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A la mañana siguiente, Jaskier despierta en una cama que no es la suya, con una camiseta como una o dos tallas más grande que las que él usa y con lo único propio encima siendo sus coloridos boxers.

Con una jaqueca de los mil demonios y sintiendo la boca pastosa como nunca antes, él se levanta y pasea su mirada por el lugar, intentando reconocer dónde está o, más bien, recordar que fue lo último que hizo anoche.

Vagos fragmentos recorren su memoria y Jaskier siente que la cabeza le va a explotar ante el esfuerzo. Sin embargo, justo antes de mandar todo al carajo y rendirse, un único recuerdo nítido de la noche anterior acude a su memoria y él se ríe de puro morbo; nunca en su vida creyó ver a Véa tan desesperada en beberse el maldito combinado de pisco con coca cola, con el puro objetivo de ganarle y hacer que se comiera sus palabras de 'una chica no puede beber más que un hombre'.

Ugh, de solo recordar el vaso verde de medio litro y el cómo tenía que succionar y succionar por el popote ecológico, hasta el punto de quedarse sin aire para poder ganarle a su amiga, hace que su estómago se retuerza en náuseas.

"Nunca más," Dice al aire, "nunca más volveré a retar a esas dos a tomar así." Pero es mentira.

Refregándose la cara con ambas manos, Jaskier intenta disipar un poco el dolor y dejar su búsqueda de recuerdos hasta ahí. No parece haber hecho algo más allá que beber como un barril sin fondo y, para ser realistas, no es algo fuera de lo común en él.

Estirándose cual gato madrugador, Jaskier pasea su mirada por la habitación y no tarda en descubrir en dónde está.

Si llegan a preguntarle, siempre ha encontrado que a la pieza de Geralt le falta más color; es solamente por ello, lo tan típico de su ornamentaría como lo son unas cuantas fotos familiares en la cómoda, papeles en el escritorio y lo gris de las paredes, que a Jaskier siempre se le ha hecho fácil descubrir los gustos de Geralt.

Si a Jaskier le preguntan que le gusta a Geralt, la respuesta es sencilla: "imagínate lo que querría un oficinista amargado y ya está; tienes tu regalo".

'Si me llegaran a decir que tengo que decorar y poner bonito este cuarto,' Piensa Jaskier 'Yo pondría cuadros de bosques o lobos aullando a la luna en las paredes, luego las pintaría de un hermoso color amarillo pato y pondría una calentita alfombra felpuda a los lados de la cama para en invierno no joderse de frio al pisar el suelo... También colocaría una planta por allá, al lado de la ventana, para darle algo más de vida. Oh, sí, señor, que bonito se vería con una plantita que de flores en primavera y este verde todo el invierno... Pero ya que, ese imbécil nunca me escucharía."

Dando un suspiro desganado y dejando de lado sus instintos decoradores, Jaskier se levanta de la cama y toma del armario de Geralt unos pants negros que, si bien le quedan un poco grandes a la altura de la cintura, no hay nada que las amarras del mismo arreglen.

Un silencio sepulcral lo recibe en cuanto llega a la cocina y, por pequeño momento, Jaskier agradece al cielo no tener que escuchar la típica bulla mañanera-post-fiesta. Sin embargo, sus plegarias se terminan cuando por la puerta que dirige hacia el patio se acerca el sonido de pisadas fuertes y choque entre botellas de vidrio.

"Geralt, por favor, no metas ruido..." Murmura Jaskier, sin necesitar de mucho para reconocer esas pisadas; casi más de la mitad de su vida las ha escuchado y podría identificarlas entre cientos de personas. "Tengo la peor resaca de mi vida... Hasta ahora."

"Jaskier," Dice Geralt, sorprendido de verlo por allí, "Creí que dormías." Jaskier se encoge de hombros, mientras lo ve dejar la bolsa con botellas a un lado del tacho de basura.

La familia De Rivia [The Witcher AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora