𝑳𝒐𝒗𝒆𝒓 - Pausada

𝑰𝒇 𝑰 𝒄𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒇𝒍𝒚 - 𝟕

Luego de escribir todos sus sentimientos en el pedazo de papel Jaebum se prepara para ir a entregarle su corazón al menor, recoge todos sus artículos personales, la carta y sale de su hogar.

Caminando en dirección de la casa del menor se topa con la pastelería favorita de este y ahí es cuando la bombilla en su cerebro se enciende y le surge la gran idea de acompañar sus sentimientos con el dulce preferido de su seunie.
Jaebum ya había ordenado, solo le faltaba pagar su regalo cuando ve una cabellera rubia inconfundible, era el, la persona que hace tan solo meses lo había herido, su ex, Seungyoon. Sus miradas conectan y el pelinegro olvida el porqué estaba ahí, que tenía que hacer y más importante olvida sus sentimientos, solo puede concentrarse en como su corazón se congela y como ve en cámara lenta al rubio acercarse a el. Entra en pánico y sale corriendo de la pastelería, solo quería huir muy lejos o encerrarse en su habitación mientras escucha su playlist de música triste. Y eso es lo que hace, corre directamente a su hogar.

Los días pasan y en el corazón de Jaebum solo hay inquietud junto con el sentimiento de que ha olvidado algo, por algún motivo no puede recordarlo, sabe que está ahí dentro de el. Hasta que un día su madre le pide que por favor saque la basura, ahí es cuando se encuentra con la madre de Jackson que se acerca a el para saludarlo y todo hace click, su carta llena de sentimientos, su confesión y sobretodo su seunnie, a quien por cierto no había visto hace días, todo lo que tenía planeado para su confesión le llega de golpe.

- ¿Hola Jaebummie como estás cariño? - le pregunta con una sonrisa brillante en su cara.
- Bien y usted señora Wang - Im responde cortésmente y con cariño hacia la mujer que conoce y lo conoce tan bien.
- Bien, un poco ocupada con todo lo de Jackson, sus terapias no - la mujer de los Wang se corta derrepente, como si hubiera metido la pata con algo muy importante.
- ¿Te-terapias? - la preocupación recorre el cuerpo del joven Im, pensar que algo le podría haber pasado a su muchacho lo daña de sobremanera.
- Ay dios Jaebummie perdón pero creo que no soy la persona que debería decirte esto, por qué no vas y hablas con nuestro seunnie - dice con un tono triste.
- Creo que iré ahora mismo - luego de decir estás palabras, va casi corriendo hacia la casa del menor, que gracias al destino queda prácticamente al lado de el.
Solo puede pensar en lo idiota que ha sido de no notar cambios en Jackson, ha estado tan pendiente de él y sus "problemas" con Seungyoon que se odia por haber dejado de lado a su puppy.

Sube de dos en dos los escalones de la casa de los Wang y se queda detenido frente de la puerta, con el corazón casi en la mano, da tres toques en la puerta y escucha pasos ligeros al otro lado.

Al entrar todo su mundo se derrumba en un segundo, en la cama de la habitación se encuentra un muy pálido y débil Jackson, nunca en los años que lleva siendo su amigo lo ha visto de esta manera, la característica luz que lo distingue ha desaparecido, solo se ve tristeza y sorpresa en su rostro, el castaño no tenía en sus planes que su Jaebummie llegara en un tiempo como este, inconscientemente le caen gruesas lágrimas de su cansado rostro.

- Se-seunnie que te pasó, ¿estás bien?, ¿te duele algo?, como no me dijiste nada, no me llamaste, no-no... - Jaebum comienza a desesperarse por su Jackson. No estaba bien y eso lo estaba matando, aún así se acerca a el a borrarle las lágrimas que están corriendo por sus preciosas mejillas.
- Perdón Jaebummie no quería preocuparte y-y tampoco molestarte, tienes tus problemas, estás con Seungyoon y tienes que pasar tiempo con él, no quería quitar tu tiempo - dice el menor mientras le siguen corriendo lágrimas
- Como puedes pensar eso por dios Jackson, todas esas cosas me importan una mierda si te encontrabas así, soy tu mejor amigo maldita sea, creo que tengo todo el derecho en saber esto - la exasperación se hace más que presente en la voz del pelinegro.
- Tengo Miocardiopatía dilatada, Hyung. Lo descubrí la semana pasada... - el rostro del castaño se vuelve más triste - y no sé cuánto me...
No pudo seguir, tenía la garganta seca y no se sentía capaz de continuar la oración.

- No sé qué hacer, ya perdí toda la fe en mi... - suelta en un susurro el menor.