|Capítulo 31|

1.8K 112 1
                                    

|*|

-Vale, solo quería aclarar eso, no te he usado, Perrie -Me mordí el labio y la miré-. Estoy enamorado de ti,Perrie, aunque no lo creas, pero si tú no lo estás no hay absolutamente nada que yo pueda hacer al respecto más que dejarte en paz.


Con el corazón latiéndome agitadamente en el pecho salí de su habitación. Tragué sonoramente, intentando a toda costa no pensar en ella, en sus ojos, en sus labios, en su pelo...

Diablos, ¿cómo no pensar en ella si era lo único que rondaba por mi cabeza todo el puto día? Era exasperante cómo se colaba en cada uno de mis pensamientos sin problema, cómo me hacía pensar en ella cada vez que quería. ¡Simplemente no podía! ¿Por qué no podía ser como las otras chicas? Echamos un polvo y nos olvidamos que nos conocemos. No, pero ella sigue ahí metida en mi cabeza. ¡Maldita sea la hora en la que sugerí que ella cuidara a mis hermanos! Si no lo hubiera hecho no estaría metido en este problema.

Salí de la casa rápidamente, no quería que mis hermanos menores me hicieran un interrogatorio de qué me pasaba, sinceramente no quería que nadie me hablara.

Caminé unos minutos sin rumbo hasta que llegué al bar donde solía ir con Louis los fines de semana a buscar chicas y a tomarnos algo, pero sinceramente ahora tenía más ganas de tomar algo que de encontrar chicas.

-Un vodka, por favor-Le pedí a la chica que estaba atendiendo la barra. Me sonrió, seductora, pero yo no tenía ganas de chicas ahora así que mejor que se fuera a coquetear con otro.
-Enseguida, guapo-Me dijo. Un minuto después el vaso de Vodka estaba frente a mí. Lo tomé sin prestarle atención a la chica que no dejaba de hacerme ojitos. Al menos que su nombre fuera Perrie Edwards, que mejor no se me acercara.

Al principio el líquido quemó mi garganta, pero estaba lo suficientemente cabreado conmigo mismo por enamorarme como para que me importara, además ya en la mitad, el líquido dejó de quemarme e incluso supo muy, muy bien.

Se acabó demasiado rápido para mi gusto.

-¿Me das otro?
-Claro-Dijo la chica con una sonrisa, llenó el vaso de nuevo, lo cogí y me lo tomé rápidamente, como si mi vida dependiera de ello-. ¿No estás tomando más de lo que deberías, encanto?
-Qué te importa-Espeté rodando los ojos.
-¿Quieres otro?
-Si fueras tan amable.

Llenó el vaso, cuatro veces más y ya todo a mí alrededor estaba dando vueltas. La música me estaba molestando de sobremanera pero no estaba muy seguro de poder pararme y alejarme del ensordecedor sonido.

-Y bien, guapo, ¿no vas a tomar más?

No sé si era efecto del alcohol o la chica ya no estaba detrás de la barra, sino que estaba sentada junto a mí.

-¿No tienes que atender a los clientes?-Murmuré. Había gemelas frente a mí o yo estaba viendo doble.
-Sí, pero puedo tomarme un rato libre-Murmuró-. ¿Y se puede saber por qué has tomado como si no hubiera mañana?
-Porque soy un estúpido.
-¿Por qué un estúpido?-Soltó una risita coqueta. Diablos todo me estaba dando vuelta y esta chica no me dejaba en paz.
-Porque la chica a la que creí que le gustaba me dijo que amaba a otro, ¿divertido, no?-Cogí el vaso y me tomé la última gota que quedaba de Vodka.
-¿Por eso estás mal, por una chica?-Preguntó. No sé si era idea mía o cada vez estaba más cerca de mí-. Qué tontería.
-Lo sé-Me di vuelta en el asiento de tal forma que no quedé de frente a la chica, sino que quedé de perfil, viendo las payasadas que estaban haciendo todos a mi alrededor, como enojarse por un juego de algo o bailar como estúpido.

Ella debió haberse levantado de su asiento porque la tenía de pie justo frente a mí. El enorme escote de su blusa, normalmente me habría echo automáticamente ponerla en mi lista de polvos, pero levanté mi mirada a sus ojos, y la miré con frustración.

-Cariño, si no me taparas la vista sería mucho más fácil entretenerme con las idioteces que todos hacen.
-Oh, vamos, solo es una chica, hay muchos peces en el agua.
-Gracias por tu consejo-Murmuré sarcástico.
-Como yo por ejemplo-Se acercó demasiado. Sus labios chocaron con los míos y quise apartarla, pero me afirmó las muñecas y mi poca fuerza me impidió hacer algo.

Esto era repugnante.

-Para ya-Murmuré y con las pocas fuerzas que me quedaban la aparté. Me paré, quería irme, lo que menos necesitaba ahora era una pu.ta seduciéndome.

|*|

Estuve a punto de irme, pero Zayn apartó a la chica, quien tenía un notorio rostro irritado. Se levantó y solo ahí fui consciente que a duras penas se mantenía de pie. Ella intentó acercarse otra vez a besarlo pero Zayn corrió la cara. El estúpido estaba ebrio y la muy perra se le estaba lanzando.

Con paso decidido me acerqué a donde ellos estaban. Había venido a este bar unas dos veces y reconocí a la chica, era la que atendía en la barra.

-Oye, ¿No tienes que hacer algo más en vez de andar prostituyéndote?-Espeté. Ella se giró y me miró enojada.
-¿Y tú quién mierda eres como para...?
-Escúchame bien, quiero que me sirvas una bebida, y hazlo antes de que pida hablar con un supervisor para decirle que prefieres entretenerte con los clientes antes que hacer tu trabajo.
-Tú no puedes...
-Oh, claro que puedo, cariño. Sírveme una maldita bebida ahora o terminarás haciendo que te despidan.

Con un gruñido la chica se metió a la barra.

Zayn me miraba con el ceño fruncido.

-¿Perrie?
-No idiota, soy la mujer maravilla, ¿qué creías?-Bufé.
-Pues te pareces mucho a Perrie.
-¿Cuánto has bebido, pedazo de idiota?-Estaba enojada con él por haber tomado, así que no podía tratarlo de manera diferente.
-No sé, no recuerdo...
-Ahí está tu bebida-Dijo la chica de la barra.
-¿Cuánto es lo de él?-Pregunté ignorando la bebida.
-Tengo que sacar la cuenta...
-¡Ah! No tengo tiempo para esto, toma y quédate con el cambio a ver si así se te quita lo puta-Puse un billete de 50 dólares sobre la barra. Ignoré lo que la chica me dijo y ayudé a Zayn a salir del bar-. ¡Eres un grandísimo estúpido!
-¿Quién?-Preguntó confundido.
-Tú, idiota-Le grité, furiosa

Paré un taxi y ayudé a Zayn a meterse en él, sin antes dejar que se pegara en la cabeza contra el auto. Se lo merecía por idiota. Le indiqué la dirección al taxista y éste emprendió marcha.

-Voy a matarte por esto. Cuando estés en tus cinco sentidos te vas a arrepentir de haberme conocido.
-Me arrepentí hace rato, desde que me dijiste que amabas a James.

Perrie se mordió el labio. ¿Cómo podía enojarse con él si ella había hecho todo mal?

-No era cierto.
-¿Cómo que no era cierto?-Preguntó extrañado.
-Te explicaré cuando estés en tus cinco sentidos, ahora mejor cállate.
-Pero...
-Que te calles, ya tuve suficiente con esa morena...
-¿Estás celosa?-Miré a Zayn quien tenía una sonrisa inocente en su rostro. Rodé los ojos.
-No.
-Pareciera que sí.
-Ya cállate, que hace rato tengo ganas de darte un golpe, no me hagas tener más razones.
-Pero si...
-¡Cállate!

Zayn se rio pero al final me hizo caso y no dijo nada. Al llegar le pagué el dinero al taxista, y bajarnos fue una verdadera comedia. Zayn volvió a pegarse en la cabeza y luego se puso a reír como estúpido, haciendo que las personas que pasaban por la cuadra lo miraran mal.

Fue un alivio cuando por fin lo metí a la casa. El muy estúpido se seguía riendo como maniático. Los niños y Vanessa lo miraron sin entender nada.

-¿Y a éste qué le pasó?-Me preguntó Vanessa frunciendo el ceño.
-Le pasa que le faltan neuronas en el cerebro, eso pasa-Gruñí. Tuve que ayudarlo a subir la escalera y Vanessa tuvo que entretener a los chicos de alguna forma porque no les íbamos a decir que su hermano era un irresponsable y que había tomado de más.

Al llegar a la habitación intenté que se recostara, pero se tambaleó y se calló contra la cama llevándome a mí encima de él, pero parecía que lo había hecho a propósito.

-Suéltame, Malik, o vas a arrepentirte de haber nacido-Gruñí al ver que sus manos tenían rodeada mi cintura.

Él negó con la cabeza.

-Dame un beso y te suelto-Murmuró con aire divertido.
-¿Con ese olor a Vodka? Ni en tus mejores sueños.
-Entonces no voy a soltarte.
-Déjame, Zayn, no tengo tiempo para payasadas.
-Solo un besito-Murmuró como niño chiquito-. Pequeño.

Me mordí los labios y miré los suyos, de verdad quería besarlos. Me acerqué solo para rozar sus labios levemente, pero la eficacia de Zayn al besar impidió que solo fuera un roce y se convirtió en una guerra por explorar la boca del otro respectivamente.

-¿Estás enojada conmigo?-preguntó luego de separarnos por falta de aire.
-Estoy muy enojada por que hayas tomado.
-Lo siento, ¿me perdonas?

Su tono tierno e inocente era imposible de no perdonar.

-Está bien, pero vuelve a hacerlo y ahí sí que vas a arrepentirte de haber nacido.
-Lo tengo claro-Me dijo y nos volvimos a besar.

The Babysitter » zerrie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora