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Aunque Geralt lo intente, no puede evitar sentirse atraído hacia Yennefer.

Pasan cerca de seis semanas desde que él comienza a trabajar para Aretuza y, a pesar de que trata de mantener su vida laboral alejada de su vida privada, Geralt empieza a notar que un lazo se comienza a forjar entre él y la modelo de hermosos ojos.

"Brujo, ¿vas comer conmigo o te quedarás parado ahí todo el día?" Yenn pregunta mientras señala el asiento vacío frente a ella. "Estamos solos, así que no tienes que preocuparte. No le diré a nada a nadie." Ríe, coqueteándole con los ojos, y Geralt niega con la cabeza antes de sentarse y comerse uno de los cinco mini-sándwiches que la morena pidió para el almuerzo.

Desde hace un par de semanas, una extraña rutina empezó a formarse entre ellos; Yennefer, en los primeros días, procuraba estar siempre rodeada del resto de sus compañeras, siguiendo de esa forma todas, en conjunto, la misma rutina como si de un mantra se tratase y separándose solo cuando tenían que ir a sus propios hogares, si es que no se iban de juerga a un club nocturno, donde los guardaespaldas debían acompañarlas. Sin embargo, al pasar de los días, Geralt comenzó a notar que Yennefer cambió sus hábitos de relacionarse con los demás; ya no iba a comer con sus amigas, intentaba asistir al gimnasio en horarios ajenos al resto del grupo y, en el único momento en que estaba junto a las demás modelos, era cuando hacían las sesiones de modelaje.

No sabe cómo rayos pasó, pero, de un día para otro, Geralt se transformó en una especie de guardaespaldas personal, uno que solamente seguía a Yennefer.

Ellos nunca dejaban el edificio, pues había cláusulas en su contrato que Geralt debía respetar. Pero Yennefer, elocuente como ella sola, siempre lograba escabullirse del resto, obligando a Geralt tener que acompañarla y dejar a las otras modelos a cargo de sus compañeros.

Como siempre estaban solos, fue cosa de tiempo para que establecieran una relación que variaba entre el coqueteo, por parte de ambos, y la amistad.

"¿Cómo ha estado todo en casa?" Pregunta ella, luego de limpiarse delicadamente los labios con una servilleta. Geralt gruñe bajito, masticando su comida. "¿Jaskier logró comprarse su laúd?"

"La última vez que le pregunte, dijo que le faltaba poco para juntar el dinero." Dice él y Yenn le extiende su bebida zero para que tome unos sorbos. Geralt la recibe sin rechistar y tras dar un largo trago, continúa hablando. "Ha estado un poco malhumorado por eso, pero se distrae haciendo canciones y cantando por la casa. Cirilla es la más contenta de que ande canturreando por todos lados; desde pequeña siempre le ha gustado como canta Jaskier, aunque se la pase molestándolo."

Yennefer se ríe y toma de vuelta su bebida, dándole un sorbo. Geralt la observa atentamente, esperando que haga una cara de disgusto al beber de la boca de la botella que ahora tiene parte su saliva, pero ella ni se inmuta. Él sonríe casi imperceptiblemente. "¿Sabes? He estado pensando sobre lo que me contaste de tu amigo y tengo unas amistades que me deben unos cuantos favores... Si quieres, podría conseguirle un escenario en un bar para que toque por un par de noches."

Por un momento, a Yenn le pareció ver que la cara de Geralt se iluminaba en alegría. Sin embargo, cuando ella intenta fijarse si aquello fue solo imaginación suya o de verdad pasó, el hombre ya tiene de vuelta su estoicismo habitual.

"Tendría que preguntarle." Es todo lo que dice y el silencio habitual acude a ellos.

Geralt no pudo evitar contarle sobre Jaskier y Cirilla pues, por muy extraño que pareciese, Yennefer le inspiraba una confianza; algo que rara vez ocurría con personas que acababa de conocer.

Yennefer, por otro lado, le contó vagamente de lo duro que fue su infancia en tierras lejanas y sus comienzos en las pasarelas de modelaje.

Si llegasen a estar juntos, Geralt siente que sería una muy buena relación.

La familia De Rivia [The Witcher AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora