Capítulo 1 [El gran regreso]

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Departamento Uchiha

Un aun somnoliento Sasuke se despierta, divisa a su mujer aun plácidamente dormida a su lado y no puede evitar sonreír, parece que por fin, la guerra ha dejado de perseguirlo, que por fin tiene una oportunidad de que la vida, de un giro. Se levanta de la cama, tratando de emitir ruidos y mientras se encamina a la cocina, no puede evitar recordar el sueño de anoche; no comprende por qué un recuerdo tan doloroso aparecía en su mente, quizás era un señal de que el pasado quedo atrás, porque aunque en un comienzo y por muchos años, negó que ese momento en su vida y en la de Sakura, había sido un acontecimiento sin importancia, sin relevancia, pero no entendía porque, cada vez que venía a su mente, de las muchas veces que lo hizo, sentía un opresión en su pecho, quizás igual de grande que cuando perdió a su familia, era como si se hubiera separado de alguien... alguien muy apreciado; pero se suponía que ella era una molestia, un fastidio que siempre se cruzaba en sus decisiones, y no fue hasta que pasaron los años, que comprendió que la razón por la que ella siempre se presentaba como un obstáculo, como un fastidio atroz y una molestia en su vida, era su corazón gritando enfurecido, que no podía sacarla de ahí, es como si se hubiera clavado en él, y por más que quisiera sacar la daga, esta se negaba.

Al cruzar la mirada por la mesa, una nota llamo su atención, la tomo y no pudo evitar sonreír, esa ya no tan pequeña niña de ojos negros, calaba hasta sus huesos, sin poderlo evitar y aunque la nota era corta, la sintió llena de amor: "El Séptimo nos citó a Mitsuki y a mi temprano en su oficina, nos vemos para el almuerzo, los amo...". Recordó que él también debía reunirse con Naruto durante la mañana, tenían varios asuntos que arreglar, ahora que su regreso a la aldea, era definitivo; estaba por preparase algo para comer, cuando sintió un estruendo y pies corriendo por doquier, rio en silencio y vio aparecer a su mujer aun semi arreglada desde la habitación

-Me quede dormida – comento acelerada – y me necesitaban temprano hoy en el Hospital, había una operación sumamente importante hoy... - terminando de colocarse los zapatos

- Tranquila – sonriendo – llegaras a buen tiempo... - le pasa una tasa de te – bebe esto aunque sea

- Gracias... Sasuke – kun – respondió con las mejillas sonrojadas mientras tomaba la tasa. Aun se ponía nerviosa frente a su presencia y el azabache no pudo evitar sonreír ante eso

- Sarada salió temprano – volviendo a entrar a la cocina – Naruto la cito a ella y a Mitsuki en su oficina

- ¿En serio? ¿Sin Boruto? – pregunta algo extrañada

- Debe ser algo muy importante – comenta Sasuke – yo también debo hablar con él antes del mediodía... - su voz se tensa un poco

- ¿Es por lo de Raíz? – pregunta ella preocupada

- Descuida... no debe ser nada – responde el – debes irte... - señalando el reloj en la pared

- Si, si... - responde rápida tomando su bolso – gracias... - dejando la tasa sobre la mesa – que tengas buen vi—se detiene de lleno – disculpa – él sonríe - ¿Te veo para la cena?

- Nos vemos en la cena... - responde

- Adiós... - sale corriendo muy sonriente

Luego de ver a su esposa irse rauda, el azabache comió algo ligero y se dispuso salir a recorrer la Aldea, ya había recorrido el mundo, era tiempo de recorrer lo que sería su mundo a partir de ahora y ver lo mucho que había cambiado y crecido.

Habían pasado apenas unas semanas, desde el inminente y catastrófico ataque de los últimos descendientes de los Ōtsutsuki. Junto con el apoyo de su hijo y los Kages, Naruto Uzumaki nuevamente se había vuelto el héroe de la aldea y parecía que todo volvía a normalidad, al menos así lo veía el Uchiha mientras recorría las calles y contemplaba como la gente volvía a reconstruir lo caído, pero algo con lo que no contaba este hombre, es que su aporte a la detención de la crisis, había tenido un efecto en aquellos a los Sasuke temía, o más bien recelaba, los aldeanos; sabía muy bien que sus vínculos se limitaban a su esposa, su hija, Naruto y Kakashi, reconocía que el resto de los gennin, de ese tiempo, con los que compartió los exámenes chunnin, le tenían respeto y lo aceptaban porque confiaban en el juicio de Naruto y Sakura, pero sus relaciones sociales con otros seres humanos se limitaban hasta esos, y no parecía un problema para él, podía vivir perfectamente dentro de ese estatus quo, pero todo el incidente del secuestro de Naruto, su posterior rescate y todo el arduo trabajo de protección y sacrificio, habían generado una nueva imagen del exiliado, del ex miembro de Akatsuki, Taka y Hebi, del hombre cuyo nombre apareció en el libro Bingo por largo tiempo y que este, desconocía por completo.

Maldición del OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora