그물1

525 43 0
                                    

sólo para mis adentros, la llamaba mía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

sólo para mis adentros, la llamaba mía. mi chica, mi ángel, mi lágrima, mi copo de nieve bailando en el aire, mi llama de fuego ardiente, mía.

en realidad, se llamaba Soojin.

no puedo hablar de ella sin hablar de su depresión, de ese delicado velo pálido que cubría sus ojos perfectamente rasgados.

separar ambos sustantivos sería como explicar la luz sin conocer la oscuridad, o viceversa. a veces llegaba a preguntarme, si su nombre era la penumbra o el brillo de esta simbiosis.

sólo dos años mayor que yo, y de cierta forma, tan lejos de mí. cuando la conocí, a sus trece inviernos cumplidos, se me aparecía como las nínfulas de Nabokov. yo, que leía demasiado y vivía muy poco; ella, que lloraba más veces de las que sonreía. en cierto sentido, Soojin sí me llevaría a mi propia destrucción.

hermosa como ninguna otra muchacha que haya pisado el mundo, inteligente como muy pocas, sarcástica, afilada, gélida y aún así tan delicada, tan expuesta a los venenos mundanos. en su obra de teatro todas éramos marionetas destinadas a verla romperse, sin poder hacer nada, porque nuestros hilos se encontraban amarrados a sus propias manos.

ella, que abría sus ojos para ver el mundo y odiaba cada pieza con ferocidad. cómo, cuestiono, es que en su menudo, delgado y ligero cuerpo podía habitar ese odio tan grande hacia todos los seres humanos. me odiaba a mí, lo odiaba a él y por sobre todo, se odiaba a sí misma, tan profundamente como le era posible.

y de este mismo modo eran sus amores; intensos, fugaces, arrasadores.

era fuego, pero era hielo.

en sus labios, no finos, no carnosos, sólo etéreos, mi nombre sonaba como una bendición dicha en voz baja a la luz de una lámpara que agoniza.

─Shuhua, sólo quiero morirme.

jamás utilizó honorífico alguno para llamarme, y parecía natural. ella era la diosa, la musa y la todopoderosa; yo era el suelo que esperaba por ser pisado con sus dulces pies. estaba bien, ella podría haber dicho cualquier cosa, haber ofendido la parte más sensible de mi interior, y sería totalmente aceptable. así funcionaban las cosas entre nosotras, así era, así seguiría siendo.

creció como cualquier otra muchacha, pero al mismo tiempo, tan distinta. sus curvas se redondearon, sus rasgos comenzaron a pulirse, sus ojos rasgados de témpano oscuro alcanzaron la madurez en su oscuridad. se volvió incluso más hermosa, si es que esto es posible. ahora no era sólo yo quien la veía con el pecho en llamas, ella podía tener el mundo a sus pies con sólo pedirlo, en su voz clara y atronadora tenía el poder de acabar con el universo. aún en esta verdad, su deseo de salir por la ventana de atrás hacia nuevos mundos sin explorar también fue arraigándose, tumor cancerígeno que ella misma buscaba llevándose cigarro tras cigarro a los labios.

─léeme poemas de escritores que se hayan suicidado. ─ me susurraba directamente al oído.

tenía muchos que recitarle de memoria. le hablé del efecto Sylvia Plath, de los tristes, tristes cuentos de Mishima, de la voz ronca de lan Curtis y de mil historias en idiomas que ninguna de las dos conocíamos. me recompensaba su mirada complaciente, su sonrisa ladeada que me decía; "me estás llevando al borde del precipicio, voy a matarme y sabes que van a culparte." no me importaba.

si su propia eliminación del mundo era lo que le hacía sentir plena, entonces yo sostendría su mano justo antes de que se amarrase la soga al cuello.

descansando mi cara en tu fuerte pecho, tu esencia, pesada, es sentida sólo por mí. tu abrazo es más dulce que cualquier flor. ─ repetí mirando al techo, su mano entrelazada con la mía como enredadera de hojas venenosas.

no me preguntó acerca del nombre del autor, yo tampoco se lo dije. para ella, bastaría con una mentira, con que le asegurase que quien recitó diez palabras había abandonado el mundo por su propia mano, y estaría bien.

a veces, también le escribía. pero jamás le enseñé nada. yo y mis palabras, a diferencia de estos nombres como ecos en la oscuridad, no éramos merecedores de sus oídos siempre hambrientos de historias. sin embargo, yo la miraba a los ojos. ese era mi propio privilegio, el que jamás gané. me lo regaló sin pedírselo, y al principio, no lo comprendía del todo.

estar recostadas frente a frente, con los rostros cercanos, simplemente respirando, este era el regalo. nuestros ojos, ah, los suyos hacían la magia y los míos simplemente eran espectadores. un mundo entero se escondía detrás de sus iris inciertos, de sus colores sin adjetivos. ella tenía su efecto en la gente, su patología única y su medicina en las venas, mismas venas que sólo quería abrir.

peligrosa, mortífera. en cada mitología ha habido una hermosa, La Hermosa, quien arrasa con todo lo que llega a tocar. otros mundanos habremos caído ante sus encantos helados, pero finalmente, el error siempre fue nuestro. dime, ¿quién nos obligó a amarla, si no nosotras mismas? En nuestro averno soñamos con sus labios. quise y quiero creer que yo era distinta, que al menos, mi cara sí es reconocible, que Soojin podría pronunciar mi existencia como relevante, y eso haría todo una y mil veces menos doloroso.

yo, que la vi transformarse y crecer, arraigar sus deseos de piel, de muerte y de purificación. en sus huesos, sus huesos marcados, sus caderas, sus largas piernas y su cabello cubriendo sus ojos, en cada uno de sus rincones maravillosos nacían flores. ella misma era una flor, una flor que moría cada noche y que renacía en los días. destinada a matar y matarse. ella, tan hermosa, tan rota, tan herida por atacantes desconocidos, a quien la vida le dio la espalda, ella que estaba dispuesta a dejarse caer en mis brazos de vez en cuando.

jamás entendería sus mecanismos, su mente retorcida, sus paraísos paralelos o su intensa soledad que en sus poros hervía. jamás la entendí, pero la amé, la amé como si en ello estuvieran todas mis respuestas, o todas las que necesitaba.

 jamás la entendí, pero la amé, la amé como si en ello estuvieran todas mis respuestas, o todas las que necesitaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


그물.

❛ 𝗿𝗲𝗱𝘀 ❜ 𝘴𝘰𝘰𝘴𝘩𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora