Dr.16

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-¿cómo estás Estefany?

-Mucho mejor. -sonríe-

-Bien, las cremas que te he dado sirvieron para la cicatriz?

-Si, son muy buenas, gracias Till.

-Bueno ese es mi trabajo.

Estaba apuntando todo en una libreta, al parecer todo iba bien, la veía bastante mejor.

-¿Cuál fue tu decisión, por fin?

-Pues... -da una pequeña risa- Lo di a escondidas de mi madre, ella se molestó tanto que me sacó de la casa, me quería obligar a decirle con quien lo llevé pero no dije nada. Me duele un poco pero es lo mejor que pude hacer para ese niño.

Había solicitado una cita conmigo para hablar sobre esto conmigo, al parecer era al único amigo que tenía, o a alguien que la pueda apoyar, ahora Estefany estaba trabajando cerca de donde está mi consultorio y estaba muy feliz por ella. Lo de su madre algún día se tendrá que pasar el pleito que hay entre ellas y las cosas se alivianaran poco a poco. Pero mientras es mejor que esta chica empiece a desarrollar una vida sola y lejos de su madre, la vida no es fácil y no siempre alguien estará para ayudarte, mucho menos en las malas.

La cita terminó para continuar con otra, esta vez le tocaba a Elizabeth, si, aquella mujer de buen cuerpo, cabello café y madre de las gemelas calenturientas.
Como siempre, se acerca meneando hacia los lados su cadera y aquel cuerpo que tiene es ... Perfecto, ni tan delgada, no está operada y el cabello lo tiene de color natural, ella es guapa de por sí.

-Buenas tardes, Doctor Lindemann. -sonríe y se sienta frente a mi escritorio-

-Buen día, Elizabeth. ¿En qué la puedo ayudar?

-Chequeo general y ... cambio de anticonceptivos.

-Ya veo.. -lamí mis labios- Bueno, podemos pasar a checarla. -sonreí amablemente-

x X x

Al terminar con esta joven señora, regresamos a mi escritorio y empezaría a darle unos nuevos medicamentos para que no se embarace.

-El mejor método es cortar esas trompas -sonreí- ¿como es que no se ha ligado?

-Bueno... con mi ex esposo pensaba tener otro, un niño pero no pasó y me divorcié de él. Ahora pienso que fue mejor no tenerlo, bastante tengo con esas traviesas hijas -reímos- Es mucho trabajo criarlas y educarlas... trabajo mucho también.

-Si lo creo, es una mujer fuerte y... además de responsable y trabajadora lucha mucho por sus hijas y su bienestar.

-Oh, muchas gracias-sonríe y se sonroja-

Me levanto de mi asiento y voy hacia ella, Elizabeth se queda sentada y me ve a los ojos, posé mi mano en su mejilla y luego bajé a su cuello apreté un poco sin lastimar y ella me sonrió, una sonrisa de tranquilidad.
Me incliné para besarla y ella siguió el beso tan suave y dulce, le quité aquellos jeans ajustados, al igual que hice a un lado sus bragas, ella me desabrocho el cinturón con el pantalón y lo bajé junto con mi bóxer, tomé sus piernas y las alcé, entré en ella y empecé a darle embestidas un poco duras, empezaba a gemir más fuerte así que callé sus gemidos con besos, es excitante sus lindos y agudos gemidos pero mi secretaria escuchará y los pacientes que esperan afuera también. Y no quiero meterme en problemas.

x X x

Febrero, el mes del maldito y magnífico amor, y mi gran sorpresa fue ver a Daniela entrar por aquella puerta de mi consultorio, mientras bromeaba con mi secretaria y ella se sonrojaba, la atención se fue a esta chica de tan solo 14 años... La pequeña precoz de 14 años.

DOCTOR DICK. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora