Llegamos a las 11 de la noche a la ciudad de Vigo en Galicia dentro de lo previsto y bastante agotados, yo aun soy joven pero mis abuelos estaban deseando llegar, a veces me da pena como se les va la vitalidad sobre todo cuando miro a mi abuela, la mujer que me enseño en el dōjō tantas cosas junto a mi padre y ahora los años le empiezan a pasar factura, pero, en fin, el ciclo de la vida es imparable. Nos instalamos en la zona de Coruxo, en la casa rural de la hermana de mi abuelo, que sería mi tía abuela, aunque la llamare solamente tía Marisa y la verdad es que es un encanto de mujer
Nos abrazó y nos dio besos con una emoción que me desbordo y aunque al principio creo que, a mí, sobre todo me veía como muy exótica, porque a la abuela ya la conocía de antes. A mi padre no le conoce porque jamás vino y soy el primer fruto del mestizaje de su familia que ve con Japón en persona.
Pero en seguida todo eso paso a segundo plano y hablábamos como si nos conociéramos de toda la vida, hasta diría que demasiado efusivo a lo que estoy acostumbrada en mi vida diaria, todo esto lo facilito por supuesto que tanto mi abuela como yo hablamos español, mi abuela mejor que yo, todo hay que decirlo
Y eso fue porque mi abuela quiso aprender el idioma de mi abuelo, y sé que en Galicia se habla gallego pero mi abuelo por motivos históricos de cierta dictadura... no habla este idioma, pero bueno el caso que mi abuela hizo por aprenderlo y luego me lo enseño a mí y fue realmente como un juego hacerme bilingüe porque luego hablaba este idioma en casa de mis abuelos frecuentemente. No diré que, con la fluidez de una nativa, pero vamos que lo hablo, lo cual también tiene su gracia porque luego de inglés que se supone que es el idioma internacional no tengo ni idea
Después de una cena más que abundante, pues tocaba dormir y el cuerpo ya me lo estaba pidiendo con urgencia entre las horas de viaje acumuladas y que, aunque dijimos que queríamos descansar, tía Marisa nos tuvo charlando hasta las cuatro de la mañana así que imaginar que zombis estábamos de madrugada, por eso así que puse la cabeza en la almohada creo que hasta ronque
Fue entonces cuando comencé a soñar con una hermosa montaña entre nubes arco iris tan enorme que no veía su final. Mientras divisaba esa majestuosa montaña me sentía volar y al mismo tiempo cuanto más me acercaba me daba cuenta de la nostalgia que me estaba embargando como si estuviera volviendo a casa y no me refiero a Yokohama sino a mi verdadero hogar
Cuando las nubes se despejaron un poquito comencé a ver un brillante puente dorado de estilo oriental con tanto brillo que tenía que cerrar un poco los ojos para no deslumbrarme y en ese momento en mis ojos note humedad, pero no era por el brillo, era por la nostalgia que cada vez era más y más grande. Necesité gritar para sacar lo que llevaba dentro, pero de mi garganta no salió un grito de mujer sino un rugido fuerte como el de un león, desperté con una palabra en los labios "saika", que significa flor llena de color
Mire hacia un reloj de pared que tenía justo enfrente y me di cuenta que ya eran las once de la mañana, creo que ya he dormido bastante y además quiero un poco olvidar las sensaciones que me ha dado este sueño, tal vez me haya sugestionado aquel extraño texto que encontré en el desván, no lo sé, pero necesito moverme
Me di una ducha mas no menos templada pues hace bastante calor y así que tía Marisa me vio aparecer me sirvió un café con una tostada de pan tradicional gallego con mantequilla y mermelada de ciruela, me siento como una reina con estas atenciones con estos pequeños detalles. Después me vestí una camiseta de tirantes morada y un short blanco, me hizo gracia que la tía se me quedo mirando, como si algo no le cuadrase en mí y luego dijo
-Como se nota que tienes genética Comesaña gallega hija, has heredado los atributos de la familia – y va y hace brincar sus pechos de forma graciosa con las manos, me eche a reír de forma tan escandalosa que hizo que mi abuela que estaba fuera en la finca con mi abuelo entrase a ver qué pasaba, tía Marisa le conto el chiste de porque yo no paraba de reír y mi abuela dice
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