Capítulo 14.

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Miércoles, 17 de Diciembre.
9:00pm

"ARES"

María estaba frente al espejo de la habitación de Natalia, retocando su maquillaje, demasiado aburrida debido a la espera. Se estaba impacientado y su mejor amiga aún no había conseguido un outfit que le pareciera adecuado.

-Pero serás intensa, que vamos a una quedada normal, no a cenar con el príncipe William-

Natalia le lanza una mirada fulminante. Ir al cumpleaños de Alba Reche le metía presión. Eso de los nervios por verse con otra persona era algo que jamás había experimentado.

-¡Estoy cagada! Alba es súper desinhibida cuando está con su gente, ¿sabes? Y tengo que verme bien, esto no es por ella, es por todos en general- se excusa vagamente. María rueda los ojos, camina hasta su armario dispuesta a conseguirle lo apropiado porque la niña se estaba ahogando en un vaso de agua.

-¿Sabes qué le pondría cachonda?- Natalia niega y se sienta en el borde de su cama, esperando que María eligiese una prenda.

-Que muestres ese abdomen definido, hija- saca un crop top negro y se lo tira en la cara, junto a un ajustado pantalón que probablemente tuviese que metérselo con mantequilla.

-La cazadora de cuero, botas de tacón alto y ya coño, que con vosotras es sencillo, simples pero pa' dar un infarto-

Natalia finalmente se digna a vestirse ante la acusadora mirada de la Mari, que intuía que alguna cosa estaba ocultándole. La verdad era que decidió reservarse los avances con la rubia porque le parecía que lo creado a partir de esa no cita, era íntimo. Si se llevaban la hostia en un futuro, pues sólo ellas lo sabrían. Y así evitaban la ruptura de los lazos entre ella y Julia.

Una vez listas, se hace un delineado en los ojos, retoca su labial color mate y casi que se baña en perfume. Fue tanto que María se ahogó.

-Exagerada de los cojones, que Alba va a comerte el coño, tía, no la piel- otra vez gozando a su costa.

-Nunca se sabe- le responde dudosa, encogiéndose.

-¿Te has tomado la píldora?- el tono de María cambia a uno más serio. Natalia aprovecha que se lo ha recordado, saca un frasco de su mesa de noche y traga dos pastillas a secas. No lo hace para probarle un punto a ella, sino para calmar ese molesto hormigueo que se instalaba cuando asistía a reuniones sociales. Ya daba por sentado que esa noche no podría consumir bebidas alcohólicas, ni incrementar la abstinencia con la nicotina de los cigarrillos. Básicamente se conformaba con poder petarla pero de una manera sana.

Para cuando llegan a la vivienda de Julia y Alba, María sabe que debe hablar seriamente con su mejor amiga, antes de tomar el elevador.

-Es probable que Joan aparezca en el transcurso de la noche, ¿estáis lo suficientemente consolidadas para enfrentarle?- cuestiona con intriga. Natalia lleva sus manos a la cara para taparse con vergüenza.

Que faltan muchos huecos por llenar.

María suspira alto.

-¿No le has contado de tu trastorno?- pregunta, decepcionada. La Natalia que escondía el polvo debajo de la alfombra, era la Natalia que a María más le molestaba.

-Mírame, NatiNat. Que te he hecho una pregunta- la morena le obedece y destapa su cara dejándole mirar el puchero que puso. Luce como un pequeño bichito expuesto.

-Ocultarle tus desastres, es gravísimo. Alba no es ninguna niñata tonta, que ella parece una tía centrada, es transparente con la gente que le mola y mira que contigo se ha portado fenomenal- lo último que necesitaba era recibir una bronca. A menos, no antes de asistir a un evento donde viéndolo desde el punto de vista de la Mari, podía terminar fatal.

Invisible Veneno | (Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora