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Ten

Las cosas estaban calmadas en la oficina, así que tenía tiempo para pensar en la noche pasada. Le había dicho al jefe que Soo estaba en una cita, cuando realmente solo estaba poniéndose al día con un viejo amigo. ¿Cómo se suponía que tenía que saber que se volvería loco y lo secuestraría?. Esperaba que algo así pasara, pero no tenía que ser culpado por eso. Además, le estaba haciendo un favor. Él no necesitaba salir con personas horribles como Yifan, quién le hacía bulliying al hermano de su mejor amigo solo por su nombre. Era un imbécil.

Echarme a Jin era innecesario. Él seguía manoseándome. Por supuesto que eran caricias inocentes; no era lo suficientemente pervertido para violarme en frente de su hija y los tres enanos, pero aún así era espeluznante como el infierno. Cada vez que se reía y tocaba mi brazo, me encogía, imaginando las horribles cosas que él y su esposo querían hacerme.

John no había sido de ninguna ayuda, el muy pendejo solo se burló de mi. Estoy seguro de que le había dejado una perfectamente buena polla parada, y él me agradece dejándome desprotegido frente a Kim Seokjin. Mi virtud estaba en peligro. Okay, no era exactamente inocente, y técnicamente no era virgen, pero realmente no creo que cuente si no recuerdas la mayoría de eso. Yuta fue el primero y el último que consumió drogas conmigo y se prestó para algo más.
Aunque todo se había solucionado de la mejor manera. Él me presentó a Lisa, y ella me dio la patada en el trasero que necesitaba para salir de todo eso.

Mi estómago gruñó, sacándome de mis pensamientos.

-¡Wow!-dijo Chanyeol mientras caminaba por el pasillo-Deberías alimentar a esa cosa-sonrió-¿Por qué no te tomas el resto del día libre?. Has estado haciendo un trabajo genial. Lo mereces.

-Oficialmente eres mi jefe favorito-contesté.

-¡Hey!-gritó Jackson indignado desde su oficina.

-Solo tráele mañana una barra de chocolate, y olvidará que dijiste eso-me aconsejó Chanyeol.

-¡Mejor que sea una jodida barra de chocolate gigante!-gritó.

Reí.

-Los veo después.

En mi camino a casa, conseguí una hamburguesa. De ninguna manera iba a cocinar. Prácticamente la engullí completa. Quizás estaba más hambriento de lo que creía. Tendría que ir a correr o algo más tarde, así la maldita cosa no se quedaría en mis muslos.

No vi el auto de Soo estacionado en la parte de enfrente, así que asumí que no había nadie en casa. No era fan del silencio, así que puse a sonar mi iPod. Tenía de casi todos los géneros de música en la maldita cosa. La variedad era el condimento de la vida o algo así.

Cuando llegué a mi recámara, por hábito, tomé mis binoculares. Mi ventana tenía una buena vista a ciertas casas.

-Hola, Oficial Buenote-él estaba afuera, preparándose para cortar su pasto. Aparentemente, era una tarea que hacía sin camisa. Imaginé que si él se pasaba tanto tiempo en el gimnasio, lo menos que podía hacer era ser lo suficientemente educado para detenerme y apreciar la buena vista. Note que tenía un tatuaje en su espalda, pero se volteó antes de que pudiera distinguir qué era.

Mi día no iba a estar completo si no lo fastidiaba un poco, así que me dirigí al espejo para asegurarme de que no lucía como mierda. Ahí fue cuando me di cuenta. La puerta de mi armario estaba cerrada. Esa mierda no era buena. Yo nunca la cerraba, y Kyungsoo lo sabía bien.

OFICIAL BUENOTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora