—Inspira, espira, inspira, espira —el de pelo blanco intentaba calmarse mentalmente. Aquella situación le parecía surrealista. ¿Pedirle a un cura el dinero de una iglesia? Esa riqueza nunca pasó por sus manos y nunca lo haría. El único dinero que podía intentar robar es el de mañana, con la venta de libros, pero estaría mal quitarle la ayuda a personas que lo necesitan más que un enmascarado.
Su mirada se dirije hacia la puerta abierta intentando encontrar respuestas a sus preguntas. ¿Esto es real? ¿De verdad alguien le había pedido robar a los necesitados? Quién será ese ser tan miserable.
Las cuestiones seguían ocupando sus pensamientos de camino a su hogar, en el cual ya no se sentía seguro si no en alerta constante. Tanto es así que no pudo dormir en toda la noche. Su cabeza no paraba, sobre todo, de mostrar de forma repetitiva aquellos ojos de un tono intenso de morado llenos de ira hacia una persona que no tenía culpa de nada. O eso creía el oso.
Un suspiro es lo único que se escuchó en su salón, sin viento ni lluvia que interrumpiese esa sensación de vacío y angustia, solo la luz del sol saliendo entre los arbustos de su jardín.
Ding dong
El cura se alarma por unos segundos temiendo que su visita no sea para nada bienvenida.
Traga saliva costosamente sin dejar su inquietud de lado y abriendo la puerta con cierto temor.Lo primero que se encuentra son unos ojos morado intenso que le obligan a retroceder medio paso hasta que se percata del dueño de estos.
—Vege —exclama fingiendo un tono sereno.
—Doblas ¿estás bien? —pregunta ante el intento fallido de su amigo de disimular su estado de ánimo —tienes ojeras —afirma acompañando sus palabras con una caricia en el rostro del cura.
—Una pesadilla. —se rasca la nuca cabizbajo, procurando que su voz no le falle.
No delante de Vegetta.
Aunque tras pasar unos segundos su cabeza no tiene piedad y continúa torturándole con las palabras del desconocido, con la presión y miedo que estas le provocan. Como consecuencia los ojos del oso poco a poco se humedecen y su cara se calienta. En un vano intento de ocultar sus sentimientos da media vuelta y cubre su rostro con el brazo.—Hey —el de cabello azabache no puede evitar acercarse y frotar cariñosamente el brazo del rubio platinado —no tengas miedo Rubén, estoy aquí —la única respuesta que le ofrece es una negación con la cabeza y débiles sollozos ahogados gracias a su prenda blanca.
Vegetta aparta la mano de Rubius y le envuelve en un cálido abrazo apoyando la mejilla en su cabeza. Sisea tratando de sosegar a su amigo, quien hunde el rostro contra su pecho sintiendo los lentos y tranquilos latidos de su corazón. El olor a perfume masculino de alta gama invade sus fosas nasales y poco a poco se calma. Cuando su llanto es inaudible, se aparta ligeramente.
—¿Mejor? —pregunta Vegetta observando cada detalle de su rostro enrojecido.
—Sí, creo —expresa con la mirada cansada dando un paso hacia atrás.
—Dime, ¿por qué...? —interroga sabiendo perfectamente que una pesadilla no puede afectarle tanto como está transmitiendo el oso, quien niega con la cabeza —No estabas en la iglesia, por eso pensé que —hace una pausa viendo como su compañero se aleja —ocurría algo.
—No es nada, solo eso, un mal sueño que me dejó en vela toda la noche. No podría ir a la iglesia con esta cara —dice soltando una risa apagada mientras deja caer su cuerpo en el sofá.
—Puedes contarme lo que sea —insiste Vegetta sentándose al lado de su amigo y colocando la palma de su mano en el muslo de Rubius provocando que éste se estremezca fugazmente.
—E-estoy bien —su mirada es fijada en el suelo, procurando mantener la calma para no desvelar nada que pueda causarle más problemas de los que tiene.
—No lo estás —suspira el de ojos morados a la vez que la pierna del oso empieza a moverse nervioso —si necesitas algún medicamento o algo que te ayude a dormir te lo puedo pagar. ¿Qué te ocurre realmente? Solo dime —Vegetta hace una pequeña pausa midiendo cada palabra que dice y posando su mano en el hombro del dueño de la casa —lo que necesitas.
—¡No! —niega alzando la voz un Rubius al que la falta de sueño le ha quitado toda la paciencia y amabilidad que tenía —¿Te crees que involucrándote, más bien, metiéndote en este agujero negro en el que he sido forzado a estar va a ayudarme? Quédate tu asqueroso dinero de niño rico. —declara levantándose, pero las pocas fuerzas que le quedaban, por un cúmulo de estrés e insomnio, hicieron que cayera al suelo.
—¡Rubius! —es lo último que el oso escucha antes de perder la consciencia.
...
Sé que he tardado la vida pero aquí está. La historia avanza lenta pero segura :c
Intentaré tener el siguiente capítulo para el finde de la semana que viene. Sorry por tardar. Cualquier error lo pueden comentar. Gracias por leer y F por Rubius •3•
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Indecente - Rubegetta 🐻🐺
FanfictionEl cura de Karmaland se ve en problemas cuando Lobo nocturno le asalta una noche en la iglesia. Historia basada en Karmaland. ©Portada: Dibujo hecho por dickheadanti (Twitter) ©Todos los derechos reservados