La familia se debe querer incondicionalmente. Okay, no tan incondicionalmente. Bajo ciertas condiciones uno llega a querer a su familia. O sea, no siempre. Quiero decir, no es una obligación amar a una persona si es una mierda de ser humano, pero...
Digamos que a veces quieres a tu familia.
Sí, eso es más apropiado.
Kim Taehyung siempre tuvo una relación complicada con su familia. Siendo el hijo menor que no estudiaba ni trabajaba de un adinerado matrimonio cuyo primogénito era un joven y perfecto estudiante de medicina... sí, las cosas eran algo incómodas en las cenas familiares de los Kim.
A Taehyung no le importaba ser un perdedor a sus casi veinte años porque nunca se sintió como uno. Tal vez no llevaba el ritmo de vida que se esperaba para un hombre de su edad, pero él sabía que algún día encontraría su verdadera vocación y sería feliz con ella.
O moriría en un accidente estúpido.
Alguna de las dos debía pasar eventualmente.
Los días en su tranquila vida eran lentos y felices. Despertaba sin alarmas en las mañanas, se tomaba el tiempo de hacerse un delicioso y nutritivo desayuno antes de salir a patinar sin rumbo alguno. Por las tardes disfrutaba de un porro junto a sus amigos mirando la puesta de sol, y en las noches jugaba videojuegos hasta decidir ir a la cama.
Ojalá alguien le pagase por vivir así. Resolvería muchos de sus problemas.
— Te toca pagar el recibo de luz esta semana.
Un sobre de papel fue lanzado a su rostro, bloqueando su vista y provocando que Taehyung perdiera la partida que se encontraba jugando en la PS4.
— ¡Hyung, casi ganaba! —Gritó con frustración.
— Algo de dinero es lo que deberías ganar, idiota.
Taehyung dejó a un lado el mando del videojuego y tomó en sus manos el sobre que su primo le había restregado en la cara. ¿Existía algún recordatorio más doloroso de que se es un adulto que un recibo de servicios? Suspiró y revolvió sus claros cabellos castaños.
— Yoongi hyung, ¿qué te parece si pagas este mes y yo pago los dos siguientes? —Le sonrió al mayor, quien había tomado asiento a su lado.
— Uhm, no. Jódete —el pálido muchacho de cabellos obscuros dejó caer la cabeza hacia atrás, exhalando el humo de su cigarrillo al techo—. Llevas dos meses diciendo lo mismo. Yo no pienso mantenerte.
Tae resopló y rodó los ojos.
— Te juro que lo haré, sólo que mi madre me dará dinero hasta principios del mes que viene —explicó tranquilamente—. ¿Por fis?
Yoongi le miró con una ceja alzada y una expresión de fastidio. Taehyung a veces se preguntaba si su primo alguna vez había sonreído, al menos él no recordaba haberlo visto haciéndolo.
— Como sea —Yoongi exhaló derrotado—, igual no es como si pueda estar sin luz.
— Gracias, hyung —le sonrió con sinceridad, formando ese peculiar rectángulo con su boca. Una sonrisa tan rara que sólo a Kim Taehyung se le podría ver bien.
— No entiendo cómo tus padres siguen cargando contigo —negó con la cabeza—. Eres como un grano en el trasero.
Taehyung soltó una carcajada escandalosa. No sabía si aquel comentario había sido realmente gracioso o se encontraba muy drogado; en ambos casos, su risa no hizo más que molestar más a Yoongi.
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3Rs. [BTS]
FanfictionLa regla de las tres erres es una forma de cuidar el medio ambiente, específicamente para reducir el volumen de la basura generada por relaciones desastrosas. BTS | Principal: (?) | Comedia ácida (?) y humor inapropiado. Perdón por ser basura humana.