Lavar platos no es la mejor azaña del mundo, mucho menos en algo que él destaqué. Pero ahí estaba, le había tocado lavar los platos tras haber perdido en un simple juego de piedra, papel o tijeras con aquel erizo sentado aún en la mesa dudando en sí terminar su vaso de agua o no.
Cada tanto daba una mirada a sus espaldas para corroborar que su compañero seguía ahí, con su vaso de agua en mano viéndolo como si su vida dependiera de ello.
Había demasiado silencio, solo los ruidos de los utensilios de cocina chocando con otros mientras eran lavados. Eso esa extraño. El azabache, quien estaba lavando, se preguntaba ¿Cómo era posible que hubiera tanto silencio? Si su compañero sentado en la mesa destaca por ser conversador, casi hasta hablar por los codos según él. Pero no está vez, estaba callado, hasta podría jurar que estuvo así todo el día o incluso toda la semana.—Oye, ¿Ya vas a terminar con ese vaso de agua o piensas comértelo también?— Preguntó casi terminando su trabajo.
—¿Eh?... Ah, sí. Aquí tienes.— Respondió, y seguidamente le pasó el vaso al azabache para que por fin terminara su trabajo.
—¡Al fin! Creí que nunca terminaría.—Añadió.
El cobalto no respondió, solamente volvió a su lugar sin hacer contacto visual con su compañero. Esta acción no pasó desapercibida por el azabache, quien rápidamente decidió terminar con su trabajo para confrontar al otro.
¿Qué demonios le pasa a éste? Pensó.
Mirándolo un poco más detenidamente logró darse cuenta que aquél idiota que tenía como amigo sentado en la mesa de su casa estaba perdido en otro universo, miraba a la nada con una expresión neutra, hasta se podría decir que estaba muerto. Le pareció sumamente extraño ¿Acaso el cobalto podía siquiera pensar en algo? Al parecer sí, ¿Y qué es tan importante para él como para que esté en una especie de trance mirando a la nada? No lo sabe.
Y fue con esa misma duda que se atrevió a preguntar.—Sonic, ¿En qué piensas?—
—...En que quiero besarte...— Musitó el cobalto.
Cuando su cerebro por fin terminó de procesar lo dicho por su amigo un escalofrío recorrió su columna vertebral y sus mejillas pasaron de un cálido moreno a un rojo vivo. Por un momento creyó que se había equivocado en lo que escuchó, pero no, él tiene buen oido era casi imposible que se equivocase.
—¡Shadow, espera! ¡No quise decir eso!— Soltó repentinamente el cobalto con un risa nerviosa en lo que el azabache reaccionaba a lo antes dicho.
—...E-esta bien, puedes hacerlo...— Dijo en un hilo de voz tan fino que casi le costó al cobalto escuchar.
—¿Qué? ¿De qué hablas?— Preguntó aún ligeramente nervioso, una parte de él quería creer que se refería a "eso" que él tanto anelaba desde hace meses, pero su lado más cuerdo lo convenció a último momento de que estaba equivocado y que no podía ser.
—¡No te hagas el idiota!— Lanzó a la defensiva.— Dije que puedes hacerlo... Lo de besarme...— Continuó pero esta vez mirando a su costado, evitando hacer cualquier tipo de contacto visual con el otro, podía sentir sus mejillas aún calientes, y quizás más.
El cobalto solo podía mirarlo atónito, sus mejillas también tomaron un color rojizo efusivamente. Estaba entre gritar de la emoción o desmayarse por tan repentino acto de parte de su amigo, ni en sus más mundanos sueños imaginó que algo así sucedería tan rápidamente, o tal vez sí.
Sin pensarlo más se levantó apurado de su asiento y se dirigió a rápida velocidad hasta el erizo cuyos labios moría por probar.
El azabache solo dió un leve respingo en su lugar por tal rapidez invasiva a su espacio personal, sin apartar su mirada de un costado sintió que el cobalto con una sus manos lo agarró suavemente de su mejilla obligándolo a mirar al frente. Ambos ojos llenos de emoción y nervios por fin se encontraron con los otros, mirándose detenidamente mientras lentamente se acercaban, hasta casi rozar sus labios. Ambos podían sentir la respiración del otro, y el palpitar de sus corazones que se habían puesto de acuerdo para latir al unísono.
Y así sus labios por fin se unieron, moviéndose lenta y suavemente con miedo a romperse, saboreando cada segundo como si fuera el último, diciéndose todo lo que no se dijeron desde hace meses e incluso años.
Hasta que sus pulmones no aguantaron más y por falta de aire tuvieron que separarse, ambos algo agitados se volvieron a mirar y el cobalto fue el primero en hablar.—Si hubiera sabido que sería tan fácil créeme que lo hubiera hecho hace tiempo.— Dijo suavemente acompañado de una suave risa que contagió a su ya no tan amigo, sino, y quizás, algo más.
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Aprendiendo un poco de tí (Sonadow)
FanfictionSonic es del tipo de persona que es bastante abierta con respecto a sus emociones y que a su vez no es difícil saber cómo se siente. Pero existen las excepciones y esto Shadow lo sabe bien, para él no siempre es fácil saber cómo se siente su azulad...