Club de Eminencias

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Bella pasó gran parte de la última semana de vacaciones cavilando sobre el proceder de Malfoy en el callejón Knockturn. Lo que más le inquietaba era lo ufano que había salido de la tienda. Nada que lo hiciera tan feliz podía ser una buena noticia, Harry estaba igual que ella, Bella lo sabía. Sin embargo, ni Ron ni Hermione parecían tan intrigados como ellos por las actividades de Malfoy, y eso les fastidiaba un poco; es más, pasados unos días, sus amigos se habían cansado del tema.

—Sí, chicos, reconozco que olía a chamusquina —admitió Hermione con un matiz de impaciencia. Estaba sentada en el alféizar de la ventana de la habitación de Fred y George, con los pies encima de una caja de cartón, y había levantado la vista a regañadientes de su nuevo ejemplar de Traducción avanzada de runas—. Pero ¿no hemos llegado a la conclusión de que podía haber muchas explicaciones?

—A lo mejor se le ha roto la Mano de la Gloria —conjeturó Ron mientras intentaba enderezar las ramitas de la cola de su escoba—. ¿Se acuerdan de aquel brazo reseco que tenía Malfoy?

—Pero entonces ¿por qué dijo: «Y no olvide guardar bien ése»? —preguntó Harry por enésima vez—. A mí me sonó como si Borgin tuviera otro objeto semejante al que se le ha estropeado a Malfoy y que éste quería poseer ambos.

—¿Tú crees? —dudó Ron al tiempo que raspaba un poco de suciedad del mango de la escoba.

—Sí, creo que sí —afirmó Harry.

Y en vista de que sus amigos no decían nada, Bella añadió:

—El padre de Malfoy está en Azkaban. ¿No creen que a Draco le gustaría vengarse?

Ron levantó la cabeza y pestañeó varias veces seguidas.

—¿Vengarse? ¿Malfoy? ¿Cómo va a vengarse?

—¡De eso se trata, de que no lo sabemos! —suspiró Harry, frustrado—. Pero estoy convencido de que trama algo y creo que deberíamos tomárnoslo en serio, Bella también lo sabe. Su padre es un mortífago y... —Se interrumpió bruscamente, boquiabierto y con la mirada clavada en la ventana que Hermione tenía detrás. Acababa de ocurrírsele una idea alarmante.

—¿Qué te pasa, Harry? —se asustó Hermione.

—No te dolerá otra vez la cicatriz, ¿verdad? —dijo Ron, intranquilo.

—Es un mortífago —repitió Harry despacio, mirando ahora a Bella, la cual frunció el ceño—. ¡Ha relevado a su padre como mortífago!

Hubo un silencio, y luego Ron soltó una carcajada.

—¿Malfoy? ¡Pero si sólo tiene dieciséis años! ¿Cómo quieres que Quien-tú-sabes le permita unirse a los mortífagos?

—Eso es muy poco probable, Harry —coincidió Hermione conteniendo la risa—. ¿Qué te hace pensar que...?

—En la tienda de Madame Malkin... ella no lo tocó, pero Malfoy gritó y apartó el brazo cuando ella fue a enrollarle la manga de la túnica. Era su brazo izquierdo. ¡Le han grabado la Marca Tenebrosa!

Bella le sonó muy razonable. Ron y Hermione se miraron.

—Hombre... —dijo Ron, escéptico.

—Yo creo que sólo quería largarse de allí —opinó Hermione.

—Le enseñó a Borgin algo que nosotros no llegamos a ver —opinó Bella—. Algo que asustó mucho a Borgin. Era la Marca. Quería demostrarle con quién estaba tratando, ya vieron que el hombre se lo tomó muy en serio.

Ron y Hermione volvieron a mirarse.

—No sé qué decirles, chicos...

—Sí, sigo sin creer que Quien-tú-sabes haya permitido a Malfoy unirse a...

Bella Price y el Misterio del Príncipe©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora