Estaba impaciente, ansiosa para que me empezara a contar el por qué conocía bien este cuarto o por que recordaba su nombre, pero no recordara alguna otra cosa que estuviera relacionada con él o los demás.
- ¿Y bien? – pregunté, cuando vi que no empezaba a hablar.
- Pues pregunta lo que quieres saber. – me mostro una pequeña sonrisa.
- Tu y yo, ¿somos o fuimos algo? – lo mire directamente a los ojos.
Fui directa, quería saber el por qué me resultaba tan conocido él, el lugar incluso. A decir verdad, a él le gusto que le preguntara eso primero, ya que me mostro una sonrisa ladeada, que me encanto y me resulto familiar.
- Bueno, si somos algo. – su sonrisa, demasiado familiar.
- ¿Y? ¿Qué somos? – estaba impaciente.
- No quiero soltarlo, así como así, te puede afectar y no quiero tener que llevarte al hospital otra vez y pensar que te voy a perder para siempre. – se le vio un poco sombrío al decir eso.
- Tranquilo, estaré bien, solo se directo, ¿sí? – le mostré una pequeña sonrisa, que al parecer le gusto.
Le vi dudar, pero solo vasto una mirada mía, para que pudiera lanzar esas dos simples palabras que me dejaron en shock.
- Estamos casados.
No supe que decir, en su mirada solo veía curiosidad a lo mejor esperando mi reacción, mas no supe como reaccionar.
- ¿Y cómo nos conocimos? Cuéntame todo por favor. – necesitaba saber cómo es que llego a mi vida y cómo demonios estoy casada.
- Pues la verdad, no fue muy linda la verdad. Pero aquí voy... - se le notaba un poco inseguro, pero aun así me empieza a contar. – digamos que no fue muy lindo el cómo nos conocimos, ya que te secuestre, aunque para mi defensa voy a decir que este idiota no sabía cómo acercarse a la bella mujer que estaba llorando por alguna razón, así que se me ocurrió secuestrarte, lo sé una pésima idea, pero aun así lo hice. Cuando te trajeron a esta casa, estabas furiosa, yo pensaba que llorarías o algo por el estilo, pero tu actuaste de otra forma, no llorabas, no, lanzabas insultos a cualquiera que se acercaba a ti. Yo trataba de acercarme a ti con regalos costosos, lindos, románticos, pero ninguno funcionaba, trate de hablarte y te negaste, así que una tarde estaba frustrado y hable con mi nana ya que no sabía cómo fregados acercarme a ti, así que fue a tu cuarto a llevarte algo para que comieras, ya que cada vez que una muchacha del servicio te llevaba algo de comer tú las ignorabas, pero si te hacían enojar le gritabas y las asustabas, no me preguntes como por que ninguna de las muchachas me decía nada , ni mucho menos tú, así que dijo mi nana que quería conocer a la mujer que tenía sufriendo a su pobre niño. Estuvieron hablando por un muy largo tiempo, nunca me entere de que, pero gracias a esa charla me diste una oportunidad para que nos conociéramos mejor. – me mostro una sonrisa nerviosa.
No podía creer lo que me decía, no me reconocía de esa forma, mientras me decía todo esto me di cuenta de que lo decía con tanta felicidad, como si estuviera reviviendo todo lo que me decía, escuche atenta cada cosa que decía de mí, de él y de nuestra relación. Para cuando acabo de contarme algunas cosas, algunas preguntas estaban en mi cabeza, la principal era había estado embarazada y que le había pasado a nuestro hijo, estaba tan insegura así que le con toda la valentía que pude reunir le solté la pregunta.
- Alessandro, estuve embarazada?
Al momento que solté esa pregunta vi cómo se tensó de inmediato.
- ¿Por qué lo preguntas? – vi como huyo de mi mirada, como si no quisiera recordar algo.
- Porque tengo una foto en donde salgo contigo y tengo mi vientre abultado. – agradecí que aún tenía esa foto, así que en ese momento saqué la foto de donde la tenía escondida y se la mostré.