a la cafetería soltó un sonoro suspiro que llamó la atención del mayor.
—¿Y ese suspiro?
—Nada, es solo que de verdad que no me apetecía entrar. Te agradezco mucho la invitación, pero de verdad siento que no debería estar aquí ahora mismo...— Yoongi intentó zafarse del agarre de Jin, pero su gran mano no le soltaba ni un ápice. De verdad le tenía retenido.— Por favor, suéltame.
—Mira, sé que no me va ni me viene y que no es asunto mío, pero te prometo que ir a ver a esa persona le ayudaría mucho, no solo a tener mejor humor sino a que se recupere antes. ¿Es tanto pedir para ti? —parecía enfadado, pero en realidad es el típico sermón de un adulto.
—Sí, ahora mismo es mucho pedir, tú no entenderías lo que me está pasando...
Yoongi le lanzó una mirada entre enfurecida y agotada, como que no quería hablar del tema. Jin no tuvo más remedio que soltarle el brazo y ver cómo el adolescente se iba alejando poco a poco mientras volvía a colocarse los auriculares cabizbajo.
"¡Maldita sea Yoongi, tienes 17 años y no eres capaz ni de organizar tu propia cabeza!"
Cuando estaba a punto de salir, alguien le agarró de la sudadera. No quería ni darse la vuelta, porque ya se imaginaba quién era el que le detenía su salida del hospital, y sabía que no iba a ser aquel chico que dejó con las palabras en la cafetería.
—¡Yoongi hyung, qué alegría verte!
Su voz, entre alegre y estridente, pudo sobrepasar el volumen de sus auriculares. Su corazón dio un vuelco, pero no sabría decir si era de susto o por cualquier otra cosa.
—Ahora no puedo Hoseok, tengo prisa.
Con suavidad, acarició la mano del menor que aún le tenía agarrado, obligándolo a soltarle y a proseguir su marcha fuera del hospital. Hoseok tenía la intención de seguirle, pero algo dentro de él le decía que tal vez era mejor dejarlo por hoy. Se miró la mano, aquella que había sido acariciada con tanta ternura y suavidad y la posó sobre sus labios, como si de esta forma su beso pudiese llegar a Yoongi de alguna manera, pero sabía que no. Entonces, notó una robusta mano posarse en su hombro.
—Jin hyung, hola. — le saludó y volvió a dirigir la mirada hacia la salida por donde se esfumó su peli negro.
—Hola Hoseokkie, ¿te apetece un helado? — la cálida sonrisa de Jin siempre lograba sacarle una al menor.— Traeré a Jungkook también y nos lo tomamos los 3 juntos, ¿vale?
—¡Sí, por favor!
Y como si nada hubiese pasado, Hoseok se dirigió a la cafetería, con lentitud pero sin pausa. Mientras tanto, el mayor solo podía pensar en esa escena que acababa de presenciar. ¿Es que Yoongi y Hoseok...? No, demasiado descabellado, ¿verdad? Pero lo que estaba claro es que el pequeño pelirrojo sí tenía sentimientos hacia él, pero dudaba mucho que fuese correspondido. Jin sentía que le debía mucho a Hoseok, por alegrar tanto a su hermano pequeño en su estadía en este lúgubre lugar, con el poco tiempo que habían pasado ya prácticamente sentía que formaba parte de su familia. Y debía protegerlo. Protegerlo de un amor que no iba a ser correspondido jamás.
¿Pero es acaso algo de su incumbencia? No. Para nada. Pero Hoseok solo tenía 14 años, aún es demasiado inconsciente de todas las cosas que hay en el mundo. Y tanto a él como a Jungkook, debía protegerlos.
Día veintidós en el hospital.
Hoy he visto a Yoongi hyung, pero ni siquiera me miró a la cara. Parecía triste, pero también enfadado. No lo entiendo.
¿Habrá venido a verme? ¿O es que tiene algún familiar hospitalizado? Que yo sepa, no.
Pero si ha venido a verme, ¿por qué no se molestó en apenas dirigirme unas palabras? ¿Es que volveríamos a lo que éramos antes, Tom y Jerry?
Espero que no.
No lo soportaría tras haber conocido su lado dulce y tierno como una gominola.
Por otra parte, ¡he tomado helado con Jin hyung y Jungkook! Qué rico estaba. Me encanta el helado de fresa. Mi color de pelo es parecido a mi sabor favorito de helado, ¿a que es genial?Pero ya es tarde diario, debería de irme a dormir. Ya enseguida salgo del hospital, me quedan ocho días solamente, pero seguro que seguiré utilizándote tras eso.
Buenas noches diario, buenas noches Yoongi hyung.
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Niño odioso. |Yoonseok|
Fiksi Penggemar¿Alguna vez habéis tenido un grano en el culo? Sí, de esos que son realmente molestos y que te gustaría que desapareciese cuanto antes mejor. Yoongi tenía uno de esos; pero el suyo hablaba, se movía, reía y tenía un nombre: Jung Hoseok. (☞ ͡° ͜ʖ ͡°)...