04. Jueves.

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Jueves 20 de Febrero. 6.56 AM

La madrugada nos envolvió antes que pudiéramos darnos cuentas que estaba amaneciendo y nosotros seguíamos en la playa, acostados en la arena hablando de un montón de cosas personales que, nos llevaban a conocernos mejor.

Abrazada sobre su pecho, Teo acariciaba mi espalda y jugaba con mi pelo, mientras mirábamos el mar y el sol salir yo le contaba un poco de mi historia familiar.

Mis papás atentaban con separarse muchas veces desde que tenía memoria, realmente dejó de importarme desde que me focalicé en mi vida mis estudios, el trabajo en conjunto y las responsabilidades pertenecientes a la edad.

Con mi hermano nos veíamos poco porque él se fue a vivir con su novia, y con ella yo no me llevaba muy bien porque antes de estar con él, estuvo con mi ex, sin embargo Estefano prefería defenderla sobre mí y estaba bien, lo aceptaba para no confrontar.

Mis amigas eran muy importantes en mi vida diaria, mi grupo en sí, ellas eran como mi familia y los planes de vivir juntas cada vez se hacían más fuertes, aunque teníamos previsto el viaje antes de cualquier otra decisión, pero la convivencia seguía en pie.

No obstante, el motivo por el cual quería tirarme para atrás, evité contárselo a pesar que luché para que no saliera de mi boca, Teo no conocía a Lorena, pero tampoco debía hacerlo por mí, siendo que ella no le decía sus secretos ni a sus amigas.

—Ya sé que no tengo mayores problemas como imagino los tuyos, pero a veces me estresa mi vida.

—Tus problemas son tuyos y nadie más que vos sabe cómo se viven, así que no puedo decirte que son menores a los míos, cada uno tiene sus formas de afrontarlos y la gravedad del asunto.

—Bueno sí, es verdad, pero quizá pensas que soy una tarada que se hace dramas innecesarios.

—No, para nada, no pienso eso. —me dijo y se puso un poco de costado para mirarme, así me di cuenta que sus ojos estaban cansados pero no dejaba de prestarme atención. —creo que está buena la independencia que te puede dar vivir sola, o con tus amigas pero al fin y al cabo lejos de los problemas de tu familia... yo vivo solo, y está genial.

—Este año recién está empezando, estar acá era una meta y definitivamente esa independencia, también lo es.

—Me gustan tus ambiciones, y en lo que te voy conociendo, algo me hace sentir seguro de creer que lo vas a lograr.

—Gracias. —le sonreí sintiendo sincero su comentario, porque él lo era y se reflejaba en su mirada turquesa un tanto cansada pero atenta y exacta en mí.

Nuestras bocas no tardaron en llamarse como imanes y sin poder dejar de mirarnos el uno al otro, nos dimos picos que comenzamos a graduar de a poco, cortando con ellos cuando él bajó sus besos por mi mentón y quedándome aún de costado, cerré los ojos para disfrutar de la exquisitez de su boca sobre mi piel.

Metí mis dedos en su pelo y acaricié su cabeza mientras Teo descendía tanto la posición le permitía, hasta que se detuvo en la cima de la copa del enterizo que llevaba puesto y buscó llegar con sus dedos a mi hombro para bajar la tira y así, sin mucho preámbulo darse el acceso que necesitaba para que junto al corpiño de biquini, liberara mi pecho y su boca lo recibiera.

Sus dedos no se quedaron quietos, al contrario llevó su mano a acariciarme el estomago y descender a mis piernas, guiando una de ellas para que la pusiera encima de su cadera y tener el acceso y discreción que necesitaba para que sus dedos se metieran dentro del short del enterizo.

—Puede venir alguien. —le dije pero eso no le impidió tantear mi intimidad sobre la tela, mordí mis labios y él me miró concentrado en buscar mi placer cuando comenzó a hacer círculos por encima. —Teo...

Una semana: Todo IncluidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora