CAPÍTULO 8 ¿Hay esperanzas de que México salga adelante?

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¿Hay esperanzas de que México salga adelante? ¿Cómo poner orden en el funcionamiento de México?

EL DESASTRE QUE SE AVECINA Y FORMA DE EVITARLO

EL DESASTRE.

En no más de cincuenta años las plantas industriales de capital extranjero que operan en México, entre las que se encuentran las plantas automotrices, serán sustituidas por las nuevas plantas que sus dueños construirán o están construyendo en sus países y los de sus clientes, entonces nuestra economía se colapsará totalmente.

A esta catástrofe se sumará el de que nuestras ventas petroleras se desplomarán porque los nuevos vehículos automotores no consumirán gasolina.

FORMA DE EVITARLO.

Hasta antes de iniciar esta obra solía creer al igual que la mayoría de los mexicanos que para corregir los problemas de México era indispensable que modificáramos nuestra forma de ser. Ahora veo con claridad que solo podremos salir adelante con lo que somos no con lo que no somos, que tenemos más cosas buenas que malas y que lo bueno que tenemos es suficiente para sacar el país adelante.

Tenemos una enorme solidaridad, unas bases éticas milenarias y vigentes, los conocimientos necesarios, las instituciones necesarias, y la inteligencia necesaria.

Por ahora nuestra Clase Política está totalmente fuera de la realidad, pero los individuos que la conforman son parte nuestra, somos nosotros, pero enajenados por el sentido de pertenencia a un sub-grupo que les ha ofrecido desde hace un siglo seguridad e inmunidad, pero eso no aniquila conciencias, no cancela las enseñanzas de los abuelos, no anula el amor a México, no cancela el instinto de supervivencia, ni cambia el hecho de que nuestra clase política es la rectora del destino de México y México necesita ser dirigido lejos del desastre.

La amenaza es terriblemente real, enorme e inevitable, y si no la superamos el México que dejaremos a nuestros hijos será un campo de miseria, de injusticia y de hambre; aún podemos hacer algo, pero no lo haremos si no estamos convencidos de que el riesgo es real, porque solo así nuestro instinto de supervivencia nos unirá en torno de un solo objetivo, sobrevivir; para ello, también es necesario que aceptemos que somos un país con un promedio de educación bajísimo, y que como consecuencia tenemos los gobernantes con menos educación formal de toda nuestra historia y que por lo tanto NO ESTAN CAPACITADOS para hacer las tareas bajo su responsabilidad, y que por eso para construir vialidades y puentes en la Ciudad de México designaron a una señora sin experiencia pero de sus confianzas; para comprar vagones del metro pusieron al frente a un desconocedor de lo que significa mezclar proveedurías en una operación tan compleja; para escribir los libros de texto gratuitos, ya hace medio siglo, contrataron a académicos extranjeros; para diseñar plantas industriales en zonas tropicales firmaron contratos de transferencia de tecnología con arquitectos de Chicago; para hacer estrategias policiacas para la Ciudad de México llamaron al edil de Nueva York; para combatir al crimen organizado pidieron asesoría a militares colombianos; para bombear petróleo de las plataformas marítimas de nuestro trópico le pagaron a expertos en plataformas petroleras del círculo polar ártico; y claro, al final nada resultó bien.

Para evitar que México se desmorone ante nuestros ojos es necesario que los miembros de nuestra clase política en un acto de verdadero patriotismo, acicateado por la seguridad de que no hay otra salida, acepten que no es conveniente que sigan tomando decisiones sin involucrar a personas que están más calificadas que ellos en cada una de las disciplinas necesarias para salvar a México, que al igual que los legisladores de los países más exitosos no están obligados a saberlo todo, y que deben asesorarse de instituciones tales como:

¾ Cuerpos colegiados de todas las disciplinas profesionales.

¾ Centros de investigación para el desarrollo de la agricultura y la ganadería.

MÉXICO SIN MENTIRASWhere stories live. Discover now