The Guy Who Saved Me From Hell // STEVE ROGERS

VIII

Es aquí cuando todo se desmoronó entre Julián y yo... pareciera que fuera sacado de un juego del teléfono descompuesto pero no... era la dura y cruel realidad...
Julián se enteró de un rumor sobre una amiga de Alexander y Mary Jane el cual ambos no podían revelárselo a nadie, a pedido de Shelly, esa amiga y ex compañera de Julián, Alex y yo...
No pondré en detalles el rumor ya que bastante tragedia ha causado en mi vida. Lo que sí es que yo me enfadé muchísimo con Mary Jane por revelarme dicho rumor pero eso no es lo peor...
Una tarde, en la casa de Julián, éste me revela que Alex le contó lo sucedido de Shelly y es allí cuando mi mente se paraliza y se llena de bronca y enojo...
Julián me pidió que no le dijera a Mary Jane al respecto pero mi molestia era tan grande que lo hice. Además Julián no tenía relación alguna con Shelly...

En fin...
Le conté a Julián lo sucedido con Mary y su cara se transformó en furia pura. No me insultó ni me faltó el respeto peeo su cambio rotundo de tono de voz y su comportamiento lograron que llorara todo el camino hasta el autobús. Recuerdo llegar a mi casa y llorar en los brazos de mi madre, la cual detestaba a Julián, desconsolada, creyendo que yo era la culpable de algo tan insignificante...

Ese día hablé con él y definitivamente me volví loca. Me hizo creer que era una mala persona, una celosa, una manipuladora que quería hacerle daño a Alex a toda costa cuando jamás fue así...
Fue aquella noche que decidí tomar unas pastillas del tratamiento médico de mi padre y tomarme varias dosis y luego tomar un cuchillo para proceder a lastimar mi muñeca izquierda. Lloraba desconsoladamente en mi cama durante la madrugada hasta que una llamada me robó la atención... Steve.
Le dije todo lo sucedido, incluso mi accionar reciente. No me juzgó y me escuchó pero sí se molestó al saber que intenté lastimarme por la pelea absurda entre Julián y yo... no sé porqué decidí hacerle caso a Steve y procedí a vomitar las pastillas ingeridas anteriormente...
Dormí poco y nada y, en horas de la mañana, Steve apareció en mi habitación y apenas me vio me llevó hacia el hospital más cercano donde una psicóloga pudiera atenderme...