10|𝙲𝚘𝚖𝚎𝚗𝚣𝚊𝚗𝚍𝚘 𝙳𝚎 𝙽𝚞𝚎𝚟𝚘

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Habían pasado casi una semana sin ver a Luka. Mi madre me mantenía ocupada con demasiado trabajo en la oficina y, cada noche él decía que estaba ocupado o muy cansado para venir a verme. Sentía que me evitaba y no negaré que yo también hacía lo mismo al no escabullirme del trabajo para ir a verlo pero, ¿cómo podría verlo a los ojos sabiendo que lo besé y luego le dije que no importaba?

Todo en mí era un maldito caos y sólo Luka podía causar tal desequilibrio en mi seguridad y mis decisiones. Cada día que pasaba, una necesidad crecía en mi interior; una necesidad de ver sus ojos, de ver su sonrisa o escucharlo reír. Una necesidad de las sensaciones que me hacía sentir con tan solo estar cerca de él o escuchar su voz.

No podía soportarlo más. Este tiempo sin él me llevaban a los días en los que mi vida se regía por la rutina, las reglas estupidas y la soledad. Luka era una luz que me iluminó desde el primer instante en que lo vi; era curiosidad, libertad y compañía. Luka era todo lo que necesitaba ahora mismo y debía tomar coraje para verlo.

«No deberías acostumbrarte a él. No lo tendrás en tu vida para siempre; recuérdalo»

Claro que lo recordaba pero lo que sentía era más fuerte que podía llegar a ignorarlo fácilmente. Miré la hora en mi celular, mi madre seguro ya me diría para ir a la oficina pero era ahora o nunca mi oportunidad para ir en busca de Luka y solucionar las cosas.

—Kagami.— Era mi madre que tocaba la puerta de mi cuarto. —Ya es tarde para irnos a la empresa, date prisa.

—No me siento bien, madre—tosí. —Me duele el cuerpo y la cabeza.

Mi madre entró a la habitación y se posicionó frente a mi cama. Me miraba cómo escaneándome, cómo si no le importara que yo esté enferma.

—¿Estás segura que no te sientes bien?— preguntó. Yo asentí mientras tosía nuevamente y me quejaba de dolor. —Bueno... en ese caso, llamaré al médico y trataré de apresurar las cosas en la empresa para llegar temprano, y así ver si mejoraste. Tómate el dia libre.

—No es necesario que llames al médico, madre.— musité. —Sólo necesito descansar. Además, ya me tomé unos analgésicos.

—No voy a arriesgarme. Lo llamaré y él me dirá qué tienes.— Me vio con una mirada desafiante. —No es bueno que te auto mediques; hablaré con él más tarde y tú espéralo en cama.

«¿Y ahora qué carajos tengo que hacer para librarme de esto?»

¡Agh! Esto era frustrante. Maldita la hora que a mi madre le volvió las ganas de joderme de nuevo, con lo bien que estaba este verano.

—Está bien, madre. Dormiré hasta que llegue el médico y nos vemos en la noche.— Me acurruqué en la cama y fingí dormir.

La escuché irse pero para estar segura, esperé media hora antes de levantarme de la cama.

Me puse un vestido rojo holgado,  con unas zapatillas negras y dejé mi pelo suelto. Primero iría al departamento de Luka, si no estaba allí, quizás en el barco de sus amigos lo encontraría, o al menos, ellos me dirían dónde hallarlo ya que desde ayer no me contestaba ningún mensaje.

Justo cuando estaba por salir, escuché un par de toques en mi puerta. Seguro era el médico. Entré en pánico, ¿qué le diría? ¿cómo lo convencería para me ayude a mentirle a mi madre? Mientras pensaba en una buena excusa, abrí la puerta; el alivio invadió a mi cuerpo al ver a Félix Graham de Vanily, el primo de Adrien, parado frente a mí.

—¡Fel!— Dije con entusiasmo y me abracé a él con fuerza.

—Preciosa, tanto tiempo sin verte.— Habló, a la vez que correspondía a mi abrazo. —Creí que estabas enferma. Tu madre me llamó por esa razón.

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⏰ Última actualización: Nov 22, 2022 ⏰

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