Mi Pequeño Robot| MewGulf

[Capítulo Final]

❣

El sr. M arregla a Gulf. Su humanoide descansa debidamente ya que su mañana fue de terror.

El sr. M decide también acostarse a su lado para verlo dormir en su modo apagado.

—Me alegra mucho que no te hayas apagado para siempre...— El sr. M acaricia su rostro. Entonces piensa en las palabras de Cibi. En cómo él envejecería y Gulf no lo querría. —Creo que esa maldita tiene razón. Si pasan los años yo seré un hombre viejo y tu... Tu no me querrás a tu lado, Gu. No lo querrás.

El sr. M llora con su mano en el pecho de Gulf. Gulf toma su muñeca.

—¡¿ESTABAS DESPIERTO?!

El sr. M se espantó. Gulf no dejó de sostener su muñeca incluso al abrir esos ojos azules de humanoide mirando en dirección a su señor con mucha adoración. El sr. M se quedó intrigado en esa mirada.

—Yo nunca dejaré de quererlo, señor. Ni por más humano que me vuelva.

Gulf confirma.

—Así que,— Gulf le da una palmada en la frente que hace que su señor quede con su cabeza echada para atrás. —quite esas palabras de su mente. Me quedaré con usted. Lo quiera o no.

Ahora Gulf tiernamente se escondió bajo la sábana después de haber dicho eso. El sr. M sonríe volviéndolo a mirar.

—Oye. Quiero verte. No te escondas ahora.

Gulf no se destapa por nada del mundo.

El sr. M empuja de la sábana un poco pero aún así no logra quitarla.

—Vamos~, Gu.

El sr. M súplica. Entonces se le viene una idea a la cabeza. Él oculta su cabeza en sus brazos para fingir llorar diciendo:

—¡HE SUFRIDO DEMASIADOOOO POR TIIIIII!

Entonces Gulf se destapa lentamente mirando con preocupación a su señor.

—¡Señor, señor! No lloré. Por favor.

Gulf realmente se preocupa tratando de alzar la cabeza de su señor. Su señor es listo pues alza la mirada con una sonrisa.

—¿No estaba llorando?— Gulf preguntó inocente.

—¡Te engañe!

El sr. M le dice con una sonrisa de lo más tierna acortando el espacio que hay entre sus rostros. Gulf vuelve a bajarse para ocultarse bajo la sábana.

—¡NO! ¡GU!

Y así la divertida discusión siguió (por parte del sr. M porque Gulf no decía ni una palabra). Hasta que Gulf se destapó la carita.

—Señor. ¿Esta bien con lo de su hermana? Lamento no preguntarle antes. Fui descortés y seguí este absurdo juego de la sábana para su entretenimiento.

—¡¿ABSURDO?! Y,— El sr. M suspira. —Me siento mejor con saber que mi hermana no era la bruja que yo pensaba. Wendy en realidad siempre fue una ángel. Yo la atesoraba y me alegro saber que nunca le tuve resentimiento ni odio. Odiaba que nuestra relación de hermanos fuera odiosa así que me alegro que en realidad fue una relación muy bonita hasta su último aliento.