Capítulo 10: Rompiendo las Reglas - Parte II

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Luego de la falsa alarma desatada por el inesperado cosmos de Denika, todos retornan a sus templos y continúan su rutina lo más normal posible. Excepto Denika, claro. Shion ordenó que la jovencita sea alojada en su palacio para tener mayor control de ella, en caso que vuelva a suceder el incidente; a partir de allí se generó un ambiente algo cerrado y tenso.

Cámara del Patriarca:

Shion: – Saga, es posible que tengamos un problema GRANDE. – dijo mientras se sentaba en el living con él y las ninfas les servían el té.

Saga: – ¿Tanto? –

Shion: – Sí. Estarás a cargo de todo, yo intentaré ocuparme de esa niña exclusivamente; tengo que estar seguro de no equivocarme... –

Saga: – Descuide, está todo controlado. –

Shion: – Lo sé, confío en ti... ya casi sabes todo, no tenía más que explicarte algunos detalles, pero no es nada nuevo este puesto para ti. – sonrió tranquilo para cortar el estrés, y bebió de su taza. Saga desvió la mirada un poco avergonzado, no era agradable recordar que lo asesinó, dominado por su lado maligno.

Shion: – Ya... no pongas esa cara, aquí estamos los dos con estos envidiables camisones, doce nuevos maestros y tres de ellos prendidos fuego con sus alumnas. – rió bastante relajado, mientras comía un muffin – Y Denika, que parece tener una gran sorpresa para nosotros, relájate... esta vez te ganaste el puesto dignamente. – le dijo mientras palmeó su hombro. – Luego que logremos aclarar esta situación, haremos todo de manera oficial. –

Saga le quedó mirando un poco sorprendido y luego sonrió al ver la mirada tranquila de Shion, que le transmitía toda su confianza.

~•~

Comedor del Santuario:

Kanon: – Eh jaiba... ¿Cómo está mi cachorra? – dijo riendo, con toda la intención de molestar, sin saber lo que había acontecido últimamente entre DM y su aprendiz.

DM: – No jodas... –

Kanon: – Vamos, no seas tan posesivo... –

DM: – No me interesa Kanon, haz lo que quieras, pero deberías pensarlo bien. –

Shura: – ¿¿Cómo, cómo?? ¿¿El angelito comparte su comida?? – preguntó todo curioso, y metiéndose en la conversación.

DM: – No es más que una inútil aprendiz, no delires cabra loca. –

Milo: – ¿Pero en verdad no has intentado nada? ¿Hemos perdido a nuestro auténtico Giacomo Casanova? – lo miró sorprendido.

DM: – Ella no me interesa, es una niña. –

Shura: – ¿También perdiste la memoria? Pandora tenía casi la misma edad que ella y bien que la acosabas por todo el castillo. –

DM: – Pandora es otra historia. Tenía 12 horas de vida y muchas ganas de ver como a Radamanthys le latía la venita de la frente cuando tocaba lo que él no podía... – recordó el momento y se sonrió con malicia, en verdad había disfrutado hacerle la vida imposible al Wyvern.

Dita: – ¡Con razón estaba tan endiablado... carajo! ¡Debiste pensarlo mejor Angelo! –

DM: – De todas maneras, no podíamos hacer mucho o se daría cuenta. Lo mejor que podía hacer era manosear a su preciada Pandora. – respondió al tiempo que terminaba su bebida.

Shura: – ¿Y qué no te gusta de la pelirroja entonces? –

DM: – No se trata de qué me guste o no, Shura. Primero que nada, es una niña; segundo, es una de nosotros, o sea, las mujeres aquí son soldados, nuestras compañeras de armas; creo que nunca esperarías coqueteos de Shaina o Marín ¿Verdad? Y tercero, es mi aprendiz; y como si fuera poco, es pésima. –

[SaintSeiya] Algo Más Que GuerrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora