Capítulo 7.

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9:00pm

Las gotas de agua caían estruendosas en los tejados de los locales, Alba estaba en La Gran Vía cuando comenzó a llover y se regañó por haber olvidado el paraguas. Refugiada bajo un techito, decide prender un cigarro. Que prometió esa misma mañana dejar de fumar, pero paso a paso, porque una vez leyó en el periódico local que un hombre falleció de un infarto por parar la nicotina de golpe, y mejor era prevenir que lamentar ¿no?

A Alba le extrañó que la sujeto no haya hecho acto de presencia ese día. Ella salió temprano, llevó el cuadro pedido a domicilio y cuando el señor apreció el concepto de su arte allí, le pagó una suma más considerable, almorzó en un restaurante vegano recién inaugurado, pasó el resto de la tarde en buenasaña hasta que Julia le informó que se piraba volando a la residencia porque tendría la deseada cita con Sabela.

Y bueno, que admitir que la echó en falta es extremista y controversial, pero aún así se sentía inquieta.

*

El cielo le ofrece tregua y cuando escampa, continua el camino a casa.

Pero entonces aparece, unos metros detrás puede escucharle. Envalentonada recuerda su plan tramposo y dando pasos apresurados se esconde en un callejón.

Natalia se baja la capucha y escupe palabras inentendibles por haber perdido de vista "la última vez" que prometía perseguir a la rubia. Unos truenos le hacen saber que volvería a llover y cabreada se dispone a regresar al bar donde María la esperaba.

El corazón le late desbocado a Alba y sus piernas se asemejan a un flan, pero era ahora o nunca. Cuando Natalia pasa frente al callejón, ella corre chocando fuerte su cuerpo contra el suyo.

Natalia quién olvidó una vez más tomar el medicamento diario, iba a atinar a meterle un puñetazo a la puta persona que estrelló con ella pero al bajar la mirada casi tiene un ataque cardíaco.

NO. PUEDE. SER.

-¡Eres tú!- dijeron al unísono.

-¿Soy yo?- pregunta Natalia desconcertada, el pulso le iba como el kilometraje de un coche en la carrera Nascar.

Alba tuvo un gaypanic, su voz, esa altura imponente, el septum brillando en su nariz, la frente cubierta por un flequillo...

-Es la vida real, Reche, es la vida real pero es la misma persona a la que por fin puedes ponerle un rostro.

Parpadea treinta veces.

-Eres una puñetera acosadora, ¿crees que no lo sé? Me persigues, como sombra pero "invisible". Conspiras y acechas, ¿dime, qué quieres de mí? - Alba por inercia, viendo como las separan sólo un par de centímetros, le da un empujón para alejarla.

La morena traga fuerte, un hormigueo le recorre y la opresión en el pecho es señal de alerta.

-Por favor, Dios, por favor no, no.

La rubia frunce el entrecejo al darse cuenta que la chica no parece reaccionar y observa como trata de regular su respiración. 

-Joder, ¿estás bien? Disculpa por empujarte... Yo... No era mi intención es que tú...- el glitcheo de la rubia le ayudó a mantener la calma.

Invisible Veneno | (Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora