Recuerdos cálidos

3K 389 171
                                    




🎴♥️⚡
🍑

Podía escuchar la voz de Genya comentándole cosas como que tuvo que haber insistido más esa mañana para llevarlo a la enfermería o que debía asegurarse de que comiera ese onigiri, incluso le confesó que planeaba confesarse a la persona que le gusta. También escuchó la puerta abrirse así como los sonidos tan característicos de Tanjirō que se nublaban con preocupación  y después la conversación entre sus dos amigos. Si, la mente de Zenitsu estaba conciente de lo que pasaba a su alrededor pero su cuerpo era otra cosa, estaba tan agotado que no se podía mover, así que solamente se quedó ahí acostado mientras Tanjirō sostenía su mano o besaba su frente ¡Y claro que había escuchado esa confesión!

¡Como podía siquiera imaginar la cara de Tanjirō diciéndole eso! ¡¿Cómo podía siquiera  darle una respuesta afirmativa si seguía enmudeciendo al reproducir ese sonido anhelante lleno de amor a cada segundo en su cabeza?! ¡Era obvio que la respuesta a los sentimientos del chico de aretes seria afirmativa! Pero… como demostrarle sus sentimientos, como decirle que también lo ama. Tanjirō por su parte había sido romántico al crear esas galletitas especialmente para él y él no tenia nada que ofrecer.

—Así que debes revisar estos papeles, vendré por ellos mañana. No te esfuerces demasiado pero termina tus deberes. Genya, Kanao y Murata prometieron mandarte por mensaje las tareas.

Esa mañana después de que la doctora Tamayo regresó le explico a su atormentado amigo que solo era cansancio y un poco de fiebre lo que realmente lo había tumbado en cama y no precisamente el golpe dado, ya un poco más aliviado el transgresor en el uniforme escolar regresó a clases. Su abuelo llegó una media hora después con uno de sus trabajadores para llevarlo a casa ya que le habían hablado de la escuela para comunicarle su estado, el veredicto era que solo necesitaba reposo y un poco menos de estrés, lo cual era imposible conociendo su acelerado estilo de vida, así que estaba en cama perdiendo dos días en su vida de estudiante que le servirían mucho para pensar acerca de sus cuestiones sentimentales, necesitaba idear un plan… Tanjirō había puesto sobre la mesa sus más puros sentimientos en aquellas masas de rosado color así que cuando el momento de decir la verdad acerca de los suyos llegara requeriría algo igual de especial.   

Aoi guardaba sus cosas, ambos estaban en la habitación del rubio, la chica había ido para que el rubio supervisara algunas cosas del consejo estudiantil pero ya era momento de irse, las chicas la esperaban en su hogar. Estaba concentrada pensando en si  se le había olvidado algo más que decirle a su gritón amigo cuando la voz del otro se escuchó algo estrangulada:

—A… Aoi, necesito un consejo.

La chica de las dos coletas hizo un sonido de afirmación indicando que lo escuchaba.

—Tan… Tanjirō se me confeso cuando estaba en la enfermería y ¡no se que hacer! ¡Ahh! ¡Él me dijo que me ama! ¡Incluso preparó galletas en forma de duraznos para mí!

El rubio ocultó su rostro ardiente entre sus manos sintiendo la vergüenza recorrer su cuerpo cuando mencionó lo ocurrido. El sonido del bolso de Kanzaki cayendo alertó al chico dueño de la habitación que lo único que pudo apreciar de su amiga fue como su cuerpo se movió rápidamente para sentarse junto a su cama y sostener sus manos.

— ¿Qué le respondiste? ¿Le dijiste que si? Bueno, obviamente le dijiste que si, yo sabia que un poco de celos era un muy buen incentivo. ¡Anda, anda, cuéntamelo todo!

Zenitsu quedó perplejo ante lo que escuchó.

—Yo… no… respondí… nada.

Aoi y él se quedaron mirando como no comprendiendo lo escuchado, hasta que la cabeza rubia fue golpeada una y otra vez acrecentando el dolor de la enfermedad.       

Tan dulce como los duraznosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora