↝ 1: la maldición del gato

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💌 LA MALDICIÓN DEL GATO 💌

Una fría tarde de invierno, Choi San caminaba casi rosando el hombro de Wooyoung. La razón no era el clima ni tampoco un juego, sino que era la única forma de acercarse a él cuando se encontraban en la calle. Tomarlo de la mano era imposible mientras Wooyoung tuviera su consola o su celular con batería, y cuando lo intentaba agarrar del brazo, siempre era rechazado en público.

Su relación era algo complicada, a veces demasiada distante y poco afectiva. Pero todo porque el menor se alejaba de las demostraciones cariñosas de su novio.

A esas horas del día, ambos habían terminado las clases y se dirigían a sus casas. Sin embargo, San no tenía la intención volver a su hogar. Él quería pasar la noche con Wooyoung. Después de todo, conocía sobre la extraña maldición que lo afectaba durante las noches de luna llena, y quería molestarlo con algún juguete para gatos.

―Wooyoung. ― dijo San deteniéndose en la puerta de la casa del menor. ― ¿Puedo quedarme esta noche?

―No, hoy no. ― respondió Wooyoung tirando de su cabello hacia atrás. ―No me siento muy bien...

― ¿Te duele algo?

―No realmente.

―Qué lástima, tenía una tarta de manzana que quería compartir contigo...― dijo volteando su cabeza hacia un lado y mirando discretamente la reacción que había provocado en el rostro de Jung.

―Puedes quedarte solo hasta las once. ― dijo en voz baja abriendo el portón de su casa y esperando que entrara para cerrar con llave. San sonrió más que satisfecho y caminó detrás de Wooyoung hasta llegar a la cocina, donde encontraron una nota pegada al refrigerador con un imán.

"Hijo, fuimos a ver a tu abuela porque necesitaba hacerse un chequeo médico,

volveremos pasado mañana.

Hay un estofado de verduras y pizza en el congelador.

¡Cariños!"

―Vaya, estaremos completamente solos...― murmuró San apoyando su mentón en el hombro de su querido novio.

Wooyoung dejó la nota donde la había encontrado y no respondió el sugestivo comentario. Choi aprovechó que estaba en esa posición para abrazarlo por detrás y hundir su nariz en el cabello.

Jung podía sentir la respiración y el cuerpo del mayor en su espalda. No sabía cómo responder ni cómo actuar frente a estos mimos, eso lo desesperaba, e intentó separarse caminando dentro de la cocina. Sin embargo, no tenía previsto que San se apegaría más e intentaría seguirle el paso.

―Prepararé un poco de té...― dijo Wooyoung en voz baja pensando que, con eso, San lo dejaría en paz.

Se dirigió a la cocina a gas y encendió unos de los quemadores. Luego llenó la tetera con agua y la colocó encima del fuego. Cada acción que hacía era seguida por Choi, por lo que a esas alturas, ya se había rendido de liberarse de él. Con su novio detrás suyo, caminó por la cocina buscando dos tazas. Abrió un mueble que estaba ubicado sobre su cabeza y apoyó las puntas de sus pies para ver si quedaba alguna taza limpia en esa repisa. Al divisar dos al fondo del mueble, Choi las tomó rápidamente sin que alcanzara a levantar uno de sus brazos.

―No estaban tan lejos. ― se quejó Wooyoung molesto y haciendo un puchero.

Cuando ya tenían todo listo, ambos fueron a la habitación cargando unos cuantos utensilios y la tetera con el agua recién hervida. Lo pusieron sobre una mesa, que la mayoría de las veces estaba ubicado al lado de la cama, y se sentaron a merendar. San había sacado de su mochila, una pequeña cajita con dos porciones de pie de manzana y lo había servido en los platos. A Wooyoung le habían llegado a brillar los ojos al sentir el aroma de su postre favorito.

aquí hay gato encerrado ↝ woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora